L'última f**king nit (o la festa de Zeus i Hera)

Es noche de celebración en el Olimpo. Zeus, el máximo rey de los cielos (Guim Oliver), se casa con Hera, la diosa de la tierra, del matrimonio, las mujeres, el cielo y las estrellas. Hera es Julia Molins. Todos los dioses están de fiesta. Han venido al convite: Afrodita, Marcel Quesada, es la diosa del amor, la belleza y la fecundidad. Ares (Clara Solé), dios de la guerra, Hades (Natalia Mas), dios encargado del inframundo y de los muertos, y Dioniso, dios de la fertilidad y del vino, es Moha Amazian. Todos se conocen desde hace muchos siglos y en medio de danzas, comida, bebida, juegos y música techno, se divierten y al mismo tiempo explican todos los hitos y excesos de los que son capaces.

Marc Artigau, el dramaturgo y director, ha creado una historia sobre mitología griega pensada para que los adolescentes se adentren en la narración de forma divertida y los adultos puedan conectarse a ella con otra mirada. Pero no se trata de una simple adaptación del mundo de los dioses al mundo actual, sino que la obra introduce diferentes giros dramatúrgicos, como “teatro dentro del teatro”, que consiguen humanizar a los personajes y mantener la atención del espectador hasta al final.

La obra es una apuesta que no queda corta en ningún momento, sino que explora cada idea hasta el final, con valentía y riesgo. Desde el minuto uno, esta “fucking noche” es una aventura hipnótica, a momentos dulce, otras frenética, que juega con el espectador y le invita a cada instante a disfrutar de una alocada fiesta.

Vaig triar aquest espectacle per diverses raons: m'encanta la mitologia, m'agrada molt tot el que fa la Núria Guiu, pel vídeo de presentació de l'espectacle i per la idea d'unir la mitologia grega amb la dansa.

Quan entrem a la sala, l'espectacle ja ha començat. Som a l'Olimp. Hi ha una festa. Fa tres-cents anys que dura. És el banquet de noses de Zeus (Guim Oliver) rei dels Déus, poder suprem de l'Olimp i Hera (Júlia Molins) reina de l'Olimp, Deessa del matrimoni, les dones, el cel i les estrelles, germana de Zeus. Els convidats són Dionís (Moha Amazian) Déu del vi i dels estats alterats, Hades (Natalia Mas) rei de l'inframon, Afrodita (Marcel Quesada) Deessa de l'amor i el desig, i Ares (Clara Solé) Déu de la guerra. Estan ballant. Ens conviden a ballar. Deus, deesses i éssers mortals ballant. Durant l'espectacle els protagonistes ballen, parlen, intercanvien els papers..., hi ha canvis emocionals, passen de l'alegria i l'eufòria a la tristesa, hi ha baralles, tirania, enveges, gelosies, dubtes, contradiccions, inseguretats, desig i erotisme. Són déus i deesses, éssers immortals, però en el fons amb passions i emocions molt terrenals. De fet, els temes que tracta l'obra són reflexions sobre la vida i l'ésser humà, amb discursos del tot actuals.

M'agrada perquè és un espectacle dirigit a un públic jove, amb moltes referències actuals (la música, el tiktok, els balls coreografiats com el del Gangnam Style, el joc de jo mai mai, les xarxes socials o la batalla de galls), però en el que el públic adult també ens hi sentim integrats. Personalment, hi vaig conectar moltíssim i vaig gaudir molt de l'experiència.

L'última f**king nit, la festa de casament de Zeus i Hera, és un espectacle creat per Marc Artigau i Núria Guiu Sagarra per entendre per què són clàssics els mites i com ens interpel·len avui dia.

Es tracta d'una obra metateatral, teatre dins del teatre (per un costat la representació de la festa i per un altre el moment en què la companyia està assajant l'espectacle).

El cert és que m'ha agradat tot, la posada en escena, la forma i el contingut, l'espai, la dramatúrgia, el vestuari, la dinàmica de l'espectacle, el fet de ser una obra participativa, el llenguatge escènic en què es fusiona teatralitat, moviment, coreografies, acció, cos i paraula, el repartiment, gent jove plena de molt talent i energia, la música, l'ambientació, el missatge.

És d'agrair propostes com aquesta, amb gent que té ganes d'innovar, arriscar i trencar amb els convencionalismes.

Enhorabona!

