Bye bye, Hort dels cirerers se adentra en la mirada irónica, cómica, y trágica del gran poema escénico de Txèkhov, que nos habla sobre el dolor que hay en los cambios.
Sinopsis
La nueva versión deja de lado las tramas secundarias para poder acercarse más nítidamente a la esencia de la mirada del autor: la fragilidad de los seres humanos cuando tienen que enfrentarse con las turbulencias de sus tiempos, el adiós obligado a la casa donde se sostiene la intimidad ancestral, y el vértigo ante un mundo nuevo, ininteligible, que secuestra las ancianas maneras de convivir y obliga a confrontarse con el vacío. El detalle minucioso sobre estos temas expresan la impotencia de Liubov Andreievna y los suyos, que acaba con la tala de l´Huerto.
Hoy en día, acercarse a la elocuente metáfora premonitoria nos da perspectiva y distancia. La desaparición del Huerto puede servir de espejo a nuestra propia incertidumbre respecto de los tiempos que se acercan. Como Liubov, huimos, no sabemos qué hacer para salvarnos. No tenemos ninguna imagen real que proyecte un futuro humanista de sosiego y esperanza.
¿Cómo prepararnos por los tiempos que se acercan? La escala emocional en la que vivimos ¿nos permitirá adaptarnos al mundo de la inteligencia artificial que parece que dominará el futuro? Divorciados de la naturaleza, ¿podremos dejar de añorar la blancura de los árboles frutales? Trofímov confiaba en un nuevo orden, que le permitía decir “Todo Rusia es nuestro jardín”. Los Europeos también habríamos deseado, a lo largo del siglo XX, que todo Europa aconteciera nuestro jardín. Pero ya, dentro del final del primer cuarto del siglo XXI, hemos interiorizado que soñar en jardines es parte del pasado. Europa, como idea, representa, a estas alturas, más bien una carga que se nos come. Impasibles por la rapidez de los cambios asistimos paralizados a una descomposición manifiesta del mundo de los antepasados. No sabemos qué hacer para salvarnos. Desde que Txèkhov sintetizó su intuición sobre el futuro de Rusia con la metáfora de la destrucción de un jardín tan emblemático, hemos ido asistiendo a una descomposición manifiesta.