Tocar mare

Este espectáculo formó parte del ciclo “La família (o la família?)” de la Sala Beckett que se presentó en noviembre del 2022. Marta Barceló crea una historia que destroza la idea generalizada de que la familia no se puede escoger. Utilizando una cómica situación contractual nos hace pensar, nos cuestiona la inviolabilidad de la familia biológica y abre las puertas a poder escoger relaciones familiares basadas en la confianza, el respeto y la necesidad. Cuestiona también la aceptación de la familia que te ha tocado, la posibilidad de aceptarla, de negarla o rechazarla y establecer otras relaciones más sanas que te pueden proporcionar la fortaleza para crear una nueva familia.

Es una obra sencilla pero de una gran potencia emocional que te atrapa desde el primer momento. Utilizando un juego entre la comicidad y la ternura, Jordi Casanovas realiza una dirección muy equilibrada y convincente El ritmo, los saltos en el tiempo están tan bien hechos que te van dando la información de manera mesurada y justa. De la sorpresa inicial se desarrolla poco a poco la historia de dos mujeres magníficas en sus papeles de madre (Lluïsa Castell) e hija (Georgina Latre).

La sencilla escenografía de José Novoa consigue que el texto tenga la máxima importancia. Una cortina metálica envuelve todo el escenario permitiendo el paso de los pocos elementos necesarios para construir un ambiente de casa, una visita una noche, una intimidad. No hace falta nada más.

En el encaje de la relación, complicada a veces, tensa en otras, gana la ternura que se ve coronada con la canción “Una abraçada de mare” de Anna Roig, que ha sido la encargada del espacio sonoro para esta pieza.

Esta obra ha sido una sorpresa y plantea un tema para una reflexión profunda.

La vida a veces es una mierda y no se sabe porqué algunas personas lo tienen todo más fácil. Hay cosas que no se pueden cambiar, pero quizás sí compensar de alguna manera. A veces, simplemente se tiene que encontrar la oportunidad.

Empar y Esperanza forman una familia atípica, son madre e hija, pero al mismo tiempo no lo son. O al menos no de la manera tradicional. En una situación delicada, nos encontramos en el escenario una recopilación de la relación de estas dos mujeres, como la han ido construyendo y en qué se han convertido la una para la otra.

Es precioso ver un texto y un montaje así, que explica tan bien y con tanta claridad, sin caer en el exceso, la historia de dos mujeres que se elijen mutuamente, formando un vínculo que les cambia la vida. Con una puesta en escena sencilla y muy íntima, donde cuatro muebles estratégicamente colocados pueden formar un hogar llego de emoción y sentimiento. Donde unas cortinas de hierro crean un ambiente sonoro especial y evocativo para un lugar especial, donde pasan cosas muy interesantes.

Marta Barceló con su historia nos invita a acompañar a las protagonistas en un viaje que las ha convertido a una en el pilar imprescindible de la otra, y al revés. Una transacción, un negocio, que empieza de manera directa y sin embudos y va evolucionando hacia una familiaridad y una comodidad. Lluïsa Castell y Georgina Latre, madre e hija respectivamente, se acostumbran a la una a la otra en el texto y también en el escenario. Sus interpretaciones encajan a la perfección en el transcurso de su historia, adaptándose muy bien a los saltos temporales y emotivos. Llega un momento en que se borra la capa de actuación y se las ve discutiendo en el comedor de su casa, no en un escenario ante el público.

Qué experiencia tan bonita ver tanta sensibilidad y madurez trasladada al teatro, sin más pretensión que explicar una realidad que pone en perspectiva la vida de la espectadora.

Formem part d’una societat de consum i, en general, no tenim altra opció que jugar al joc capitalista. De tant en tant, però, potser descobrim que encara ens sorprèn alguna transacció. Un exemple? El punt de partida de Tocar mare: una dona de seixanta-dos anys ofereix (cobrant) els seus serveis com a mare, i una noia que ronda la trentena, òrfena, s’hi interessa (pagant). La definició d’aquest contracte és probablement l’escena més còmica del text que signa la dramaturga mallorquina Marta Barceló.

Lluïsa Castell i Georgina Latre interpreten molt convincentment la relació fictícia entre una mare i una filla que, a còpia de clixés i detalls, acaba posant-se gairebé qualsevol mena d’espectador a la butxaca. El muntatge, dirigit per Jordi Casanovas, esdevé un mirall que ens porta de l’artificialitat a la naturalitat del vincle que s’estableix entre dues persones. A la vida podem triar poques coses, és cert, però també és veritat que decidim quan estimem les persones que tenim a la vora.

La sinopsi de l’espectacle ja ens adverteix que els noranta minuts de funció ens faran pensar en la «naturalesa de l’amor incondicional». Fa temps que veiem que potser va lligada a paràmetres que són perfectament possibles més enllà de la sang, però justament per això és emotiu que realitats com aquesta pugin dalt de l’escenari i ens demostrin que el concepte de família, malgrat la infinitat de possibilitats que engloba, és més universal del que sembla.