GREC FESTIVAL DE BARCELONA

Francesc Casadesús: "La pandemia nos ha cambiado, ahora toca volver a empezar"

Entrevista al director del Festival Grec que se realizará del 29 de junio al 27 de julio en Barcelona

Rubén Garcia Espelta

Después de dar la vuelta al mundo a través de la cultura, y del choque pospandémico, el Festival Grec vuelve a la ciudad del 29 de junio al 27 de julio. Este 2022 el festival toma un poco de distancia para centrarse en la cultura y la creatividad más local y propone que nos miremos al espejo, que busquemos de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde queremos ir. Hablamos con Francesc Casadesús, director del Grec, en un momento en el que ya lo tiene todo listo para estrenar la nueva edición y con la mirada fijada ya en los preparativos para empezar a preparar la del próximo año.

Francesc Casadesús, director del Grec Festival de Barcelona. Imagen: Marc Mampel

Teatro Barcelona – No has empezado un festival y ya estás planeando lo siguiente. ¿Cómo lo llevas?

Francesc Casadesús: Pienso en la programación y la dejo reponer un tiempo. Durante estos dos años apenas he podido viajar para ver espectáculos. Me he basado mucho en vídeos y ya tengo muchas ganas de ver espectáculos en vivo. Este año me ha costado encontrar proyectos: todavía se nota el tapón de producciones que no pudieron salir a causa de la pandemia, sobre todo a nivel europeo, pero también en Cataluña. Muchas producciones no se pudieron hacer, otras se han quedado en los cajones o se han aplazado para 2023.

Desde el punto de vista creativo, ¿también se nota la huella pandémica?

Aún es pronto para responder a esta pregunta; creo que la gente todavía está despistada. Los creadores tienen propuestas, pero todavía hay mucha incertidumbre. Empiezan a verse proyectos que hablan de la pandemia, trabajos comunitarios sobre el estar juntos… Aún tienen que salir más cosas y los creadores deben encontrar el momento para hacerlo.

Las crisis también provocan que se arriesgue menos dinero.

Depende de cada caso. Hay personas que ya se están atreviendo y comienzan a darlo todo, otras que todavía no. Hay una crisis muy grande en los teatros. Por ejemplo, a escala europea está costando mucho encontrar proyectos para grandes teatros. Los pocos que existen o son impagables o sencillamente no viajan, se quedan en el ámbito local.

«Las producciones no son para usarlas y tirarlas, se deben poder reciclar, reaprovechar y hacer que tengan una vida larga»

Este año el Grec hace énfasis en la “sostenibilidad cultural”.

Todo consiste en tener un ecosistema cultural sano. Lo que hacemos es tratar de respetar al artista y mostrar el trabajo que ha hecho, sobre todo si gusta. En este sentido, la sostenibilidad también hace referencia a que las producciones no son para usarlas y tirarlas: los espectáculos –y toda su infraestructura– deben poder reciclarse, reaprovecharse, hacer que estos trabajos tengan una vida larga. Debemos intentarlo.

Por ejemplo, dé una segunda vida a uno de los montajes más premiados y aplaudidos de La Veronal.

Veronal vuelve porque creo que el espectáculo lo vale, no porque no haya podido llevar otras propuestas. Opening night pudo verse cuatro días en el Teatre Nacional, pero con un 30% del aforo.

‘Opening Night’, de la compañía La Veronal, en la Sala Gran del TNC. Imagen: May Zircus (TNC)

En esta edición encontramos una idea transversal: mirar hacia atrás para saber salir adelante.

La sensación de que de golpe todo se tambaleó la hemos tenido todos durante estos años de pandemia. Ahora tenemos la necesidad de cogernos a algo para salir adelante, en un mundo donde no hay nada estable. Mirar hacia atrás también es buscar el futuro.

Podríamos habernos inspirado en una idea de festival más atrevida, pero creo que la ciudad quiere referentes en los que buscar la seguridad. Cuando ya has dado la vuelta al mundo, lo que quieres hacer es llegar a casa y sentarte en el sofá. También hay un punto de esto, en este Grec: de reconocer las cosas, sentirnos a gusto y sentirnos en casa.

