¿Qué harías si tu hija quisiera ponerse senos? Ésta es la premisa de Bèsties, una pieza de la dramaturga Monica Dolan que Sixto Paz recupera el Teatro Akademia después de su estreno en el Festival Grec 2023. En la obra, una psicoterapeuta (Marta Marco) expone una situación que incomoda al público: la hija de una paciente quiere operarse las tetas. Tiene ocho años.
De entrada, la respuesta parece evidente: ¡claro que no! Qué aberración, madre mía. Sin embargo, la cara de horror y preocupación del público es sólo el punto de partida para escarbar en las contradicciones de nuestra cultura huyendo de la carga moralizante que a menudo acompaña estas conversaciones.
La terapeuta de Bèsties no tiene una respuesta clara. Sus cavilaciones se preguntan dónde ponemos el límite para permitir algo así. ¿A los doce años? ¿A los dieciséis? ¿Pedimos a la niña que se espere a hacer la mayoría de edad? Así, podrá entrar en la universidad sintiéndose por fin ella misma.
«Aquí, ser una niña nunca ha importado: acabas de llegar y ya eres una mujer»
Es una situación exacerbada que nos lleva a otros momentos menos impresionantes pero igual de violentos de la experiencia femenina. Pregunta a las mujeres de su alrededor qué sintieron el día que su madre —acostumbra a ser la madre— por fin les dio permiso para arrancarse los pelos de las piernas, las axilas y los genitales, en un acto sexualizante y al mismo tiempo infantilizador. Ser una mujer, en ese caso, significaba parecer una niña pequeña. O planteémonos por qué nos agujerearon las orejas sin permiso, al nacer. Aquí, ser una niña nunca ha importado: acabas de llegar y ya eres una mujer.
Las dudas que acompañan a la terapeuta son el hilo conductor de la pieza. Sin necesidad de una acción dramática —no hay unos tres actos para aferrarse a ella— el público pasa por un proceso en el que se cambia de bando constantemente. Ahora lo permitiría, ahora no. La emoción sale de imaginarnos qué haríamos nosotros en esa posición.
La obra tampoco pide un escenario con foco ni cortinas de terciopelo. Aunque Bèsties se puede ver ahora en el Teatre Akadèmia, se estrenó durante el Grec en La Muriel, el bar y vivero cultural de la compañía, que este año celebra su 10 aniversario.
Bèsties llega en un momento en el que ya no podemos tachar de exagerados a quienes señalan la presión estética en mujeres y niñas cada vez más jóvenes. Quizás no nos pusimos las manos en la cabeza con las revistas o la televisión, pero sí vemos como una amenaza los filtros de Tiktok que te modifican sutilmente la cara hasta que lo que vemos en el espejo deja de representarnos. Y empezamos a sospechar de los precios económicos de los pinchazos de ácido hialurónico para hincharnos los labios o corregir las arrugas.
La moda del skincare hace que tengamos chicas de veinte años utilizando productos antiedad en la cara. Los trastornos alimenticios son una epidemia no sólo en adolescentes, sino en mujeres adultas a menudo infradiagnosticadas. Miremos vídeos de cómo hacer zumos verdes, de rutinas de gimnasio por los abdominales. Bèsties quiere que nos demos cuenta de que una niña de ocho años que quiere operarse los senos no es una anomalía. No es la oveja negra a señalar, sino una bestia más del rebaño que, como nosotros, hace lo que puede para sobrevivir.
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