El Teatro Poliorama se llenará de acento valenciano a principios de verano. Tres compañías históricas —Albena, L’Horta y L’Om Imprebís— cierran la temporada con un ciclo del Festival Grec nacido de la solidaridad y la complicidad, un gesto de apoyo a las formaciones afectadas por la dana y, al mismo tiempo, una celebración de los vínculos entre dos comunidades teatrales hermanas, aunque no siempre se materialice con la compañía.
29 de octubre de 2024, fecha grabada para siempre en la memoria valenciana.
Esa tarde, la lluvia cayó con una furia desbocada y dejó un rastro de destrucción agravado por la inoperancia institucional. Cuando han pasado ya más de seis meses del desastre, la parte más grave la aportan las 228 muertes, la mayoría evitables. Quedaron especialmente afectadas las zonas industriales y culturales de l’Horta Sud, comarca en la que precisamente se habían instalado numerosas compañías teatrales que buscaban espacios asequibles fuera del centro de Valencia. Decenas de artistas y grupos lo perdieron todo: escenografías, vestuarios, equipos técnicos, archivos, recuerdos. La patronal del sector escénico, AVETID, cifró pérdidas por valor de seis millones de euros, además de un bajón del 25% en la asistencia de público y un 45% en la contratación, ya que algunos auditorios como el de Paiporta deberán reconstruirse. Una herida más en un ecosistema escénico que vive en estado de alerta permanente a causa de unas políticas culturales errantes.
Decía Raimon que en su País Valenciano «la lluvia no sabe llover», y la presente temporada lo ha evidenciado más que ninguna otra. Precisamente, el 2024 iba a ser un año de balance y de fiesta para algunas de las compañías de referencia. L’Horta Teatre celebraba el medio siglo de vida de la compañía y los treinta años de su sala ubicada en Els Pobles del Sud, un teatro de referencia que quedó sumergido en el barro, literalmente. Por su parte, Albena Produccions, una de las compañías más emblemáticas del teatro valenciano, conmemoraba también treinta años de existencia, un cumpleaños manchado por el desbordamiento del río Magro que inundó su sede de Alcudia.
«A pesar del desastre, tuvimos un poquito de suerte», me lo comentaba hace unos días Toni Benavent, productor de Albena, en referencia a sus oficinas, salvadas porque estaban situadas por encima de los cerca de tres metros que subió el agua. Todo lo demás, tres décadas de historia de la compañía, quedaron inutilizadas, transformadas en desechos. Por suerte, hubo alguna excepción: el material de los espectáculos en gira se hallaba en otro almacén.
Una de estas producciones salvadas es Waterloo (del 25 al 29 de junio), un solo escénico que apela directamente a nuestra memoria colectiva. Carles Alberola, único intérprete y coautor de la obra con Pasqual Alapont, despliega un humor dulce y una mirada nostálgica sobre los paisajes de la infancia: la sartén dominical, los juegos en el lavadero, la prima amada, los secretos de los adultos y aquel instante exacto —7 de abril de 1974— capturado por una fotografía de familia que ya no volverá.

‘Waterloo’
No será la única pieza que escribirá y protagonizará Carles Alberola. Unos días más tarde, del 7 al 11 de julio, lo reencontraremos en el escenario junto a Alfred Picó en L’últim ball, producción que, pese a la catástrofe, quiere celebrar el aniversario de L’Horta Teatre. El espectáculo toma la forma de homenaje a una generación de actores muy concreta, profesionales dedicados al público desde la discreción y la persistencia. La obra reivindica el placer de actuar como forma de vida, una comedia optimista que nos habla también del fracaso y de la necesidad de reinventarse. El teatro como el lugar donde volver siempre a dar un último baile.

‘L’últim ball’
El ciclo de teatro valenciano del Poliorama se completa con Hoy no estrenamos, de L’Om Imprebís (del 30 de junio al 4 de julio), un nuevo canto al oficio teatral relleno de energía desbordante y humor ágil, una obra que apuesta por el juego escénico y la capacidad de transformación de los actores. También con una larga trayectoria arraigada en Picassent desde 1983, L’Om Imprebís plantea reflexiones cargadas de humor y amor al teatro, vitalismo a prueba de cualquier adversidad.

‘Hoy no estrenamos’
Teatro sin excusas
El ciclo Amunt el telón del Poliorama es un gesto encomiable de apoyo y reconocimiento a las compañías valencianas tras la tragedia de la dana, todo un homenaje hacia una escena que resiste catástrofes naturales, pero también administrativas, con un marco de políticas culturales minado que plantea virajes repentinos en cada cambio de gobierno.
Pero más allá de un ciclo puntual durante el Festival Grec, cabría esperar que formaciones tan importantes como Albena —que hace algunos años frecuentaba en Barcelona— encontraran más espacios estables para mostrar su trabajo, tanto en teatros privados como, sobre todo, en los públicos. La escena catalana y valenciana comparten lengua y cultura, y el teatro, como arte itinerante, debería circular por no quedar encerrado en canales rígidos ni en una lógica de excepciones solidarias. Que las puertas permanezcan abiertas siempre.
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