Hausson: "Ahora es un momento muy dulce para la magia"

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Redactor: Iván F. Mula / @ivanfmula

Con 40 años de trayectoria, Hausson es uno de los magos más galardonados del sector. De hecho, le acaban de conceder el premio Nacional de Cultura 2018, premio hasta ahora nunca otorgado a un ilusionista. Actualmente, representa en el Escenari Joan Brossa Top Màgic, un impresionante show de magia donde combina manipulación, mentalismo, predicciones, transformaciones y transposiciones de objetos.

HAUSSON: Es un espectáculo que va a la esencia. Sin grandes efectos. Es la magia por la magia. Si fuera un espectáculo de danza, estaríamos hablando de un solo. Es una propuesta donde busco la perfección de cada uno de los números tanto en la ejecución como en la manera de hacerlos llegar al público. He estudiado meticulosamente su ritmo, su presentación y su lenguaje escénico.

TEATRO BARCELONA: ¿Se trata de números inéditos?

El 85% de los números son nuevos, creados especialmente para este espectáculo. Por lo tanto, no es ninguna antología. Una vez acaba el espectáculo, eso sí, hay un número extra que he añadido. Lo denomino “el juego de manos del día”. Esos sí que son números que han formado parte de mis espectáculos. Cada día haré uno diferente. Será una manera de despedir al público y también un guiño.

¿Qué se siente al ser el primer mago que ha ganado el premio Nacional de Cultura?

Lo he recibido con mucha incredulidad. Nunca me había pasado por la cabeza que me podían dar un reconocimiento de esta envergadura. No se suele pensar en los magos para estas cosas, desgraciadamente. El día que me lo comunicaron, me alegró y sorprendió mucho. Por el lado personal pero también porque lo interpreto como un reconocimiento para el mundo de la magia. De alguna manera, un premio como éste la pone al nivel del resto de artes escénicas que es donde yo siempre he intentado que estuviera.

¿Cómo sientes el momento de tu trayectoria en el que te encuentras ahora?

Mientras me puedan ir surgiendo ideas para ir creando cosas nuevas, pienso que siempre estaré en un buen momento. No porque este momento tenga nada de especial… pero estaré satisfecho hasta que intente hacer algo y no me salga o no fluya. Tampoco es una cosa que me preocupe. Cuando acabo un espectáculo, sigo con mi actividad profesional hasta que me viene alguna nueva idea o un nuevo punto de partida para empezar a trabajar en el siguiente. Nunca he tenido que forzar las cosas.

Con los años, ¿sientes que cada vez eres más exigente con lo que haces?

Sí. El problema de llevar mucho tiempo dentro del mundo de la magia es que vas haciendo muchas cosas y te puedes acomodar. Esto forma parte de la inquietud de cada persona. Evidentemente, yo podría, desde hace tiempo, haber estado viviendo sólo de los espectáculos que ya había hecho. Pero creo que, en cierto modo, es una forma de encasillarse y una forma de no avanzar. Es por eso que me exijo a mí mismo intentar siempre hacer cosas nuevas. Todo esto te da un bagaje. Siempre intento buscar más allá. Además. mi público me va siguiendo y, por lo tanto, les tengo que ofrecer cosas nuevas para mantener su interés.

¿Crees que la magia está cada vez más valorada?

Creo que ahora es un momento muy dulce para la magia. Se la valora más como arte escénica, en parte, también, porque la gente ha visto más cosas. Para mí, siempre ha estado valorada pero ahora han coincidido una serie de espectáculos de una cierta envergadura y el público los ha visto. Así es como se dan cuenta de la variedad de estilos y números que puede haber. Si ves más cosas y, además, cosas buenas, le acabas dando más valor a la disciplina.

Según tu experiencia internacional, ¿el público es muy diferente según un país u otro?

Yo creo que la magia es muy universal. Posiblemente, los países anglosajones son más fríos a la hora de expresar emociones que los latinos… pero eso sólo es una apariencia porque, al final, la gente reacciona ante un efecto mágico de una manera muy similar en todas partes. El nivel de sorpresa siempre es el mismo. Una vez, hice una gira por el país de Gales. La primera actuación fue en Cardiff. Estaba un poco inquieto porque no sabía qué pasaría. Finalmente, las reacciones del público fueron las mismas y en los mismos momentos que las del público catalán. La magia tiene un lenguaje muy internacional.

¿Cómo has vivido el cierre de un espacio emblemático como El rey de la magia?

Lo he vivido con mucha pena porque realmente creo que Barcelona necesita tener un lugar donde la magia esté presente constantemente, más allá de las salas de teatro que también programan espectáculos de magia. Es una lástima que se haya perdido un lugar que podía haber llegado a ser un referente de la magia como el que tienen muchas ciudades europeas.

Finalmente, ¿cómo te definirías como mago?

Diría que soy un mago que intenta llegar a la esencia de los números. Intento trabajar con los mínimos elementos para causar el máximo efecto. Cuido mucho la presentación. Y también soy un mago muy respetuoso con la magia como disciplina. Subir encima de un escenario supone tener que jugar con todos los elementos que también tienen el teatro, la danza o los espectáculos multidisciplinarios. La magia tiene que poder llegar a transmitir sensaciones tan poderosas y bonitas como las que transmite cualquier otra arte escénica.

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