Anestis Azas es, sin duda, uno de los directores jóvenes de teatro con más proyección. Junto con Prodromos Tsinikoris, dirige el Escenario Experimental del Teatro Nacional de Grecia y ambos representan a una generación que ha vivido y trabajado tanto en Grecia como en el extranjero y ha despuntado mientras su país se hundía en la crisis.
Foto: @betroot | Onassis CC
Has vivido muchos años en el extranjero, concretamente en Alemania, y has vuelto a la Grecia de la crisis. ¿Cómo ha cambiado tu país desde el punto de vista teatral durante estos años?
Es una pregunta que no puedo contestar brevemente. Los últimos años han cambiado muchas cosas. La forma de producir es completamente diferente de lo que solía ser. Para empezar, las subvenciones públicas para el teatro han desaparecido completamente. Las únicas instituciones que pueden producir profesionalmente son el Teatro Nacional -donde estamos trabajando actualmente-, el Festival De Atenas y Epidauro veraniego y el Centro Cultural Onasis que es una institución privada pero tienen una gran capacidad, los mejores profesionales y, de verdad, son muy buenos. Creo que esta es la principal diferencia sobre la posibilidad de tener producciones profesionales y conlleva importantes consecuencias estéticas porque en Atenas hay mucha energía, hay mucha gente que quiere hacer teatro y toda esta gente realmente no tiene los medios, por lo que deben encotrar la manera de sobrevivir sólo con la taquilla. Y, a menudo, esto conduce a una suerte de “teatro de entretenimiento” con muy pocos medios, que es la gran mayoría de lo que vemos ahora en los escenarios griegos. Por otro lado, por supuesto, siempre ha habido artistas importantes como en todas partes y estas situación les conduce a otra emergencia para producir. Ya no puedes hacer simplemente una representación como se hacía antes. Ahora tienes que lidiar con estos temas de la crisis de alguna manera. No siempre explícitamente, a veces indirectamente. Tal vez la crisis es algo que siempre ha estado dentro de nosotros.
¿La crisis como el background donde todo sucede?
Sí. Y, también, para todos los artistas la crisis está ahí. Si no estás en crisis no haces nada (risas). Me refiero a que no todos quieren reflejar esta situación, pero hay muchos que lo hacen.
Has elegido hablar de las migraciones en tus dos últimas producciones.
La cuestión de las migraciones es importante porque tiene que ver con mi propia experiencia y con la forma de vivir de nuestra generación. Como has dicho antes, he vivido muchos años en Alemania. Claro que era un ciudadano comunitario pero, aún así, seguía siendo un extranjero tratando de ser aceptado, tratando de participar en la vida cultural de allí y experimentando lo que es ser extranjero. El tema de las migraciones es algo que mi compañero Prodromos Tsinikoris y yo empezamos a tratar este tema seriamente cuando hicimos otra producción hace cuatro años -igual que Clean City, juntos-. Se llamaba “Telemachos: Should I Stay Or Should I Go” y abordaba el tema de dos generaciones de inmigrantes griegos en Alemania: la generación de los 60 y la generación que se va de Grecia ahora, a causa de la crisis. Hacer esta obra fue muy importante para nosotros porque nos dio la oportunidad de tratar este tema de ser extranjero una vez más en el escenario.
Luego pensamos hacerlo desde el otro punto de vista. Desde el punto de vista de los extranjeros en Grecia. En mi opinión, la forma en la que el Estado griego y la sociedad griega tratan a los inmigrantes es la página más negra de la Historia de la Grecia reciente. Creo que tenemos uno de los regímenes más racistas en lo que respecta a las Leyes y a la manera en la que afrontamos la inmigración. En esa época, en 2014, habíamos terminado recientemente la obra Telemachos, y era la época en la que Amanecer Dorado se había hecho más fuerte y en su puesta en escena solían referirse, a menudo, a la “limpieza” para referirse a expulsar a los inmigrantes. En griego, “limpio” y “puro” son la misma palabra: καθαρός. Así que el juego de palabras del título de nuestra obra (Clean City) es bastante obvio. Tuvimos la idea de tomar la palabra limpieza literalmente y preguntarnos quién está limpiando actualmente este país; son las extranjeras las que hacen mayoritariamente este trabajo. Así es como desarrollamos la idea para esta obra. La cuestión principal es dibujar un retrato de nuestro país desde el punto de vista de los otros, de los extranjeros.
Calificas tus producciones como teatro documental. ¿Es importante para tí trabajar con gente que está directamente relacionada con la situación que tratas de reflejar? ¿Por eso trabajas con gente que no son actores sino personas involucradas en la situación de la que hablas?
Para esta obra sí. Para mí no es un dogma esto del teatro documental, trato de operar y experimentar con formas diferentes, a menudo, también trabajo con actores profesionales. Pero esta obra sería ridícula con actrices. Era importante para nosotros llevar al escenario a gente real. Llevar al escenario a sujetos que no suelen tener la posibilidad de hablar en público en la Grecia actual. Porque no olvidemos que un escenario teatral es un espacio público. Porque aunque en la sociedad griega haya muchas personas extranjera desde los 90, las personas extranjeras muy rara vez están en la posición de hablar en público. No son periodistas, actores o políticos. No hay un sólo político en Grecia de origen inmigrante. Así que, para el concepto de esta obra, era muy importante trabajar con gente que no son actores y, por tanto, no reconstruyen algo sino que trabajan con su retórica personal, con su discurso personal, en el escenario. Claro que hemos editado y elaborado un cierto guión, no es que cada cual vaya al escenario y dice lo que se le ocurre. Y claro que es subjetivo, porque ni siquiera en el género documental puedes conseguir una narración completamente objetiva. No tiene sentido.
¿Cómo imaginas la acogida de la obra en Barcelona? ¿Crees que la gente de Barcelona lo va a entender igual o lo va a interpretar de manera diferente?
Esta es nuestra obra más exitosa en términos de giras. La hemos representado en muchas ciudades europeas y también el año que viene vamos a continuar representándola especialmente en Europa Central: Alemania, Suiza, Francia… Porque habla de una situación que se da en cualquier país. Yo creo que el éxito de esta obra -porque tuvo éxito en todos los países- se debe a que es un tema con el que todos se pueden identificar. Son historias que podrían suceder en Catalunya o Suiza o Francia. Como mujer inmigrante, te mueves a un país nuevo y nada de lo que hayas hecho en tu vida anterior suele ser aceptado o reconocido; tienes que empezar de cero. Limpiar es uno de los primeros trabajos que puedes hacer si no hablas el idioma y no tienes derechos, por lo que esta situación es muy común para gran parte de la población de Europa actualmente. No es igual en todas partes pero se parece.
Texto: Hibai Arbide, Atenas