Una novela detectivesca, una denuncia de las desigualdades sociales y la pobreza de la Rusia del siglo XIX, una obra que nos obliga a repensar la filosofía del crimen. Todo esto y mucho más es Crim i càstig, de Fiódor Dostoievski. Una de las novelas más importantes del siglo XIX, una obra monumental de una fuerza intempestiva que, a pesar de hablar de otros tiempos, (aún) nos deja estupefactos. Nos obliga a releernos.
Crim i càstig, que se podrá ver en el Teatre Lliure de Montjuïc del 23 de febrero al 3 de abril, cuenta la historia de Raskólnikov, un estudiante de familia humilde que comete un crimen atroz que lleva al lector —y ahora, espectador— a plantearse si es lícito asesinar a alguien si así se consigue un gran bien colectivo. “La tesis de la obra sigue siendo tan sostenible como cuando la formuló Dostoievski: ¿quién tiene derecho a hacer uso de la violencia?”, explica Pau Carrió, director de la propuesta. Y añade: “La violencia se utiliza para muchísimas cosas, desde mantener determinadas propiedades hasta cambiar el mundo. Pero parece que sólo pueden utilizarla unos cuantos”.
Pero, ¿por qué ahora? “Después del estreno de Hamlet, regalé Crim i càstig a Pol López [protagonista de las dos obras] porque sentía que había conexiones entre la obra de Shakespeare y la de Dostoievski”, confiesa Carrió, que reconoce que, desde que la leyó, pensaba que tenía una pulsión teatral. También Raül Garrigasait, presidente de La Casa dels Clàssics —editorial que acaba de publicar una nueva traducción de la novela—, apunta que, “en estos tiempos con tendencia a relativizarlo todo y repetir eslóganes sin pensárselo demasiado , Dostoievski es justo lo contrario, plantea grandes dilemas morales, escribe para responder a las grandes preguntas: qué es y cómo afrontar el mal, la inocencia, la fe y la condición humana…”.
¿Espanta adaptar un clásico de la literatura como éste? ¿Cómo se enfrenta uno en las más de 700 páginas de Crim i càstig? “He hecho una operación similar a la que hago cuando me acerco a un clásico como Hamlet o Nit de Reis. Practico una cierta depuración y saco la cronología concreta”, explica Carrió, que va, como siempre, directo a la esencia. «La obra, eso sí, mantiene intactas la ambientación y el sentido del humor, que la devuelve más interesante y peligrosa», añade. La adaptación de Carrió también es fiel al uso de la lengua que hace Dostoievski, por lo que los personajes la utilizan según su función social. De hecho, la traducción de Miquel Cabal está llena de vulgarismos, burocratismos, dialectalismos y formas antiguas y coloquiales.
¿Un criminal puede recuperar la inocencia? ¿Es lícito asesinar a alguien si se consigue un gran bien colectivo? ¿Se puede justificar el daño? La respuesta en el Teatre Lliure.
Por Aída Pallarès / @aidapallares
Más información, imágenes y entradas en: