¿Quién soy? ¿Quién me dicen que sea? ¿Quién debo ser? Da igual, la cuestión es no ser homosexual.
Una “paciente”, una “terapeuta”, una tormenta que las obliga a compartir espacio y unas ideas que parecen sacadas de hace más de medio siglo. Este es el punto de partida de La confusió, una crítica de Raquel Loscos a los coaches de identidad que podrá verse a partir del 16 de octubre en la Sala Flyhard.

Roser Batalla y Anna Tamayo. Imagen: Sergi Panizo
La semilla del texto surgió “por casualidad”. Tal como explica Loscos, “documentándonos para otro espectáculo que estábamos escribiendo, nos apareció un perfil que nos fascinó y horrorizó a la vez, y claro, tuvimos que escribir una pieza”. Según cuenta, era un orientador de identidad que te ayudaba a encontrar la causa de tu confusión para evitar la homosexualidad. “Su tono tranquilo, sus ideas tan claras y terroríficas… tenía todos los elementos para ser un personaje inquietante”, admite Loscos. Rápidamente lo relacionaron con las terapias de conversión que se practicaban en los años sesenta con electroshocks para dejar de ser homosexual. “Ahora, con la excusa de la autoayuda, esta persona vende el descubrimiento de tu auténtico yo heterosexual. Y no es solo él: vimos que se trata de una terapia que se sigue practicando hoy en día”.
La obra, según explican, quiere ser una “venganza escénica”. “Creamos un personaje que antagonizara completamente a ese supuesto terapeuta. Como no podemos contrarrestarlo en el mundo real, lo haremos sobre el escenario”, apunta Loscos, quien cree que el teatro debe ser verosímil aunque no sea real. Por eso, la obra parte de la sobriedad de una consulta, pero avanza hacia un universo cada vez más desfasado. La dirección corre a cargo de Jaume Vinyas, y las actrices que la interpretan son Anna Tamayo y Roser Batalla. Tamayo ha participado también en la escritura y, junto con Loscos, tenían clarísimo que querían a Batalla para el papel de coach.

Raquel Loscos, Jaume Vinyas y Anna Tamayo
La conexión entre La confusió y la Sala Flyhard surgió a mitad de escritura. Pensaron rápidamente en este espacio y les ofrecieron el proyecto. “Nos pareció que encajaba perfectamente tanto por el espacio como por el equipo”, explica Loscos. Esta sala tiene una limitación evidente de espacio, aunque es parte del encanto de este teatro en el barrio de Sants. “Queremos aprovecharlo para hacer que el público se sienta parte de esta terapia, que se sientan interpelados y puedan llegar a entender a los dos personajes, aunque desde el primer momento queda claro cuál es nuestro punto de vista respecto a ambas situaciones”. Loscos comenta que el texto busca que el público se cuestione a sí mismo durante todo el espectáculo.
Más información, imágenes y entradas: