'La sala roja', de Buenos Aires a La Badabadoc

Redacció

Calle Quevedo, número 36. Apuntad la dirección porqué en el barrio de Gracia han abierto un nuevo espacio teatral: La Badabadoc. Lo que había sido una imprenta, se ha convertido en una pequeña sala con capacidad para un máximo de 60 espectadores que ofrece espectáculos de teatro, buena parte de fuera de Cataluña, teatro físico y danza. Al frente de la programación se encuentra la actriz Guadalupe Cejas, que junto con Ángel Grisalvo y Lara Andrés llevan adelante un proyecto más amplio puesto en marcha en 2014, Badabadoc Espacio Creatiu, donde también se enmarca la productora Lantonia Films y el alquiler de espacios para cursos de teatro, empresas o exposiciones fotográficas.

Y diréis, ¿qué tiene de diferente de otras salas de proximidad de la ciudad? Pues podríamos empezar con el hecho de que, a pesar de que es sólo su segunda temporada de teatro y que cuentan con un aforo reducido, durante dos semanas se puede ver uno de los fenómenos de la escena independiente argentina, La sala roja. Un texto de Victoria Hladilo que lleva cuatro temporadas y media llenando El Camarín de las Musas de Buenos Aires gracias al boca a boca y que ya se ha vendido en Paraguay, Panamá y Brasil.

Nos encontramos con Hladilo -autora, directora y actriz- y el actor Manuel Vignau en una sala convertida en jardín de infancia, el lugar que, durante las noches de función, se convierte en una batalla campal de padres. «Empecé a escribir la obra cuando mi hijo mayor entró en la guardería. Me di cuenta de que había mucho humor en cómo los padres, a priori para conseguir lo mejor para sus hijos, terminan poniendo sus necesidades de adulto «.

Hladilo nos sitúa en una reunión menusal de padres de una «escuela progre» donde se deciden cuestiones sobre el funcionamiento del centro como el uniforme, la celebración de los cumpleaños o la recogida de los niños. «Al principio el espectador ya se da cuenta de que hay ciertas tensiones, algo que no acaba de ir bien, pero no ve qué es. En un primer momento todo se sostiene y todo el mundo se comporta socialmente como toca, pero a medida que avanza la reunión y la directora de la guardería -la autoritad, quien coordina las reuniones- no aparece, los padres toman el poder y comienza la batalla«.

La obra trabaja con ciertos arquetipos de padres: la madre delegada, activa y participativa, la madre naturista pro alimentación macrobiótica, el padre simpático que se ocupa de los niños, el padre ausente que no sabe ni qué pasa ni qué ha ido a hacer, y la madre que necesita ser aceptada por el resto de adultos. Además de la maestra auxiliar, que intenta transmitir las directrices que la directora le transmite vía telefónica. Y es que aunque la obra es crítica en el ámbito de la crianza y la educación, pero pone todo el foco a los padres y las madres. Hladilo refleja, desde la comicidad y con situaciones hilarantes, una época en que la maternidad y la paternidad se han intelectualizado, se han creado diferentes corrientes e incluso alzado banderas. Parto natural en casa, o con epidural y en el hospital? Lactancia materna o biberón? En la obra los defensores de una crianza más tradicional y otros con una mirada más alternativa se estiran el pelo sin contemplaciones, pero sobre todo se lanza una pregunta al público: ¿Hasta qué punto los padres están implicados con la educación de sus hijos? ¿Pueden llegar a ser obsesivos?

La sala roja llega a Barcelona gracias a una ayuda del Instituto Nacional del Teatro y la tozudez de la compañía. «Más allá de algún festival, esta es la primera gira trascendente para el proyecto. Nos presentamos con la idea casi utópica de viajar con la obra, sin pensar que podría pasar y lo que luego realmente habría que luchar para hacerlo posible», explica Vignau. Por el camino han tenido que hacer todas las gestiones posibles para encontrar sala en menos de dos meses y financiar la escenografía a través de un Verkami.

Pero finalmente están en Barcelona, ciudad que ya ha acogido con entusiasmo autores y directores argentinos como Daniel Veronese y actualmente tiene otros textos argentinos en cartelera como Bajo Terapia, de Matías Del Federico o Tras la puerta, ellos dos, de la compañía Charko Teatro. Vignau explica, sin embargo, que casos como el de Bajo Terapia y La sala roja son muy diferentes. «En Argentina la distancia entre el teatro comercial, el oficial [público] y el alternativo es abismal, tanto con respecto a la estructura, como en la cuestión económica. En el teatro comercial la mayoría de autores son extranjeros [por eso se creó el concurso que ganó Bajo Terapia], algo que no ocurre en el circuito off. Ahora, sin embargo, el circuito comercial está en crisis y muchos autores del la escena independiente han comenzado a encontrar espacios en los teatros comerciales.Muchas obras han pasado de estar en espacios como la Badabadoc salas de 300 o 500 personas«. No muy lejos del pasa en Barcelona, donde obras como Ragazzo, que comenzó funciones en la Nau Ivanow, hacen temporada en espacios más grandes, como el Teatre Lliure, con las entradas agotadas.

Una situación que demuestra, en Barcelona o Buenos Aires, como las pequeñas salas son necesarias para mantener la creación teatral. De momento, la idea de La Badabadoc es programar funciones el último fin de semana de mes, que casi siempre acompañan con un vino en la entrada y una copa de cava en la salida. «No tenemos ningún tipo de subvención, porque piden un mínimo de funciones por temporada que nosotros no podemos asumir. Pero seguiremos intentando programar espectáculos de calidad y proximidad», asegura Lara Andrés. De momento, por la sala ya han pasado éxitos del pequeño formato como Blanca desvelada, y esta temporada se podrán ver propuestas como Solos no tan a solas I y II, de Chroma Teatro o diferentes propuestas de la compañía de teatro físico Cía . Nunca Rojas y Los Escultores del Aire.

Texto: Mercè Rubià

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