Els Watson

Muchas veces las vidas de los personajes de los libros parecen idílicas o, si más no, fáciles de soportar. Leer una novela de Jane Austen, aún y con las dificultades, lleva a la lectora a trasladarse a una época en que cualquier propósito de su protagonista puede ser posible.

Laura Wade parte de la obra inacabada de Austen para imaginarse cómo podría continuar, cual habría sido el final si la escritora hubiera culminado su texto. La virtud de esta obra es que traslada realmente a aquello que podría ser una de sus novelas, con la comedia justa mezclada con reivindicación femenina e historias de amor (propio, principalmente) que enganchan. El reparto juega con el texto magistralmente.

Con una puesta en escena magnífica y grandilocuente, como tiene que ser para dar un marco adecuado a la historia, se transforma de manera inteligente y divertida en un viaje al futuro colocando los personajes en un presente posible que les dé cabida.

Los personajes engrescan al público que se va enganchando a la trama y a cada uno de ellos y ellas, intentando averiguar hacia donde tirará su historia. Con mucho humor y entre risas, se van dejando ir algunas reflexiones bastante interesantes que van más allá de una comedia romántica de la época.

Los y las intérpretes vibran con sus papeles, aunque a veces algunos digan poco más de dos frases. El reparto es espléndido, pero destacan especialmente Laura Aubert, que consigue robar el foco siempre que está en el escenario, y Paula Malia que desborda naturalidad en sus interacciones.

Esta producción es casi redonda, lo único que no acaba de encajar son algunas de las escenas de la segunda parte, aquellas en que los personajes de la autora y la protagonista se quedan un poco estancada en la retórica diferenciadora entre la vida real y la literatura, entre elegir aquello que hace feliz o aquello que está establecido. Recortando un poco estas dos escenas o modificando cierta parte del diálogo, habría acabado de cerrarse el círculo divertido y amigable del texto.

Salir feliz del teatro es uno de los placeres de la vida y esta obra lo provoca deliberadamente.

Jane Austen es reconocida y recordada por Sense and sensibility que se llevó al cine en 1995, Orgullo y prejuicios en 2004 o la inquietante novela La abadía de Northanger. Mientras esperaba la publicación de esta última, a principios del siglo XIX, Jane Austen empezó a escribir The Watson que dejó inacabada.

¿Cómo habría sido el fin de esta novela? Laura Wade es una dramaturga británica actual que aceptó 200 años más tarde, el reto de adaptar al teatro la novela inacabada de Austen y que fue presentada en el Festival Theatre en Chichester en 2018. Wade se adentra en la aventura de imaginar cómo habría sido el final de la novela de Austen. Algunos autores como Maria Guasch o Ramon Solsona, en la presentación de sus libros comentan que cuando escriben, la novela camina sola y son los personajes los que deciden el final. Laura Wade nos propone esa idea convirtiéndose ella misma en personaje de su propia obra.

La obra comienza en un ambiente entre georgiano y victoriano en la casa de los Watson que se llena de gente para asistir a un baile en honor de la hija pequeña, Emma (Laia Manzanares), que vuelve a casa después de haber vivido 13 años en casa de una tía. Era frecuente en aquella época que algunas personas acomodadas, familiares o no, acogieran bajo su tutela a niños o niñas de familias recomendadas para darles una educación adecuada. De hecho, la propia Austen fue enviada a la casa de una señora en Southampton. Quizás el personaje de Emma es autobiográfico.

Al mejor estilo austeniano, la novela presenta esta sociedad acomodada rural del siglo XVIII con todas las convenciones, costumbres y represiones.

La hermana de Emma, Elisabeth (Paula Malia) la va poniendo al corriente de todas las personas que van a asistir a la fiesta, sus fortunas, sus caracteres, al que puede elegir como marido y los que no son aconsejables. Un plot twist provocado por Laura Wade desencadena una tormenta de acontecimientos. El argumento va dando giros argumentales de forma divertida y muy ocurrente, en algunos momentos sarcástico e irreverente pero con la velocidad adecuada para que podamos seguir el hilo y reír de las situaciones más cómicas.

