Una de las grandes virtudes del teatro es su capacidad curativa: de emociones, traumas, sensaciones… Hay montajes que te recorren todo el cuerpo y penetran en los rincones más escondidos de nuestros sentimientos. La razón es que Un monstruo viene a verme, de la compañía La Joven, hace precisamente eso. El montaje es una adaptación de la novela homónima de Patrick Ness, la cual ganó nueve premios Goya y ocho Gaudí convertida en película en el 2016 gracias a Juan Antonio Bayona. Sin embargo, esta adaptación es “más fiel al libro”, tal y como explica Roger Berruezo, actor que forma parte del montaje.
La obra trata del cáncer desde el punto de vista de un niño que sufre la madre enferma. En la obra aparece la culpa y la tristeza, sentimientos complicados de gestionar a cualquier edad, pero más aún durante la infancia. La obra pretende «acabar con la estigmatización» del cáncer para poder hablar abiertamente. «Todo el mundo conoce a alguien que lo sufre, lo ha sufrido o que se ha muerto por culpa de esta enfermedad. Debemos poder hablar de ello», apunta Berruezo.
De hecho, éste es uno de los objetivos de La Joven, la compañía encargada de crear esta pieza. «Solemos hacer muchos coloquios. En algunos salen cosas muy interesantes. En una función matinal, una niña se atrevió a explicar que estaba atravesando una situación como la que se explica en la obra. Hay otras que nos dan las gracias. Por cosas como estas ya creo que vale mucho la pena hacer la función», explica el actor.
Otro de los puntos fuertes de la función es la potencia visual del montaje. Tal y como explica Roger Berruezo, es una gran coreografía de movimientos y desplazamientos de sillas —se utilizan para crear los diferentes espacios— que crean una obra dinámica y fluida. Además, un árbol con casi 30 pantallas ayuda a ilustrar el cuento, tal y como Berruezo se refiere a la obra.
La adaptación teatral de Un monstruo viene a verme busca ser fiel al libro, añadiendo la magia que aporta una obra de teatro. «La gente que ha leído el libro o ha visto la película busca en el teatro que le cuenten una historia que le ha gustado de una manera diferente», apunta Roger Berruezo, quien además cree que «la gente viene muy predispuesta a jugar ya dejarse llevar por lo que mostramos. Es un tipo de imaginario que sólo consigue el teatro».
Después de estrenarse en Madrid y representarse durante dos semanas, aterriza en el Teatro Apolo durante abril y continuará la gira hacia Málaga y Mallorca. «La respuesta en Madrid fue muy y muy buena. Quizá deberíamos haber hecho más funciones, pero no había días disponibles para prorrogar», apunta el actor, y añade: «En cada ciudad actuar es diferente, aunque la respuesta creo que será muy similar en todas partes donde la hagamos».
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