Esta obra documental de Jordi Casanovas retrata el mediático caso de La Manada que hace pocos años puso sobre la palestra el tema del consentimiento sexual en España, generando un antes y un después en el marco jurídico del país y un crudo retrato de la sociedad patriarcal que habitamos.
Como ya hizo el autor con “Ruz-Barcenas”, obra de escrita a partir de la confesión del extesorero del PP, esta vez parte de las declaraciones de la denunciante, los acusados, jueces, abogados y fiscales para tejer un texto a partir de fragmentos reales sin una palabra de ficción. Así, surge un crudo documento de teatro verbatim que muestra la violencia del suceso en su forma más descarnada. El único posicionamiento puede encontrarse en la dramatización y selección de los fragmentos, así como en un uso efectivo de la música.
La dirección a cargo de Miguel del Arco mantiene esta crudeza desde los sucesos ocurridos en las fiestas de Pamplona, con canciones festivas que se resignifican de una enorme violencia como sucede con la mítica canción de la Carrà y su “qué fantástica esta fiesta con amigos y sin ti”, hasta el juicio donde asistimos a una segunda agresión por parte de los jueces y magistrados del caso. El espacio de Alessio Meloni es minimalista y frío, con un pequeño cubículo al fondo y cinco sillas que sirven para transitar por los distintos capítulos de la historia.
Ángela Cervantes es la encargada de liderar un magnífico elenco de intérpretes y se enfrenta a un complicado reto que supera con creces. Los cinco hombres, interpretados por David Menéndez, Carlos Cuevas, Artur Busquets, Francesc Cuéllar y Quim Ávila alternan sus papeles entre victimarios y abogados o jueces, hecho que resulta especialmente poderoso a la hora de retratar un sistema judicial podrido y agresor que cuestiona a la denunciante hasta convertirla en acusada. Un entramado de camaradería masculina que se protege a sí misma y que la obra sabe dejar en evidencia a la perfección.
Afortunadamente, el discurso de la fiscal, también interpretada por Cervantes, y el clamor social que escuchamos en off sirven de contrapunto para mostrar una sociedad que exige un cambio y una justicia real. Esperemos que obras como esta contribuyan a que el clamor crezca, arraigue y asegure un cambio efectivo a todos los niveles.