Conjugando verdad histórica y realismo trágico, Adriana Lecouvreur no ha dejado de exponer en la escena las ilusiones teatrales más nobles, así como los sentimientos de la vida real. Estrenada en Milán en 1902, goza del privilegio del público por su inventiva melódica y la elegancia de la escritura orquestal.
Sonya Yoncheva y Jonas Kaufmann encarnarán a la pareja enamorada, mientras que la Princesa de Bouillon será presentada por Anita Rachvelishvili, y Michonnet, por Ambrogio Maestri. Un cuarteto para hacer justicia con una serie de veladas que prometen ser páginas doradas en la memoria de este teatro y de su público.
Sinopsis
En el siglo xviii, la lengua francesa tenía como embajadora más importante a la actriz Adrienne Lecouvreur: soberana de las tragedias de Voltaire, de los versos de Racine y Corneille, y de la declamación cantada de la Comédie-Française. Su vida se hizo corta, ya que le sobrevino la muerte a los 38 años. Su relación amorosa con el mariscal Mauricio de Sajonia activó los celos de la duquesa de Bouillon y, a continuación, se produjo un misterioso accidente, en el que la leyenda quiso que un ramo envenenado, ofrecido por su rival, fuera el causante de su muerte. Los celos, causados por unas fisuras imposibles de curar, es el poderoso vehículo que desencadena esta tragedia. El rechazo de la Iglesia a hacerle un entierro cristiano conmovió a la sociedad de la época.
Ya en pleno siglo XIX, y gracias a la obra teatral de Eugène Scribe y Gabriel Legouvé, el mito se adaptó a ópera en manos de Francesco Cilea. Heredero de la tradición romántica italiana, el compositor calabrés ofreció al verismo musical uno de sus melodramas más emocionantes, en la línea de las composiciones de Mascagni, Leoncavallo y Giordano.