¿Qué tiene que ver el argumento de Fígaro con Aquí no hay quien viva? ¿Es posible juntar un clásico argumento de líos con Marisol o Manolo Escobar? ¿Alguien se había atrevido a relacionar alguna vez a Mozart con Massiel? Suponemos que no, y es por eso que esta versión totalmente libre de Las bodas de Fígaro que ha hecho Epidèmia Teatro resulta tan atrevida, divertida y alocada.
De la obra de Wolfgang Amadeus Mozart se conservan algunas melodías, pero enseguida se mezclan con música española de los sesenta, con Rossini y con muchas otras licencias que la compañía se ha permitido. Respecto al argumento de Beaumarchais es cierto que se conserva la base y también los personajes principales –escondidos aquí detrás de otras personalidades- pero no hay que olvidar la aparición de guardias civiles y otras figuras ajenas a la trama original que llevan hasta el límite las peripecias de Fígaro, uno de los roles teatrales más famosos de la comedia.
Epidèmia Teatro, que ya habíamos visto en Bed and Breakfast, 9 to 5 o Mistela Candela Sarsuela, vuelve a optar por una pieza alocada y con aire de clown. A alguien le costará entrar en este argumento donde los gags van acumulándose sin freno, pero justo es decir que todo es a favor de un espectáculo cómico con muchas ideas y un gran espíritu de libertad y ganas de pasarlo bien. Es cierto que tiene algún momento en que se encalla un poco la historia, pero la dirección de Gemma Sangerman lo consigue salvar con un muy buen trabajo. También destacan los cuatro intérpretes, que tanto brillan como actores que como cantantes. Un trabajo muy fino y muy cuidado que lleva a todos ellos –Aida Llop, Mireia Lorente-Picó, Gerard Franch y Joan Sáez– a momentos realmente exitosos y afortunados. Un divertimento que no os tendríais que perder.