No estamos en la Feria de Barcelona, sino en el Tantarantana, pero imaginemos por un momento que se ha convertido en una especie de Salón de Trabajos de Mierda. Los stands informativos aquí no venden carreras universitarias, automóviles o smartphones, sino que nos muestran las últimas tendencias en precariedad laboral. La Calòrica presenta el nuevo espectáculo de El Cicló, Sobre el fenomen de les feines de merda, una especie de cabaret laboral inspirado en el artículo On the Phenomena of bullshit jobs del antropólogo estadounidense David Graeber, que incluye fragmentos del texto, monólogos, escenas dramáticas, canciones e incluso un número de baile «que no dejará a nadie indiferente«.
«En los últimos años ha nacido una clase entera de trabajadores asalariados; una clase de trabajadores que, al encontrarse con un viejo amigo en una fiesta, intentarán evitar a toda costa hablar sobre a qué se dedican «, escribía Graeber. Como en su texto, que estudia las causas y consecuencias de la multiplicación de unos trabajos «prescindibles, inútiles y estúpidas», La Calòrica no sólo habla de precariedad económica, sino también de aburrimiento laboral, de ridículo y de todas aquellas tareas que , a ojos de quien las hace, son absolutamente improductivas y absurdas. Un foco en la situación laboral de una generación con muchos títulos académicos pero con pocas oportunidades laborales «que sabe distinguir el trabajo disfuncional e inútil el segundo día».
Tomando como referente el humor británico, series como The office o historias de humor gráfico como Lo que me está pasando o Yo precario, Sobre el fenomen de les feines de merda pretende hacer una crítica a la totalidad del sistema laboral. «¿Como hemos llegado a la conclusión de que hay que pasar la mayor parte de nuestro tiempo de vigilia trabajando? ¿Y como, además, hemos accedido a hacerlo en unos trabajos que sabemos que no sirven para nada?», Se pregunta el dramaturgo Joan Yago convencido de que, a pesar de la violencia psicológica que ello supone, al sistema le interesa que la gran mayoría de la población esté ocupada para evitar que se reivindiquen cambios y mejoras sociales.
La compañía apuesta por un humor gamberro y una crítica «que no quiere ser lastimosa», sino que expone datos y plantea preguntas para que sea el espectador quien, a través de los casos individuales, trace una línea que lo lleve a una crítica global. De esta manera, Xavi Francés, Aitor Galisteo-Rocher, Esther López, Marc Rius y Julia Truyol hacen un repaso a su currículo, construido a partir de la recopilación de experiencias personales de la compañía y su entorno próximo llevadas al límite. Todo, condensado en escenas muy cortas y una escenografía que simula una especie de stand, un «espacio mágico de teatro dentro del teatro», explica su director, Israel Solà.
No se trata, sin embargo, de hacer un catálogo de trabajos de mierda, sino de ver «cómo afronta cada uno esta situación». Así, como «trabajos de mierda» no debemos imaginarnos sólo «el típico joven disfrazado de plátano repartiendo propaganda», sino también, por ejemplo, los guardas reales de Buckingham Palace – «tal vez ellos piensan que mantienen el imperio británico, pero seguramente llega un día en que se preguntan si no son una simple atracción turística «- y, sobre todo, aquellos jóvenes con un trabajo donde prácticamente no se les deja hacer nada, a pesar de estar perfectamente cualificados.
GENERACIÓN FRUSTRADA
Para Yago y Solà, los temas que se ciernen siempre en sus obras son la insatisfacción y la frustración. Sin ir más lejos, Bluf (Premi Quim Masó 2014), que se podrá ver en el Festival Grec de este año, dibuja una serie de personajes que, ahogados por una profunda insatisfacción, hacen un último intento de ir a buscar la felicidad. Como La Nau dels Bojos (Premi Adrià Gual 2013), donde unos personajes a la deriva buscaban la tierra prometida. Antes, también se habían enfrentado a la enfermedad y la muerte con Feísima Enfermedad y muy triste muerte de la reina Isabel I, que ganó los premios de jurado y del público en el X Festival de Foios (Valencia) y la relación entre poder y medios en L’Editto Bulgaro, que se estrenó en el Grec de 2012.
Texto: Mercè Rubià / Fotografías: La Calòrica