El Teatre Lliure estrena Les amistats perilloses, una nueva adaptación de la novela de Pierre Choderlos de Laclos dirigida por Carol López. El espectáculo, protagonizado por Mónica López y Gonzalo Cunill, se podrá ver hasta el 18 de junio en Montjuïc.
Conocida por sus múltiples versiones teatrales y cinematográficas, Les amistats perilloses es una historia que habla de venganza, de poder, de sexo, de celos, de culpa, de crueldad y de inocencia. «Me fascina esta radiografía de la sociedad que siempre está presente para juzgar, aplaudir o condenar, y que creo que todavía sigue formando nuestro mundo contemporáneo», afirma Carol López: «Es una obra muy moderna y nada cómoda, que habla de cosas que han pasado, pasan y seguirán pasando, porque la sociedad lo permite», y añade: «Ahora hay más conciencia, pero el abuso de poder y el uso del sexo como forma de poder siguen están entre nosotros».
La historia narra cómo la Marquesa de Merteuil plantea a su amigo Valmont un intrigante plano: que desvirgue a la joven e ingenua Cécile, a la que quiere casar con su amante. A partir de ahí comienza un peligroso juego de retos, apuestas y seducciones, en el que pocos saldrán bien parados.
El espectáculo está protagonizado por Mónica López en el papel de la maquiavélica Merteuil. «Cuando Carol me llamó, primero me asusté. Pero después pensé que era interesante, que tengo la edad para hablar del paso del tiempo, del abuso de poder, sé qué quiere decir y tengo ganas de explicar -lo», confiesa la actriz, al tiempo que admite que nunca había hecho un personaje tan potente como éste. Le acompañan al reparto Gonzalo Cunill, como coprotagonista en el papel del libertino Valmont, Eli Iranzo, Marta Pérez, Mima Riera, Elena Tarrats y Tom Sturgess, un joven actor inglés que en un año ha pasado de actuar en el West End Londres con Harry Potter and the Cursed Child para debutar en catalán en el Teatre Lliure.
Una adaptación menos barroca, pero más libre
La directora tenía la referencia de muchas de las adaptaciones existentes, pero el grueso de esa nueva dramaturgia parte de la novela. «He transformado las cartas en encuentros, aunque no tienen por qué estar en el mismo espacio ni en el mismo tiempo», explica.
El espacio escénico de José Novoa, el vestuario de Nidia Tusal el sonido de Damien Bazin, la iluminación de Jaume Ventura, el movimiento de Vero Cendoya y la adaptación de la misma Carol López, sitúan la acción en el siglo XVIII , pero el montaje no es fiel a la época. «En el vestuario encontramos miriñacs, pero no pelucas, los hombres llevan corsé, las mujeres camisa… También hay licencias en el uso de la música, del lenguaje en la dramaturgia y añadiendo algunos anacronismos que nos funcionan para la nuestra versión», explica la directora.
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