Austera, metódica y práctica —como se define ella—, Montse Colomé es una artista que baila sin etiquetas desde hace seis décadas. Con un bagaje envidiable en escenarios grandes y pequeños así como todo tipo de espacios, ahora presenta Celebration. Un ball parlat en el Espai Texas.
Hija del barrio de Gràcia, Colomé (Barcelona, 1956) empezó sus peripecias en movimiento con el Orfeó Gracienc, más adelante estudió danza clásica, española, claqué y danza jazz. En los años ochenta empezó a trabajar con artistas como Carles Santos ya finales de la misma década se unió a los Comediants. Con esta última compañía coreografió el espectáculo Dimonis de la Clausura de los Juegos Olímpicos y viajó por todo el mundo. En las últimas décadas ha participado en muchos espectáculos teatrales y de ópera como coreógrafa, ha participado en proyectos como Explica Dansa y forma pareja de baile con Ramon Colomina (Colomina-Colomé, bailarines de claqué). A raíz del Rèquiem Nocturn de Pere Faura, donde sale como intérprete, ha vuelto a pisar escenarios de nuevo de la mano de Sol Picó o con Pau Roca, con quien ha coprotagonizado El més bonic que podem fer.
En el programa de mano explicas que te esbozaste este solo en un viaje a Canarias, donde vas a menudo por trabajo. ¿Qué tenías ganas de compartir en ese solo?
Montse Colomé: Es un solo biográfico, porque tenía ganas de compartir lo que había hecho. Tenía ganas de contar mi trayectoria pero en un baile hablado. Yo lo llamo “baile hablado”, porque los bailes hablados vienen de la tradición. En Lliure, donde lo estrené en diciembre del 2022, lo consideraron una conferencia bailada, pero yo lo veo más como un baile hablado, porque simplemente bailo y hablo y porque no es un espectáculo didáctico, ni intento hacer pedagogía. Hablo del cuerpo, hablo de hacerse mayor, de hacerse mayor con tu cuerpo, de qué te gusta y de qué no, de alguien que ha vivido siempre de la danza teniendo un cuerpo no normativo.
Hablo de los maestros que me han enseñado, de las compañías con las que he aprendido Comediants y Carles Santos, a través de ellas he viajado, he escuchado, compartido… Enlazo experiencias y hablo de mi cuerpo ahora, sobre el que me hice una lista de ventajas y desventajas. No recito la lista, pero me ha ido muy bien por el espectáculo. Hay algunos verbos a través de los cuales articulo lo que explico cómo aprender, coreografiar y asistir.
Desde que te planteaste el solo han pasado unos años: ¿cómo ha sido el proceso de creación?
Como empecé a pensar el solo en el 2015, en el fondo le había ido dando muchas vueltas, yo soy de cocción lenta, por tanto, lo tenía muy interiorizado. Gracias a la beca Crea Barcelona pude dedicarme mucho durante un año y también estuve de residencia artística en La Caldera y en el Teatro Nu en Sant Martí de Tous, donde pude poner a prueba el solo varias veces antes de estrenar -lo y eso me fue muy bien, porque tengo ganas de pisar sitios donde no se hacen tantos espectáculos.
En este viaje te han acompañado una serie de personas, de hecho, un buen grupo de miradas.
No ha habido ningún director, pero en cambio sí han dejado su impronta Sergi Fäustino, Pere Faura, Clàudia Solwat, Inés Boza, Oscar Dasí, Jordi Cardoner, Jordi Bulbena, David Pintó, Jordi Vidal, Carles Mallol y Ramon Colomina. Todos ellos han pasado por los ensayos, algunos más, otros menos, pero todos me han ayudado a construir el solo. He preferido pasar por miradas diferentes, porque mi trabajo ha pasado por muchos sitios diferentes. Sergi [Fäustino] es quien ha venido más y ahora me hace el acompañamiento técnico, de hecho, a él le conocí a raíz del Rèquiem Nocturn, me ha ido bien tener a alguien en este proceso que no me conociera tanto.
¿En este baile hablado que es Celebration qué papel tiene el público?
Empiezo el espectáculo haciendo bailar a la gente, porque el discurso que quiero dar es que bailar es muy saludable. Celebramos que estamos vivos. Yo recibo a la gente diciendo: “bailar puede cambiar la vida y que bailar mal no existe, bailar es lo mejor que hay.” Creo un espacio abierto con el tema Celebration de los Kool & the Gang. Cuando la gente ya ha sudado un poco, entonces les enseño el primer baile que interpreté de pequeña que es una danza tradicional que se baila en grupos de cuatro. Me he dado cuenta de que la gente mira diferente si lo primero que hace cuando llega es bailar, cuando suyo ya está en otro estado. Una vez tengo la gente sentada les cuento qué he bailado y qué me gusta bailar, hago un poco de historia mía. A partir de aquí me surgió una danza que me hace gracia: me pongo un montón de acreditaciones, que he ido acumulando a lo largo de los años, como si de un collar de cencerros se tratara. Durante la pandemia mirando entre las cajas que tenía pensé que podía darles una segunda vida.
Por cierto, ¿habías hecho algún solo antes?
[Estalla a reír] ¡Nunca! Es la primera vez. Había coreografiado muchos dúos y algo solo, pero siempre dentro de un espectáculo. Me lo he pasado muy bien, también me doy cuenta de que lo he hecho en un momento que ya tengo la experiencia, entonces creo que el estado de ánimo es el ideal, porque no tenía nada que perder. Me gustaría ir de bolo con esta pieza, pero no estoy ansiosa por comerme el mundo y hacer muchos. Así que me busco lugares donde me apetece ir y eso es bueníssimo. Este solo sale de un estado tranquilo y sin demasiadas expectativas, me lo miro como el cierre de una etapa.
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