Grec: constelaciones, whisky, hostias y crostas

La primera semana del Grec 2014 viene cargada de propuestas teatrales deliciosas, de esas que tienen una mirada especial del mundo, y hacen que cambiemos la nuestra.

KRUM (EL CROSTA)

El Grec y el Teatre Lliure coproducen Krum (El costra), la obra del autor considerado como «el Lorca israelí»: Hanoch Levin. Carme Portaceli es la directora de esta obra coral, con 11 actores sobre el escenario, que gira alrededor de un hombre llamado «costra» (que en hebreo significa esto, «costra», y no es ningún nombre) que vuelve en casa con una maleta llena de ropa sucia y vacía de éxitos. Pere Arquillué da vida al protagonista de esta tragicomedia donde, según Portaceli, los personajes vuelan bajito, dentro de esta barriada de clase baja, y tienen un lenguaje especial: hablan sin un filtro social, de una manera muy shakespereana, que permite a Levin «encontrar el tono para decir unas cosas tremendas». Levin definía Krum, que se sospecha que es bastante autobiográfica, como la historia de dos bodas y dos funerales, y a pesar de ser cosas que suceden en la obra, al protagonista no le pasa nada: es un observador de los sueños y los deseos de los personajes de su alrededor. Krum habla, en definitiva, de la vida y su paso y lo hace «con una potencia muy especial, poética y a ras de suelo» que hace que Portaceli la considere de las cosas más bonitas que ha tenido en las manos.

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88 INFINITS

En 88 infinits, Arnau Vilardebó y Albert Pla hacen que miremos arriba, bien alto, y que soñamos más allá: en la cúpula del Museo Marítimo proyectan las 88 constelaciones, cambiando de hemisferio gracias a su tecnología digital, y explicando las respectivas mitologías. Funciona a la carta, bajo demanda de los espectadores que eligen de qué estrellas quieren conocer la historia, y los repetidores tienen derecho a veto: si volvéis a ir, podéis estar seguros de que la función será diferente ¡(hasta agotar los 88)! Ramon Simó define el espectáculo como «sorprendente y divertido», y es que Vilardebó dirige esta obra que se centra en la mitología griega desde una óptica especial: pretende explicarnoslo como debían hacerlo los helénicos «con sentido irónico y sin cara de tragedia». No quieren hacernos conocer qué significan los símbolos, sino acercarnos estas historias: nos ofrecen un abanico inmenso de reflexiones sobre cómo es la humanidad.

EL BON LLADRE

El bon lladre de Conor McPherson se estrena por primera vez en lengua no inglesa gracias a la versión rabiosamente moderna que nos traen Xicu Masó, en la dirección, i Josep Julien, como intérprete. A pesar de ser un monólogo, este thriller nos presenta unos personajes «de carne y hueso», explica Masó, pues es de ése tipo de teatro de autor que «enamora»: «a veces esto de hacer teatro es tan fácil como que haya alguien que quiere contar una historia y alguien que la quiere escuchar, y es lo que hacemos», relata el director. El bon lladre cuenta las vivencias de un «gangster minduni de tercera»: una historia «atractiva y potente» narrada con una oralidad muy irlandesa, tanto por lo que cuenta como por el humor con el que lo hace. Tiene «este sarcasmo con aroma de whisky tan irlandés -explica Julien-, cercano a los catalanes tanto por el tipo de humor como por el instinto de supervivencia pesimista, de creer que si algo puede ir peor, irá».

HOSTIANDO A M.

Hostiando a M. es la primera colaboración del Grec con el Antic Teatre, y cuenta con la dirección y la interpretación de su misma creadora: Agnés Mateus. El estilo podríamos calificarlo de «nueva dramaturgia», pero la actriz encuentra extraño hablar así de una forma de teatro que lleva 20 años haciéndose, de manera que diremos que tiene «una forma no estándar de hablar de los temas» . Y como su título sugiere, el tema principal de esta primera obra que dirige Mateus es la violencia, explorada como hecho necesario como paréntesis entre dos diálogos. La directora confiesa tener «una relación complicada con la realidad» que se refleja en el escenario, «donde pasan cosas más reales que las que vivimos en nuestro día a día». «Estamos inmersos en un festival de problemas -explica Mateus-. En la calle hay relaciones que son mentira y más tipos de violencia que la que aparece en los medios»: parece que Hostiando a M. pretende despertarnos a hostias.

Texto: Neus Riba

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