Las artes escénicas deben renovarse constantemente, si no parece que siempre se repitan las mismas obras. Exigimos nuevos códigos, nuevos formatos, nuevos discursos. Y eso sólo pueden encararlo los jóvenes, aquellos que tienen una mirada fresca, no viciada.
¿Verdad que esto que digo suena bien? ¿Verdad que para muchos tiene sentido? Así pues, ¿nos olvidamos de todo lo que hemos hecho hasta ahora? ¿Jubilamos todo el talento senior? Este Grec pone el dedo en la llaga sobre este aspecto en dos espectáculos que tratan el conflicto del salto generacional en el circo. Sono io? de Circus Ronaldo i Vetus venustas de Cia. Cíclicus.
Un padre y un hijo homenajean al circo del pasado
A Sono io? Danny Ronaldo es un payaso de la vieja escuela, que vive anclado en el pasado, con miedo a un futuro que no comprende. Y esa incomprensión se traslada al público. Tiene dudas de si sus payasos serán celebradas por el público. Suerte tiene de su hijo Pepijn que interviene a su manera de hacer de puente entre un público que parece ausente y un payaso que parece invisible. Dice Danny Ronaldo que cualquier función siempre comienza con una pérdida y que a partir de ahí se trata de llenar ese sentimiento. Teniendo en cuenta que recientemente Danny y Pepijn han perdido respectivamente a padre y abuelo (Johnny Ronaldo, que deja la herencia artística a la sexta generación de artistas de la familia: Danny y su hermano David), han decidido trabajar esta ausencia para hablar de cómo el circo sirve para establecer vínculos entre generaciones diferentes.
El envejecimiento en nuestra sociedad
Profundizando más sobre el tema del salto generacional, los Cíclicus, comandados por una de las almas más activas del teatro en nuestro país, Leandro Mendoza, pone el foco sobre tres artistas veteranos confrontados a dos artistas jóvenes y acompañados por tres músicos. Vetus Venustas se presenta como un proyecto circense en el que la generación senior se reivindica ante la arrogancia de la juventud. El espectáculo lleva la firma de Joan Arqué, que realiza la dramaturgia. Precisamente Arqué ha dirigido este año un espectáculo que ponía el edadismo en escena, Moriu-vos, que se pudo ver en el TNC el pasado otoño. El badalonés critica que el sistema social consumista al que nos vemos avezados busque siempre la renovación y que “llega un momento en que estas personas dejan de ser productivas y reproductivas sin valorar que la gente mayor vertebra por arriba y por abajo, vertebra en memoria y experiencia y que, por tanto, también instruyen, comparten y advierten”.
Así pues, en escena no se verá tanto un combate entre el circo de antes y el circo contemporáneo, sino más bien un diálogo tenso que nos hará reflexionar y emocionar sobre cómo los legados artísticos deben compartirse y reformularse sin dejar a nadie atrás . “El salto generacional en la obra se transmite compartiendo y siendo vertebradores. Y entendiendo que no son sólo pasado o ayuda hacia el futuro, sino que también son un presente lleno de talento que han adquirido con el paso de los años”, comenta Joan Arqué.
Probablemente, el circo es una de las disciplinas artísticas en las que más se construyen puentes entre generaciones, ya que los nuevos talentos se nutren siempre de los artistas más veteranos. Así lo muestran la familia Ronaldo y los Cíclicus. Valdrá la pena reivindicarlos como dos buenos ejemplos de circo para todas las edades.
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