ESPAI TEXAS

Una nueva mirada para un texto profético: 'El principio de Arquímedes'

El gesto cariñoso de un monitor durante un curso de natación infantil desata una espiral de miedo y desconfianza en este texto de Josep M. Miró que vuelve, con una nueva mirada, al Espai Texas.

Redacció

El Teatro Texas estreno, el 20 de febrero, de El principi d’Arquimedes, de Josep Maria Miró. Quince meses después de la reapertura de los míticos cines de la Calle Bailèn, reconvertidos en un dinámico espacio cultural, Texas se ha situado como un espacio de referencia en el impulso de la autoría catalana. Sandra Monclús, Marc Tarrida, Jordi Coll y Eric Balbàs protagonizarán esta primera producción de la sala, dirigida por Leonardo V. Granados, que cumple uno de sus objetivos fundacionales: revisitar el corpus de la dramaturgia catalana contemporánea.

Pese a haber triunfado en todo el mundo en casi una cincuentena de montajes, haberse editado en 13 ocasiones– este año contará con una nueva publicación de la mano de Arola Edicions– y traducido a veinte idiomas, el espectáculo contó con dos meses de exhibición (en la Sala Beckett y en La Villarroel). Poco más de 7.000 espectadores han disfrutado en Cataluña de esta radiografía de los miedos contemporáneos, los prejuicios, la confianza y las relaciones humanas, que el equipo artístico define como un “clásico contemporáneo que supo captar la pelea y las pulsiones profundas de una sociedad que más bate que todavía hoy bate”.

Una nueva mirada, diez años después

Josep Maria Miró, quien dirigió el montaje original y el año pasado revisitó la obra a una producción en Madrid, apostó por una dirección novel para aportar «una nueva mirada, de otra generación». El principi d’Arquimedes necesitaba un chico de veinticinco años”, afirma Miró.

Este chico es Leonardo V. Granados, quien pese a su juventud es una de las promesas de la dirección escénica catalana, que ha sido asistente de dirección de Magda Puyo o de Israel Solà en la premiada Le congrès ne marche pas de La Calòrica (2023). Leonardo V. Granados reconoce haberse sentido “impresionado por el juego formal del texto” cuando lo leyó con dieciocho años, pero que al trabajarlo con profundidad le había “trabalgado profundamente”, ya que tiene un trasfondo “terrible y terrorífico”.

El director explica que «aunque temáticamente podría parecer que apunta a hablar de la pederastia, en el fondo todo el argumento es una excusa para hablar de los mecanismos del miedo, y cómo se ha instalado en la sociedad occidental contemporánea».

Miedos contemporáneos, protococolos de abuso y cultura de la cancelación

Josep Maria Miró reconoce que la obra es fruto del «atentado contra las Torres Gemelas y la globalización del terrorismo», que «cambió para siempre los parámetros de control y seguridad». Granados hace énfasis en la reflexión que propone el texto sobre “la mutación antropológica del miedo, y cómo puede convertirse en uno de los grandes instrumentos de control del siglo XXI”.

El equipo artístico no obvia que en trece años han surgido la cultura de la cancelación, nuevas políticas para evitar los abusos sexuales y de poder, la sociedad se ha sensibilizado con el tema y se han establecido protocolos para proteger a las víctimas y facilitar los procesos de denuncia. “Es un texto profético”, bromeaba Granados, quien evidencia el juego de perspectivas del texto para confundir al público. “La obra recoge la herencia del pensamiento posmoderno: la realidad es un producto del discurso”, y el público lo vivirá recibiendo una historia contada a través de una estructura desordenada y fragmentada. “Es la forma en que recibimos la información actualmente: fragmentada y descontextualizada”, explica el director, quien también ha pactado con el autor la reescritura del final para incluir el cambio de nuestra sociedad hacia los sistemas de seguridad y el concepto de cancelación. “Anna ya no tiene el dilema de qué hacer o pensar respecto al monitor. Los protocolos en los centros profesionales y educativos sirven para que nadie en la situación de Anna se sienta sola y deba decidir en función de su moral o emocionalidad”. En cuanto a la cancelación, el director opina que «ahora tenemos más redes sociales que antes» y que «se han convertido en un vertedero de odio, opinología y rumorología, donde se producen lapidaciones públicas que reafirman estos espacios como espacios de derechas».

El miedo a la cancelación planeará sobre el acto del monitor de natación, quien “choca con unos límites establecidos, que la realidad demuestra que son necesarios, pero que se confunden con su defensa de que podamos encontrar una sociedad más segura a la vez que afectiva”. «Los personajes no paran de preguntarse «qué pasa», y los actores responden: «no lo sé»». Leonardo V. Granados remarca este “estado de colapso y confusión y donde nada es sólido y todo es líquido, de un tiempo acelerado y en constante cambio y fluidez” como uno de los hechos que sigue haciendo de El principi d’Arquímedes uno de los grandes textos de la autoría catalana contemporánea.

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