Hera se casa con Zeus y nos invita a todos a la fiesta, junto con Afrodita, Dionisio, Ares y Hades. Una reunión de divinidades que promete una fiesta eterna pero que también esconde engaños, traiciones, infidelidades y luchas internas. Con esta premisa, Marc Artigau nos quiere hablar del abuso de poder, y ya no solo en la Grecia clásica sino también en nuestros días… y a todos los niveles. Es por eso que se habla de redes sociales y el escenario se transforma en una sala de baile, ya desde antes de la entrada del público.

Como todas las fiestas, a veces el desmadre se excede y puede acabar arruinando la noche. Aquí es quizás el exceso de temas, ideas y estilos lo que hace que las espectadoras y los espectadores se pierdan en un batiburrillo de curiosidades, punteadas siempre con música electrónica y el baile de los seis intérpretes. Y por si fuera poco, también se añade un juego metateatral en el que los Dioses juegan a hacer de humanos y preparan una obra; justamente la que se presenta ante nuestros ojos.

No se puede negar que el montaje tiene un atractivo que te atrapa y no te deja. Desde las primeras interpelaciones al público hasta el falso saludo final, no dejamos de acompañar a los personajes en todas sus desventuras… aunque a veces sean tan inverosímiles como la fiesta que les rodea. Supongo que la interpretación entusiasta de todo el reparto acaba consiguiendo el hito. Un hito que acaba demostrando lo que más interesa, que no es otra cosa que la existencia de espectáculos arriesgados y completamente diferentes a todo. Quizás el resultado se pierde entre demasiadas cosas… pero el camino está, y un día seguro que nos llevará a lugares fascinantes.

La literatura universal ha hablado ya de todos los aspectos de la vida, del amor y sus fases, el odio, de guerras y batallas y de todos los sentimientos y condiciones humanas. Como siempre, la importancia está en cómo se relatan los hechos y las emociones, hay una larga historia de manera de hacerlo, desde la mitología griega hasta los posts que se publican en las redes sociales. La manera afecta al fondo sin ningún tipo de paliativo. ¿Se puede combinar todo para hacer llegar el mensaje que se quiere transmitir a todos lados?

Marc Artigau escribe y dirige esta obra que se basa en la fiesta de boda de Zeus y Hera para hablar de temas que han traspasado fronteras, sociedades y el tiempo. Porqué hechos y comportamientos que antes se toleraban o callaban no se puede dejar silenciados, pero pasar a pasado siempre y, para muestra, una de dioses clásicos. Se unen a la celebración Ares, Afrodita, Dionisio y Hades que, como los protagonistas del enlace, irán dejando ir mitos conocidos para explicar los abusos de poder y la violencia sexual que se ha perpetrado durante toda la existencia de la humanidad.

Montaje potente, intenso y muy explosivo que tiene un reparto muy interesante. El texto utiliza las deidades y sus mitos para exponer hechos recientes debatidos socialmente, al mismo tiempo que lo explica con técnicas actuales que van dirigidas especialmente al público más joven (referencias a acciones virales, Tik Tok, músicas…).

Es una manera inteligente de presentar la mitología a los más jóvenes de la sala y hacer atractiva -si no lo era para alguien-, pero en este repaso por los mitos pone sobre el escenario más de uno que, aunque forma parte de esta cultura, a veces no quedan bien introducidos en la narrativa general de la producción. Se nota que apasionan estos capítulos de la antigüedad, pero no se tienen cuidado con hacerlos partícipes de la historia y sería mejor haberlos dejado fuera del texto. Da la sensación en algunas ocasiones que se quieren tocar muchos temas y eso hacer perder, en parte, la magnitud que tendría centrarse solo en un par.

En esta voluntad de querer acercar a los jóvenes al texto y su mensaje, también se introduce un poco de metateatro, los propios dioses en realidad son actores y actrices preparando el montaje que se está viendo. Tiene su gracia, pero también enreda y confunde más la trama.

Los y las intérpretes se dejan la piel antes incluso que la espectadora entre en la sala. Y es en este preciso momento que los protagonistas de esta historia arrastran al público a su narrativa desde el instante que pasan la puerta. Esta inmersión en la intensidad y la fuerza que desprenden solo empezar se alarga durante toda la obra y es lo que mantiene enganchada a la espectadora. La fuerza, las ganas y el deseo por conectar entre ellos mismos y el público.

La escenografía es una parte también importante de esta producción que juega con la música, los colores y los detalles del banquete de boda y va modelando una fiesta que deja un regusto amargo, al mismo tiempo que hace comprobar a los dioses que, al final, su eternidad no dista tanto de las vidas de los absurdos mortales.