REPORTAJE

Cuando activismo y humor hacen clic

Las actrices Mara Jiménez y Teresa López llegan al Teatro Condal de Barcelona con 'Gordas', una comedia irreverente y combativa que pone sobre la mesa la lucha contra la gordofobia y la defensa de la diversidad corporal

Laura Galve Barranco

De pequeñas no sabían nada la una de la otra. Una vivía en Sabadell y la otra en Albatera (Alicante). Una tipo de Tu en Londres y yo en California, pero versión catalano-valenciana. Ambas descubrirían años después su don por la palabra y la capacidad de hacerlas entrar con empuje por las puertas de miles de personas. Cuando aprendieron a hablar, ya les gustaba el calor del foco y se retorcían de placer cuando la familia las aplaudía después de cada actuación. Se disfrazaban y, con las cámaras de los padres apuntándolas, ambas se transformaban. Eran artistas. Actrices. Su casa fue el primer espacio que llenaron de ovaciones. Más tarde, se harían con teatros enteros. Sold out tras sold out. Las actrices, escritoras y unas de las mayores referentes y divulgadoras en redes sociales del movimiento body positive en España, Mara Jiménez y Teresa López, llegan al Teatro Condal de Barcelona con Gordas, una obra irreverente y reivindicativa escrita y dirigida por el dramaturgo Carlos Mesa. A través de un humor ácido y estremecedor, Jiménez y López construyen hasta siete historias diferentes sobre la fama, la religión, la amistad, el amor, todas ellas atravesadas por un grito incisivo en defensa de la diversidad corporal y la lucha contra la gordofobia.

La semilla de Gordas empezó a arbolar en el piso de Teresa López, Carlos Mesa y la
productora Isabel Verdú. Los tres fundadores de Bendita Inocencia, compañía teatral que concibió la obra. «Después de vivir conmigo y conocer cómo es el día a día de una activista en defensa del body positive y que combate la gordofobia, Carlos pensó que sería muy interesante llevar todos estos elementos al escenario de un teatro, puesto que hasta ahora no habían ocupado un espacio en la cultura», explica Terea López: «Cuando me presentó su propuesta, simplemente me enamoré», explica Teresa López. En
ver que la pieza requería a dos actrices, López tuvo claro desde el primer momento quién tenía que hacer equipo con ella: “No podía hacerlo con otra persona que no fuera Mara, nos seguimos en redes sociales, nos admiramos mutuamente y tenemos una devoción absoluta una por otra”.

Teresa López:»Eso que dicen que el humor no debe tener límites, no es cierto. Seguramente quien dijo esto fue un hombre blanco, hetero y cis.»

«Gordas es el grito que siempre hemos querido levantar, la bandera que siempre hemos querido ondear por nosotros y por todas», comenta Mara Jiménez: «Es nuestro lema y un proyecto muy especial para ambas». La obra ha supuesto su gran oportunidad teatral.Pero antes de este fenómeno, tanto Jiménez como López, además de dedicarse al activismo por redes sociales, eran dos actrices paradas, sin posibilidad de ejercer su profesión porque nunca encajaban en los perfiles que pedía la industria. Así pues, mientras esperaban el día de poder subir a un escenario, iban de currito en currito, aceptando trabajos precarios para poder llegar a fin de mes.” No llega a ser por Gordas y probablemente hubiéramos acabado interpretando a la chica gorda que quiere ser como la prima de la clase, añade Jiménez: «Creo que esta obra abrirá puertas a otros proyectos que visibilicen la diversidad corporal».

Mara y Teresa han convertido al teatro en un espacio combativo. La protesta es uno de los elementos centrales de su propuesta. «Es a través de la cultura desde donde se llega verdaderamente a la gente y se consigue despertar las mentes, el teatro debe ser siempre reivindicativo y debe dejar marca», defiende Teresa López: «Lo que más me gusta de Gordas es que genere debate y que cuando la gente salga, lo haga con ganas de hablar y divagar». «Creo que nuestra obra es el claro ejemplo de que puedes entretener y al mismo tiempo lanzar un discurso muy potente”, señala Mara Jiménez. Además de la crítica, el humor es otro protagonista de la obra. Tanto Teresa como Mara lo consideran un arma con gran potencial para hacer calar el mensaje y revolver conciencias. Pero, destacan, que hay que saber utilizar: «Eso que dicen que el humor no debe tener límites, no es cierto. Seguramente quien dijo esto fue un hombre blanco, hetero y cis.», explica López. «El humor termina cuando atenta contra un colectivo o un individuo», apunta Jiménez: «El problema surge cuando nos reímos de determinados colectivos, los cuales suelen ser los más vulnerables, y se burla desde una superioridad moral». «En Gordas no somos dos personas gordas que se ríen de su gordo, sino que somos dos mujeres gordas que nos reímos de las situaciones que se dan en torno a la corporalidad grasa», concluye la actriz.

La representación de los cuerpos grasos en el campo cultural es un tema que últimamente ha rondado la cabeza de Teresa. Cuando se pregunta cómo le gustaría ver un cuerpo gordo en la pantalla o en el teatro, quisiera una mirada panorámica, mostrar el complejo, la violencia que se ejerce contra este tipo de corporalidad, pero también retratar el cariño y el empoderamiento. No dejarse nada fuera. «El día a día de alguien gordo debe representarse desde todos los prismas y categorías», expresa la actriz: «Hasta ahora, el tratamiento que se ha hecho de la culpa y el complejo ha sido terrible o se ha llevado a cabo desde la visión de alguien delgado que finge que sabe cómo se siendo una persona gorda». «Desde el colectivo gordo queremos que la representación tenga todos sus matices, como la del resto de cuerpos, y no sólo queremos versionar a las personas gordas como triunfadoras porque la realidad es que vivimos en un sistema opresor», dice Mara Jiménez, y añade: «Que ahora mismo todas las películas fueran protagonizadas por mujeres gordas con éxito en la vida, no sería creíble».

Mara Jiménez: «No pedimos que la gente acepte nuestros cuerpos o los valide, sino que simplemente respete nuestra existencia»

Adentradas en un sistema que repudia y anula la diversidad corporal y la diferencia en su sentido más amplio, quererse a una misma se ha convertido en un auténtico acto revolucionario. «Nos hemos dado cuenta de que por ser gordas o haber sido gordas hemos tenido que trabajar mucho la autoestima y el amor propio», comenta López: «Hay muchas personas con cuerpos normativos que, como la sociedad no rechaza, no han tenido que hacer este trabajo de autoconocimiento que nosotros nos hemos visto forzadas a hacer. Lo ideal sería que nadie tuviera que trabajarse tanto como para darse cuenta de que es válida por el simple hecho de existir”, comenta López. ‘activismo contra la gordofobia no pedimos que la gente acepte nuestros cuerpos o los valide, sino que simplemente respete nuestra existencia y nuestra integridad que, cada día ya todas horas, se ve vulnerada en redes sociales, en la consulta médica, en el trabajo, cuando vas a comprar ropa…”, añade Jiménez.

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Escrito por

Periodista que ha colaborado en medios como el Diari Ara, El Periódico, la revista Ethic, El Mundo, la revista 7K, Time Out, Núvol o Catorze.

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