El otoño de 2017 un vídeo se hacía viral en Twitter, nada de extraordinario si se tratara de gatitos o de niños sonrientes, pero algo curioso tratándose de un vídeo de circo. El clip en cuestión estaba grabado en el Panteón de París y se podía ver una curiosa instalación circular en la que dos figuras exactamente iguales caían y se volvían a levantar en un movimiento perfectamente rítmico, mientras subían una escalera que no llevaba a ninguna parte.
La danza perfecta del eterno retorno, vaticinaron algunos, o una brizna de esperanza donde siempre que caemos nos volvemos a levantar.
El hombre en la historia: un intento de acercarse a un punto de suspensión, así se titulaba el artefacto. La escultura en vivo, además, estaba situada junto al famoso Péndulo de Foucault, en un homenaje, pretendido o no, a la idea de gravedad, del girar permanente que nos mantiene vivos como la tierra que gira alrededor del sol.
El autor de la propuesta artística de París era Yoann Bourgeois, un referente del nuevo circo contemporáneo francés y un estudioso de los fenómenos físicos que condicionan el movimiento y los puntos de suspensión, que juega con los límites de la gravedad para luego precipitarse al vacío.
Bourgeois explora, en sus espectáculos de circo y movimiento, la acrobacia a partir de los conceptos de desequilibrio e impulso, y consigue así convertir la caída en un salto y viceversa.
En el Teatro Grec este año presenta Minuit, un espectáculo que mezcla la danza y las técnicas
de circo, dos de las disciplinas en las que se ha formado, y lo adereza todo con la música en vivo de un arpa. De nuevo revisa el concepto de suspensión, el momento en que un objeto lanzado al aire alcanza el punto más alto de la parábola antes de empezar a caer. Mediante la idea de la caída, que ya estaba presente en la instalación del Panteón de París, Bourgeois aprovecha para hablar de las caídas físicas y emocionales que siempre son un preludio para levantarse y empezar algo nuevo.
El montaje también explora la idea onírica de caer. Como en si se tratara de un sueño donde los
protagonistas despegan y caen sin dolor, Minuit propone una búsqueda plástica que habla de la
condición humana a golpe de circo, movimiento y grandes dosis de poesía.
En sus propuestas, Bourgeois se ayuda de todo tipo de aparatos y dispositivos que sobre el escenario amplifican los fenómenos de la física y los ponen al servicio del circo. El resultado es un espectáculo hecho de vértigo y movimientos inesperadamente armoniosos que, como el vídeo de Twitter en loop, relajan a la vez que inquietan.
El espectador no puede dejar de pensar que nos movemos, sí, pero que siempre acabamos en el mismo lugar. El eterno retorno nietzscheano, la rueda del samsara o, simplemente, circo y acrobacia que deberían ser virales. Siempre. Vayamos donde vayamos.
Redacción: Neus Molina
Foto: Geeraldine Aresteanu