Carlos Cuevas: "Mi reto es ser, cada vez más, un actor de teatro"

Redacció

Tiene 21 años. Es actor desde que tenía nueve. Conocido por la televisión, gracias a series comoVentdelpla, Merlín o Cuéntame cómo pasó, aún conserva la sonrisa del niño que aprendió a interpretar desde el juego. Sus palabras, sin embargo, están llenas de una sobriedad y madurez propias de alguien que hace muchos años que trabaja en este oficio. Durante la entrevista, en un espacio reservado del Club Capitol, se muestra simpático, cercano, profesional y paciente, a pesar de su agobiada agenda. Hemos venido a hablar con él con motivo de su último estreno: Galileo, un espectáculo dirigido por Carme Portaceli que mezcla el texto del dramaturgo Bertolt Brecht con música de Love of Lesbian.

Carlos Cuevas en la serie ‘Merlín’ de TV3.

CARLOS CUEVAS: Se trata de una propuesta contemporánea de una obra que es muy universal y que, por tanto, permite una adaptación a la actualidad. Brecht habla sobre el poder y como ciertas fuerzas controlan todo lo que quieren y, según sus intereses, fomentan o censuran diversos aspectos de la sociedad. Nosotros aprovechamos este mensaje y lo pasamos por nuestra piel. Intentamos explicar la historia de la forma más serena y humana posible desde nuestra perspectiva como los cuatro actores jóvenes que somos.

TEATRO BARCELONA: ¿Y qué tiene que ver Love of Lesbian en todo esto?

Love of Lesbian crea toda una atmósfera de música en torno a la función. Hay momentos en los que suena la voz de Santi Balmes (el cantante), hay otros en los que nosotros tocamos los instrumentos sobre una base que está arreglada. También, en algunas escenas, suenan piezas enteras … En definitiva, la música sirve como un telón de fondo para el espectáculo y, además, encaja muy bien. El último disco de la banda se llama El poeta Halley y sus letras tienen muchas referencias al universo y las estrellas.

¿Como te llega a ti este proyecto?

Hace algo más de un año, me llamó la Carme Portaceli y me dijo que quería hacer esto conmigo. Yo tenía muchas ganas de trabajar con ella porque es una directora que admiro. Me gusta mucho el tipo de teatro que hace. Y no lo dudé. Además, me hacía ilusión hacer un Brecht, por supuesto, y los compañeros que tendría … pero, sobre todo, fue la llamada de la Carmen. No le diría nunca que no.

¿Y como ha sido, finalmente, trabajar con ella?

Carmen es fantástica. Es la mejor directora que he tenido en mi vida. Es una mujer inteligentísima, paciente, apasionada por su trabajo, muy tolerante, muy respetuosa y muy cariñosa durante todo el proceso. No lo he sentido nunca subir la voz un poco más de la cuenta. Tiene una manera de trabajar muy a favor del actor. Es muy generosa. Te permite equivocarte todo lo que haga falta. Ha sido un viaje maravilloso.

Una de las sorpresas del montaje es que el personaje de Galileo lo interpreta una actriz: Laura Aubert.

Sí. No es por ningún motivo en especial. Simplemente, creemos que la historia es tan universal que no importa si le pasa a un hombre oa una mujer. Diríamos que no es una cuestión de género. Es una persona que se dedica a la ciencia, hace un descubrimiento y la enseña en el mundo. Entonces, ciertos poderes dicen que, aunque sea verdad, es algo que no interesa. Y le tumban. En este caso, el sexo de la persona es indiferente.

En la obra haces cinco personajes diferentes. ¿Como has afrontado esta dificultad?

Es la primera vez que hago más de un personaje en una misma obra. Pero, en realidad, interpreto uno importante, Sagredo, el amigo de Galileo, y los demás son secundarios de una sola escena: un inquisidor, un cardenal, un estudiante … El reto no ha sido tanto el hecho de hacerlo a muchos sino de hacerlo bien, básicamente. (Río). Son muy breves y, además, el vestuario ayuda. También hemos hecho un trabajo de composición de personaje. Estoy muy bien sostenido por muchas cosas. Por ejemplo, el mismo discurso. Sagredo va a favor de Galileo mientras que el inquisidor en contra. Esto sólo, ya te marca mucho.

