¿Se puede llegar a hablar de la muerte con cierta facilidad, sin que nos parezca un tema tan complejo, sin evocar únicamente el dolor, explicando también la necesidad de celebrar algo que nos conecta tanto con la vida?
En Memento Mori o la celebración de la muerte el complejo asunto de la muerte huye de la castradora moral para proyectarse con libertad total hacia el hecho poético. Cómo explica Sergio Blanco: “La literatura sería el lugar que la humanidad habría encontrado para hablar la muerte. Para decirla. Para relatarla. Para recordarla. El espacio literario habilitaría así la muerte mediante su poetización”.
Siguiendo la línea de autoficción que el dramaturgo franco-uruguayo Sergio Blanco viene practicando desde hace algunos años, su texto ‘Memento mori’ o la celebración de la muerte es un monólogo que será interpretado por el mismo autor en forma de conferencia. Teniendo como único soporte escénico un escritorio, algunos libros, una lámpara y una proyección visual por la que irán evolucionando toda una serie de imágenes escogidas de la pintura universal e intervenidas por el propio Blanco, el texto nos irá haciendo partícipes de una exposición sobre la muerte que impactará por su profundidad, su radicalidad y su agudeza.
A medida que la lectura avance, iremos descubriendo lo que nos atrapa de este formato original que ha inventado Blanco y que designa con el término ensayo escénico o conferencia autoficcional: no solo nos habla sobre la muerte en sí, sino también sobre la forma íntima en la que el autor la vive, padeciéndola desde el dolor y el tormento y, al mismo tiempo, experimentándola desde el disfrute y el deleite. Porque el texto no se limita a la simple, previsible y confortable condena de la muerte, sino que se regodea en la celebración de un fenómeno que, según su autor, es el que más nos conecta con la vida.