Ahora que se acercan días para disfrutar con tiempo de la familia, las artes escénicas para todos los públicos se erigen (más que nunca) como una de las mejores opciones a tener en cuenta. Conscientes y vivaces, los equipamientos multiplican la oferta para pequeños y mayores hasta el punto de que elegir y remover se convierte en una auténtica odisea. Si nos fijamos en Barcelona, el SAT! Sant Andreu Teatre se convierte en una apuesta segura. Especializado y comprometido con este público desde hace más de veinte años -y durante todo el año- se ha consolidado como un referente del país y una cita indispensable para quienes buscan calidad artística y valores en un entorno apacible y acogedor.
Tal como lo conocemos, ¡el SAT! nació en otoño de 2003. Òscar Rodríguez, director del teatro desde sus inicios, explica que dieron el paso a centrarse en las dos líneas actuales de programación —el teatro familiar y para escuelas, y la danza contemporánea para adultos— al darse cuenta de que, por capacidad, no podían afrontarlo todo. “Nos especializamos en lo que más sabíamos y podíamos ser más útiles. El espacio también nos condicionó. La sala tiene 380 localidades y una visibilidad buenísima. Ves el suelo desde la primera hasta la última fila —idóneo para la danza— y tenemos alzadores por si algún niño quiere, pero en realidad no hacen falta”.
Desde 2014 se han abierto también en la primera infancia (de 0 a 5 años) respondiendo a la demanda tanto de los creadores, que cada vez producen más espectáculos por esta franja de edad, como del público, que los recibe con entusiasmo. «Siempre que podemos, sobre todo para los espectáculos de 0 a 3 años, buscamos la máxima proximidad invitando al público a sentarse en el escenario mismo y reduciendo el aforo a 100 personas o, a veces, hasta 25». Estos montajes, con una duración más corta (de entre 20 y 45 minutos), se enmarcan dentro del Cicle Remenuts, permanente a lo largo de la temporada.
Aunque tienen un público fiel, ya se sabe: «los niños se hacen mayores», y encuentran en el Remenuts una oportunidad para atraerlos antes. “Hoy en día, a partir de los 9 o 10 años dejan de venir. Las familias se van renovando constantemente. Si podemos cogerlos de más pequeños, podrán estar más años viendo teatro”, observa Rodríguez. “Seguro que de las familias que venían hace veinte años ya no queda ninguna, pero pronto engancharemos a sus hijos. Esta renovación tan absoluta de espectadores sólo es sostenible cuando estás especializado, la gente sabe lo que haces y lo haces bien. En este sentido, ¡el SAT! está muy bien posicionado y considerado. La gente lo tiene presente cuando quiere ir al teatro y el boca a boca funciona muy bien. Y ahora estamos hablando de teatro familiar, pero en danza también nos ocurre. ¡Pienso que el SAT! es el segundo espacio de referencia en danza en Barcelona, después del Mercat de les Flors”.
La experiencia de ir al teatro
¡Otro de los atractivos del SAT! es la experiencia de ir al teatro que envuelve la obra. Desde una hora antes, las familias pueden compartir un rato de juegos de mesa o de lectura gracias a los convenios del teatro con una tienda del barrio y con la biblioteca Can Fabra, que selecciona los libros en función de los espectáculos programados. La pizarra —dos paredes muy grandes en las que las criaturas pueden dibujar libremente— es el que más éxito tiene. “Jugando, pintando, leyendo, saltando… Te encuentras, hablas, socializas. Es el acto social de toda la vida. Buscamos cuanto más alicientes mejor para que no sea algo frío de sólo ir a ver la función”. También gusta mucho saludar y hacerse la foto con las compañías, terminada la representación.
El vínculo con el barrio es evidente y se materializa con una serie de actividades no directamente relacionadas con la programación, ya sea con escuelas e institutos o con otros colectivos. Es el caso, por ejemplo, de las entidades de artes escénicas amateurs del distrito, que reciben apoyo y la posibilidad de actuar en el teatro (Fica’t al SAT!), así como de otras acciones que se abren más allá de San Andrés. Como detalla Rodríguez: “Nos dirigimos al público general, también el de fuera del barrio. Con las campañas escolares nos visitan las comarcas más cercanas y los fines de semana más del 50% del público viene de fuera”.
El binomio cultura-educación ha sido una constante en la trayectoria de la sala, que quiere profundizar aún más para «incidir como artes escénicas en los centros educativos y llevar el teatro fuera de la casa». Òscar Rodríguez destaca la importante —y menos visible— tarea escolar, que permite el acceso al teatro a muchos niños y niñas que, de otra forma, no irían. También quieren seguir creciendo en empleo y les gustaría impulsar coproducciones y contratar a compañías internacionales dos veces al año.
¿Qué veremos estas fiestas?
Tres propuestas familiares. El concierto Madame Lumière (22 y 23 de diciembre), de La Menuda, que mantiene una tradición ya instaurada desde hace 3 años de ofrecer música y sensaciones a los pequeños de hasta 3 años; y la reposición por segundo año consecutivo de Artaban, la llegenda del quart Rei Mag (28, 29, 30 de diciembre y 2, 3 y 4 de enero), de A Grup Vocal y Puça Espectacles, una fantástica aventura a ritmo de musical dirigida a partir de 4 años. Y además, un regalo: la visita de un paje los días 2, 3 y 4 de enero para que todo el que lo desee pueda entregar la Carta a los Reyes Magos.
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