Viajar tanto tiempo cansa un poco y la mochila termina pesando.

Ahora no creo que tengamos cansancio, la curiosidad siempre está ahí. Pero sí que es verdad, es que mientras hacíamos esa vuelta al mundo en Barcelona también pasaban muchas cosas que nos estábamos perdiendo. Poner la mirada en un sitio me ayuda a saber qué está pasando en estos lugares, a no fijarme sólo en las modas ya descubrir otras miradas artísticas, a menudo desconocidas. La pandemia nos ha cambiado y ahora toca empezar de nuevo. Estamos aquí, hemos cambiado. A ver qué ocurre a partir de ahora.

«Programar un festival es aportar claves para que la gente pueda cuestionarse cosas»

¿Qué aprendizajes te llevas de este largo viaje?

Hemos hecho amigos, muchos; de hecho, algunos vuelven este año. Pero sobre todo hemos aprendido otras formas de mirar al mundo, que no somos el centro de nada, más bien somos el resultado de una historia muy larga, y que la cultura nos sirve para abrir la mente.

Programar un festival es aportar claves para que la gente pueda cuestionarse cosas, es hacer descubrir a la gente que el mundo no puede mirarse de una manera única. He aprendido que cuanto más abierta tienes la mente y cuanto más te has esforzado por entender al otro, más rico eres. Ésta es la riqueza del viaje: llevarte cosas que te transforman y que te hacen diferente.

Este año recuperas la adaptación mítica de ‘Un enemigo del pueblo (Ein Volksfeind)’ de Thomas Ostermeier. ¿Es una manera de reivindicar de dónde venimos?

La de Ostermeier es una forma de hacer teatro que influenció en la forma de hacer teatro que tenemos en Barcelona. Hace unos años, de repente, todo el mundo empezó a utilizar guitarras eléctricas y micrófonos en escena, y es, en parte, gracias a él. Por eso hemos decidido volver a llevar el montaje original que nos inspiró: para verlo con la mirada actual y con la conciencia de hoy. Los clásicos siempre pueden mirarse de una manera diferente y nueva.

Tenía muchas ganas de volver a traer a Barcelona Ostermeier y ahora era el momento. Nos habla de democracia, medio ambiente, sostenibilidad, contaminación… Son temas muy actuales que generan muchas preguntas y creo que el teatro puede ayudar a buscar respuestas.

El mundo ha cambiado en poco tiempo. ¿Crees que los creadores jóvenes tendrán esa capacidad de influenciar a las generaciones posteriores?

Estoy muy ilusionado con los creadores y creadoras barceloneses. El panorama es riquísimo y desconocido a nivel europeo. Tenemos nombres como el colectivo Atresbandes, Agrupación Señor Serrano, Cris Blanco… Que todos estos artistas estén juntos en un festival como el Grec hace que me sienta orgulloso de toda la cantera que tenemos. Mi ambición es darles a conocer a un público que no es su habitual. Lo interesante es colocar los Conde de Torrefiel junto a Ostermeier o los Wooster Group. Así, demostramos que lo que hacemos aquí tiene el mismo valor que el que se hace fuera. No sé si van a influenciar o no, pero seguro que vale la pena verlos y acompañarles en el trayecto.

Cuando cogiste las riendas del Grec prometiste reducir la programación para poder acompañar mejor a los proyectos artísticos.

La idea de reducir el festival es una ambición a la que nunca llego. De hecho, la idea era tener un máximo de 65 espectáculos y estamos en 85, sin contar actividades paralelas. Creo que un festival debe ser un momento de mucha energía. El Grec es un festival con un carácter híbrido que se mueve entre la autoría y el servicio en la ciudad y en las salas. Intento luchar para que no sea un festival engordado artificialmente y hacer que el propio festival participe económicamente, de alguna manera, en todo lo que programa. Hay que respetar a los artistas, no explotarlos y hacer que sus proyectos sean sostenibles. Es básico que sus espectáculos duren en el tiempo, que puedan girar y explotarse.