La dirección magistral de Josep Maria Mestres lleva a todos los y las intérpretes a su máximo esplendor dentro de la coreografía de Paco Azorín, sobria y elegante. Una producción que merece el éxito que está cosechando.

The Watsons és una novel·la incompleta de Jane Austen, una de les autores més importants i influents d'inicis del segle XIX.
Se sap que la va començar a escriure l'any 1803 i que probablement la va deixar d'escriure el 1805.

Laura Wade, dramaturga i guionista britànica, la va adaptar l'any 2018 al teatre amb el mateix títol. Va ser presentada al Chichester Festival Theatre i al Menier Chocolate Factory el 2018 i poc després es va estrenar al Harold Pinter Theatre al West End de Londres.

Els Watson que podem veure al TNC és una traducció de Joan Sellent de l'obra de Wade, dirigida per Josep Maria Mestres.

Tot comença amb un clàssic, de cop i volta hi ha un gir inesperat i acaba amb un final amb la possibilitat d'infinites continuïtats.

No us puc explicar gaires coses d'aquest muntatge perquè el factor sorpresa és del tot important.
Us puc dir que és una comèdia molt divertida, original, brillant i enginyosa. Que hi ha moltes sorpreses i girs inesperats. Que la posada en escena és realment espectacular. Que hi ha escenes meravelloses i que tots els divuit intèrprets ho fan genial.

M'ho he passat molt bé amb els personatges interpretats per la Laura Aubert, la Mercè Arànega, la Lluïsa Castell i en Dafnis Balduz.

Els Watson parla de les possibles i infinites possibilitats d'una història. Parla de llibertat i d'oportunitats. És una reflexió sobre la felicitat, la creació i el sentit de l'existència; i aborda què li passa a una escriptora quan se li escapa de les mans la trama de la seva obra i són els personatges els que prenen el control.

 

¿Quién no conoce las novelas o historias de Jane Austen? Aunque solo sea por las decenas de adaptaciones en cine o televisión (Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio, Emma, etc.) todo el mundo tiene una idea de los elementos que conforman el universo de la famosa autora británica: los matrimonios de conveniencia, la necesidad de casarse para mantener económicamente a toda una familia, las diferencias dentro de una misma clase acomodada, y otros muchos elementos individuales que nos llevan indefectiblemente a lo que alguien llegó a denominar “cine de tacitas”. Pero no se engañen, Els Watson es todo esto… solo hasta un determinado momento. La obra, que coge como referencia una novela inacabada de Austen, empieza con todo lo que esperamos de ella y se para en seco allá donde parece ser que la autora lo dejó. No explicaré cómo lo continúa Laura Wade, porque esta es la gracia de una pieza que se acaba convirtiendo en comedia filosófica y que pose sobre la mesa todos los elementos que encorsetaban a la mujer en pleno siglo XVIII.

Sabemos que el TNC siempre nos da puestas en escena espectaculares, pero aquí se tiene que valorar sobre todo el hecho de tener a 18 intérpretes a escena. Este lujo, pocas veces posible, se complementa con una escenografía sobria pero efectista del gran Paco Azorín. El vestuario de Gabriela Salaverri hace el resto, así como la iluminación de Ignasi Camprodon. Y así podríamos seguir con todos los apartados técnicos, porque este es un montaje cuidado hasta el último detalle y llevado con gran maestría por Josep Maria Mestres. Su dirección resulta elegante, muy medida y llena de matices. Ya hace años que seguimos sus trabajos, muchos de los cuales (Krámpack, Dakota, Fashion Feeling Music, Unes polaroids explícites, Un matrimoni de Boston, etc.) son ya claves dentro de nuestro teatro más reciente, pero quizás me atrevería a decir que aquí estamos ante uno de los mejores.

Y ya por último me centraré en la parte interpretativa, que resulta clave en un montaje como este. Solo repasando los nombres de la ficha artística uno ya sabe que aquello funcionará, pero una vez vista la obra tenemos que decir que funciona estupendamente como conjunto. Aun así, merece la pena resaltar el trabajo protagonista de Laura Aubert y Laia Manzanares, sin olvidar a una robaescenas como Mercè Arànega o a una eficaz y emotiva Paula Malia.