¿Como definirías Sagredo, tu personaje principal?

Por decirlo de alguna manera, sería el Watson de Galileo, si él fuera Sherlock Holmes. Es su amigo y la ayuda. Él es quien le para los pies cuando, empujado por el entusiasmo, se quiere ir a Florencia a presentar su nuevo descubrimiento. Sagredo es quien le dice que no lo puede hacer porque lo matarán. El aconseja y lo protege.

Carlos Cuevas, Laura Aubert y Oriol Guinart a un ensayo de ‘Galileo’.

¿También es la primera vez que tocas la guitarra en escena?

Sí. Yo toco la guitarra desde la adolescencia en mi casa como aficionado pero nunca lo había hecho en un teatro. En este aspecto, me han ayudado mucho los Love of Lesbian. He ensayado con ellos, me han aconsejado y eso me ha facilitado mucho todo. A veces, me pone más nervioso tener que tocar que no todo lo demás.

¿De verdad?

Sí. Porque interpretar ya lo he hecho muchas veces en muchos proyectos pero tocar en directo no.Sin embargo, cada vez me siento más seguro y no tenemos que sufrir nada.

¿Qué es lo que tiene de actual esta historia, realmente?

El tema del poder queriendo censurar el conocimiento en función de sus intereses es un problema que aún padecemos hoy en día. Por ejemplo, el caso de Snowden o Julian Assange. Ellos han tenido que exiliarse políticamente a otros países para que los querían matar para revelar información. La obra, precisamente, habla de este abuso de poder y de lo absurdo que resulta. Al final, el conocimiento siempre se acaba imponiendo.

De hecho, es una problemática que se ha ido repitiendo a lo largo de los siglos…

Exacto. Es cíclico. Afortunadamente, cada vez, la censura es menor que la que tuvo esta gente.Brecht utiliza la iglesia como pretexto para hablar del poder pero, en la obra, la iglesia no es el tema.Simplemente, la iglesia representa el poder. Hay que hablar de la iglesia porque era quien tenía el poder entonces pero, si Brecht la hubiera escrito hoy, quizás hubiera puesto el Congreso de los Diputados en su lugar, por ejemplo.

En los tiempos tan convulsos que vivimos, ¿crees que el teatro político es importante que esté presente?

Importantísimo. El arte no está nunca desvinculado de una manera de pensar. Siempre hay detrás de una posición. Cuanto más teatro político haya, mejor, de hecho. Creo que posicionarse es valiente y responsable por parte del artista.

Tu formación como artista, a diferencia de muchos de tus compañeros, ha sido directamente dentro del ámbito profesional…

Sí porque yo empecé a trabajar desde muy pequeño … y tan pequeño no puedes ir a formarte parte!Y esto tiene inconvenientes. Yo he tenido que aprender a base de hostias. Pero estoy muy contento de haberlo hecho así porque también pienso que trabajando es como más se aprende y como más en riesgo te pones.

¿Como recuerdas tus primeras experiencias?

Todas las primeras experiencias profesionales de mi vida las recuerdo siendo muy poco consciente de lo que hacía. Todo lo he hecho tan joven por primera vez que no me daba cuenta de nada. Yo, la primera vez que estrené en un teatro, no sabía ni que en el estreno venían críticos! No tenía ni idea.Y, entonces, iba tan tranquilo … Después, he ido tomando conciencia de las cosas a medida que me he hecho mayor y han ido pasando los años y los líos en los que me he metido.

En tu caso, pues, la decisión de dedicarte a la interpretación ha sido un poco diferente de la de otros chicos que sueñan con llegar a ser actores algún día…

Sí porque yo, cuando decidí hacerlo, ya lo era. Ya me encontré. Digamos que, en mi caso, la decisión consistió en seguir este camino o no. Y decidí quedarme. Por ejemplo, la primera obra que hice era un protagonista con Clara Segura, mano a mano, en el Teatro Borràs. Yo tenía quince años y empezaba con un monólogo de siete minutos … Una locura! Pero, el hecho es que, entonces, me lo tomaba como una extraescolar muy divertida … Y, así, poco a poco, descubrí el oficio desde el juego.