«Hay que respetar a los artistas, no explotarlos y hacer que sus proyectos sean sostenibles»

¿El Grec es, pues, el escaparate internacional de la creación local?

Ésta es nuestra ambición, pero no podremos saberlo hasta más adelante. Cuando veo a un artista y confío intento repetirlo, creo que este acompañamiento es positivo. Nunca me pondré una medalla por eso; todo forma parte de una suma de voluntades y de intereses. Grec hace su parte del trabajo, al igual que lo hacen el resto de agentes culturales del país.

Barcelona ha cambiado muchísimo en pocos años y el Grec se ha transformado con ella. ¿Cómo imaginas el Griego del futuro?

Lo que me seduce de Barcelona es su capacidad de reinventarse sin perder la esencia. Esto da una riqueza y una capacidad creativa fantástica. En otras ciudades no ocurre: se quedan fijas en el tiempo y se convierten en postales. Barcelona es una ciudad creativa, ha pasado por muchos momentos –algunos mejores que otros–, pero nunca pierde ese punto innovador.

El anfiteatro del Teatre Grec, el escenario más emblemático del festival

Rosalía se transforma, Barcelona se transforma y, de hecho, tú también te has transformado en el tiempo: eres psicólogo, bailarín, coreógrafo, gestor cultural.

Me gusta pensar que soy coherente conmigo mismo. A mí lo que me interesa es el alma humana y siempre he intentado abordarla desde perspectivas distintas: desde la razón, desde el cuerpo, desde el análisis sociológico, desde la psicología, desde el hecho artístico. .. Al final las artes escénicas ponen a las personas en el centro; explican emociones, relaciones, sueños, deseos… Tratan de explicar lo que es inexplicable o el subconsciente. Todo esto forma parte del arte, y las artes escénicas le dan forma para poder exponerlo ante los demás.

Con el afán de mirar hacia los vecinos más cercanos, Grec pone la mirada en España. Sorprende ver a artistas tan cercanos, que se han dejado ver poco o nada en la escena barcelonesa.

Sí, me sorprendió que creadores como Pablo Remón nunca hubieran venido a Barcelona. Le llevamos con su primer espectáculo y esperamos que aquí también sorprenda y sea la primera de muchas veces que visite la ciudad. También hay Mercedes Peón, Sergi Baos… Tenemos que romper barreras, artistas hay muchos, y muchos de ellos merecen un sitio en el festival.

«El arte no responde, pero propone preguntas y reflexiones para cambiar nuestra actitud»

El festival se fija también en su entorno: Europa, un continente que ahora mismo está pasando por momentos complicados. ¿Cómo se posiciona el festival frente a la guerra en Ucrania?

Cuando cerré el festival, en enero, no havía pasado nada de eso. Creo que no debemos reaccionar a corazón caliente y, de repente, llevar a un artista de Ucrania. Esto es un lavado de cara poco sincero.

La guerra me ha hecho plantear si la programación diseñada era la acertada. Pero lo que no he hecho es rehuir los temas de actualidad, y creo que el Grec 2022 es, quizás más que otros años, muy actual. Tratamos temas como la crisis de los refugiados, la guerra, el poder, la violencia, los autoritarismos, los fascismos, las crisis europeas… Los temas que provocan las guerras están ahí y creo que es más sincero plantear una reflexión desde este punto de vista. Nosotros planteamos una cuestión más global: ¿qué le ocurre a la humanidad que hace que vivamos estas situaciones? El arte no responde, pero propone preguntas y reflexiones para cambiar nuestra actitud.

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Escrito por
Rubén Garcia Espelta TWITTER

Periodista y gestor cultural. Responsable de contenidos editoriales de TeatreBarcelona.com. Ha trabajo en medios como Catalunya Ràdio, El Periódico de Catalunya, La Xarxa, Ràdio 4 o Rac1.

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