ÓPERA

Calixto Bieito y el triunfo de los "malos"

Las claves de 'L'incoronazione di Poppea' de Monteverdi, la ópera que cierra la temporada del Gran Teatro del Liceo

Jordi Vilaró Berdusan

El estilo de las óperas barrocas es peculiar y bien diferente al que estamos más acostumbrados a ver y sentir en el mundo de la lírica (siglo XIX y primer tercio del siglo XX sobre todo). Las representaciones operísticas de este período, del siglo XVII, se alejan de nuestros patrones dramáticos: las obras son largas, con notables recitativos (pero no “secos”, sino melódicos) y están llenas de momentos tan fascinantes como fastuosos líricamente, sobre todo por las exhibiciones vocales de las divas o de los divos de turno, es decir, sopranos y mezzosopranos o contratenores (los castrati del pasado). Por otra parte, la representación barroca suele estar alejada de cualquier tentación de realismo escénico -¡en el barroco todo es artificio!- y los argumentos, que giran casi siempre en torno a temas mitológicos, en el fondo no suelen ser nada más que pretextos puestos al servicio del virtuosismo de los cantantes.

Por todas estas razones, hoy en día muchas de estas óperas se ofrecen en formato concierto, sistema ideal para disfrutar de los excelsos momentos orquestales y vocales que contienen sin tener que invertir en exceso en la escenificación de unos textos a menudo demasiado balderos dramáticamente . Sin embargo, cada vez es más habitual disfrutar de óperas barrocas escenificadas, ya que este no realismo original deja el campo abonado para que el exceso barroco se muestre a través de la creatividad de un buen e imaginativo director escénico. Éste es el caso del montaje que el Liceu nos ofrece para cerrar la temporada: L’incoronazione di Poppea, última obra del primer gran compositor operístico de la historia, Claudio Monteverdi, que dirige el siempre original y controvertido Calixto Bieito. Pero vamos a palmos porque ésta no es “una ópera barroca más”. En esta obra, Monteverdi introdujo por primera vez un tema no mitológico (el relato se sitúa en la Roma del siglo I) y Giovanni Batista Busenello escribió un libreto en el que el deseo triunfa por encima de la virtud o, dicho de otro modo, los «malos» (luxuriosos y ambiciosos) se imponen a los «buenos» (virtuosos)!

El conflicto moral ya aparece alegóricamente en el prólogo de la ópera por medio de un diálogo entre la Fortuna, la Virtud y el Amor para, a continuación, mostrarnos el nudo de una historia de deseo y ambición: el célebre y cruel emperador romano Nerón rechazará a su esposa Ottavia por casarse con Poppea, la cual desea ser emperatriz a cualquier precio, aunque esto suponga el exilio de su antiguo amante, Ottone, la ejecución -de facto- de Séneca (representante de la razón) y finalmente la deseada separación entre Nerón y Ottavia y el exilio de esta última. Al final de la ópera, Poppea será “incoronata” por su amante y señor de Roma.

Este inusual e “inmoral” final se explica por la filiación ideológica del libretista Busenello, miembro de la libertina Accademia degli Incogniti, cuyos miembros provocativamente reclamaban la prevalencia del instinto por encima de la moral cristiana. Pero no es sólo la novedad del tema romano o la cuestión moral (o amoral) triunfando lo que rompe los cánones establecidos: la música también empezará a incitar a los intérpretes a utilizar unos recursos expresivos inusuales hasta entonces en ópera y que, en un ejercicio que podríamos calificar de protorealismo, empezarán a acercar la música al carácter y situación de los personajes, una característica que supondrá la futura semilla de la unión entre música y acción dramática que Mozart fijará un siglo después.

Musicalmente, pues, no hay que perderse momentos tan sublimes de esta ópera como el dúo en el que Poppea seduce a Nerón (Signor deh non partiré), el lamento de Ottavia al ser despreciada por su marido (Disprezzata regina) y, por encima de todo , el highlight de la obra -musical y temáticamente-, el momento final en el que Nerón y Poppea muestran su triunfo entonando uno de los mejores duetos de la historia de la ópera: Pur ti miro, pur ti godo.

Una ópera disruptiva

Y si con L’incoronazione di Poppea, Monteverdi y Busenello rompieron moldes morales, ¿quién mejor para representar ese mismo espíritu hoy en día que uno de los directores más transgresores y geniales de la escena catalana e internacional como es Calixto Bieito? En efecto, el director mirandés y vilanovino será el encargado de extraer el profundo dramatismo de esta ópera de Monteverdi y mostrárnoslo con toda la crudeza posible. Y para ello contará con un reparto de auténtico lujo, empezando por la dirección musical a cargo de uno de los grandes conocedores de la música antigua como es el igualadino Jordi Savall. Y junto a Savall, todo un repertorio de grandes voces -algunas de auténticos especialistas en el repertorio barroco- como los contratenores David Hansen y Xavier Sabata -¡el avianés no es sólo un contratenor imponente, sino también un grandísimo actor!-, la siempre sublime Magdalena Kožená o la maravillosa Julie Fuchs, de la que aún recordamos emocionados la magnífica Mélisande que nos regaló la pasada temporada a Pelléas et Mélisande, de Claude Debussy!

En definitiva, toda una joya del barroco, con intérpretes de primera, para cerrar una cosecha liceuense, la de esta temporada, en líneas generales más que notable.

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Escrito por
Jordi Vilaró Berdusan
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