Aquí va a pasar algo está situada en un parque: un parque medio abandonado, donde dos personajes, medio abandonados también, se relacionan y juegan a reconstruir su memoria perdida. Juegan con su identidad y, en el proceso, juegan también a hacernos preguntas a los espectadores, que acabamos cuestionando quiénes somos y, aún más importante, qué nos hace ser quienes somos. Este componente de reflexión filosófica, existencialista, se mezcla con un abanico de emociones que van desde la melancolía del otoño, presente en el escenario tanto en la decadencia de sus personaje como en el olor de las hojas secas esparcidas por el suelo, hasta la felicidad, esa alegría histérica de los locos con la que consiguen que empatizemos y que, […]
Neus Riba
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