Carlos Cuevas y Clara Segura en ‘Madame Mellville’ el año 2011.

¿Sientes una presión especial por el hecho de ser más conocido por tu faceta televisiva?

Desgraciadamente, la televisión, a veces, es despreciada. Pero, si lo pensamos bien, la realidad es que se está haciendo mejor ficción en las series que casi el cine, últimamente. La ficción televisiva la hacen directores de cine, de hecho. Hay altos presupuestos, una factura muy buena, se rueda bien, hay buenos guionistas … Y más ahora con plataformas como Netflix o HBO. Cada vez las series tienen menos que envidiar al cine. Pero sí todavía hay este prejuicio del mundo del teatro respecto a la televisión. Esta es una etiqueta que te tienes que ir sacando poco a poco, a base de funciones y funciones …

¿Qué ha supuesto Merlí para tu carrera?

Es un antes y un después muy importante. Fue mi vuelta a TV3 como adulto. De repente, ya no era un niño que está jugando sino un joven que sabe lo que hace y que interpreta un personaje diferente de él. Yo no tengo nada que ver con el Polo. Pienso que eso me ayuda mucho profesionalmente y estoy muy contento. El personaje es maravilloso! Es una buena manera de decirle a Cataluña que el niño que conocieron ha hecho mayor y quiere seguir haciendo esto.

Gracias a Merlí, La Riera, el Estudi Laura Jou o la nueva Kompanyia Lliure ya se empieza a hablar de una de las mejores generaciones de actores en mucho tiempo. ¿Qué piensas de esta denominación que hacen de vosotros?

Pienso que entre nosotros hay mucha gente muy preparada. La gran diferencia respecto a otras generaciones es que tenemos acceso a todo el mundo. Nosotros, desde casa, podemos saber lo que está haciendo en Estado Unidos, podemos ver el cine iraní que nos dé la gana… Esto nos hace estar conectados con todo y nos hace crecer como actores. Y, de repente, desaparecen las fronteras. Yo tengo colegas que han trabajado en Estados Unidos y otros países. Hoy en día, estás en una llamada de cualquier lugar y, por tanto, nos hace ser más ambiciosos, más despiertos. Por otra parte, es verdad que Merlín ha dado visibilidad a mucha gente… pero esta gente ya existía. El Elisabet Casanovas ya era buena antes de hacer Merlí. Lo único que ha hecho la serie es ayudar a que el público la conozca. Pero ella se ha formado en el Institut del Teatre y es una apasionada de su trabajo. Al final, este esfuerzo trae sus frutos, afortunadamente; que, en este caso, es Merlí, aunque el trabajo ya viene de antes.

Carlos Cuevas en una escena de ‘Barcelona’ de Pere Riera en el TNC el año 2013.

¿Consideras que estás en un gran momento de tu carrera?

Estoy en un momento muy agobiado! Gran… no lo sé, porque desde dentro no lo ves. Esto lo ves cuando pasa el tiempo. De repente, después de un año o dos, piensas que lo estaba bien o que lo que hiciste molar… Cuando estás inmerso, es más complicado. A veces, lo comentamos entre los compañeros de Merlín. No seremos conscientes de lo que ha significado esta serie hasta que no haya terminado. Porque nosotros estamos dentro. Y estamos leyendo, y estamos rodando. Y estamos trabajando. Esto se ve más desde fuera. Por tanto, no te lo podré decir hasta dentro de unos años.

¿Qué otros retos te gustaría alcanzar de cara al futuro?

Me gustaría cada vez ser más un actor de teatro que de cualquier otra disciplina. Amo la tele y el cine pero pienso que el teatro es algo que no quiero perder nunca. Quiero que siempre forme parte de mi vida profesional.

Texto: Iván F. Mula

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