¿Como puede ser que haya genocidios, guerras, y no lo evitamos? ¿Cómo puede ser que seamos conscientes del colapso climático y no hagamos nada? ¿Como, sabiendo todo lo que sabemos, somos capaces de irnos de vacaciones a la playa? Estas preguntas obsesionan Milo Rau y las traslada constantemente en sus obras. Ahora presenta The Civil Wars, la primera parte de una trilogía sobre Europa que se puede ver este fin de semana en el Mercat de las Flors.
Milo Rau dirige la compañía International Institute of Political Murder, especializada en el análisis de la realidad desde el escenario y desde la que le gusta subrayar «este campo en el que la política y el teatro se creen». Lo explicaba en 2013 a raíz de la presentación en el Grec de Hate Radio, una obra que reconstruía fielmente el programa de una emisora ruandesa, la Radio de las Mil Colinas, que se encargó de difundir un mensaje de odio contra la minoría tutsi que acabaría con las matanzas de los años 90. «No es teatro documental, es teatro de la realidad», defendía. Ahora presenta una historia con un punto de partida controvertido: la marcha de su país de un salafista belga para participar en la creación de un califato islámico. Los actores, sin embargo, no interpretan ningún papel, sino que cuentan sus propias historias. Así, sus biografías van construyendo un relato que habla de la sociedad actual en la vieja Europa. Con un formato muy poco convencional, se sientan en el sofá de una escenografía que quiere recordar un piso para ir explicando, uno tras otro, diferentes episodios de su vida. Una cámara los graba y proyecta sus rostros y sus reacciones en una gran pantalla.
El director, que siempre se ha mostrado convencido de que el teatro político «puede tener un gran impacto en la sociedad y en los debates de los medios de comunicación» y que «puede cambiar mucho la perspectiva histórica», se define como «un ser político» pero asegura que intenta no dar consejos a los espectadores,»sólo enseñar lo que ha pasado o está pasando y dejar que los espectadores decidan por sí mismos».
Texto: Mercè Rubià