'LA GRAMÁTICA': EL PODER DEL LENGUAJE

María Adánez: "El teatro es un refugio de la palabra"

Un espectáculo sobre la palabra y su capacidad de transformación individual y social, hasta el 23 de febrero en el Teatro Romea

Luna Paredes

Imagínese un mundo sin lenguaje. Imposible, ¿verdad? El lenguaje es la herramienta que utilizamos para comunicarnos, para expresarnos, para explicarnos, para mentirnos, para pensar.

Ahora imaginad que soys erudito de la lengua y que hablais correctamente. Correctísimamente. Tanto, que no podeis evitar corregir los errores que detectan en todo el mundo. Esto es lo que ocurre en el personaje de María Adánez: una señora de la limpieza que, de repente, se convierte en erudita de la lengua. Su compañero en escena, José Troncoso, es un neurocientífico que intenta que ella desaprenda lo que ya sabe. ¿Por qué? Por hablar como el resto de la gente. Por ser como el resto de la gente. Este lío lingüístico y teatral está creado por Ernesto Caballero, que escribe y dirige ​​La gramática, que estará en el Teatre Romea hasta el 23 de febrero.Hablamos con la actriz sobre lengua, pensamiento y evolución de la sociedad gracias a (oa pesar) nuestro idioma.

Teatro Barcelona: Después del éxito en la cartelera madrileña, llega La gramática a Barcelona.

María Adánez: Estoy con muchas ganas de llevar aquí la función. Es una función inteligente, muy divertida, que nos hará reflexionar sobre el desuso de nuestra lengua española.

La gramática cuenta la historia de una señora de la limpieza, que trabaja en la Real Academia.

Mi personaje es el sujeto femenino, una mujer básica y prácticamente ignorante, que trabaja en la Real Academia de la Lengua para realizar trabajos de limpieza. Un día se le cae a la cabeza una estantería encima con todos los libros, desde la primera gramática, la de Nebrija, hasta la reciente edición de la RAE. Se queda inconsciente. Cuando despierta del coma, se convierte en una mujer ilustrada y no puede evitar corregir continuamente cualquier imperfección detectada en el habla. Esto provoca el rechazo y abandono de la gente de su alrededor. Así que se pone en manos de un terapeuta, que es el personaje de José Troncoso, para volver a ser la mujer que era. Ella quiere volver a ser normal y hablar mal.

¿Quiere desaprender, no? ¿Crees que es posible desaprender?

Yo creo que si uno deja de leer… sí se puede, desgraciadamente, desaprender lo aprendido.

Después de este proceso, ¿cómo es tu relación con las palabras? ¿Ha cambiado?

Sin lugar a dudas. Para estudiar esta función he tenido que dedicarle muchas horas. Normalmente, un texto teatral siempre requiere un gran estudio pero especialmente para esta función ha sido un gran esfuerzo. Y es verdad que inevitablemente ahora cuando oigo a la gente decir errores, mentalmente los corrijo.

Se ha apoderado de ti al personaje.

Bien, me ha encendido una bombilla.

¿Y es difícil corregir a la gente?

No, pero yo no lo hago.

Pero tu personaje sí.

Sí. No puede evitarlo. Pero esto le genera una gran frustración y desasosiego, y una situación de mucho sufrimiento. Por eso ella decide cambiar esta situación y volver a ser la que era. La función creo que realiza una reflexión muy interesante en este sentido. Por ejemplo, los móviles nos hacen comunicarnos de una forma muy rápida y se desestructura mucho el lenguaje. Los jóvenes también se comunican muy rápidamente. La función reflexiona de hasta dónde somos capaces de perder nuestro lenguaje a favor de la integración en una sociedad.

«La función lanza la reflexión de hasta dónde somos capaces de perder nuestro lenguaje a favor de la integración en una sociedad»

¿Tú crees que ha habido una degradación del lenguaje?

Sí, las redes sociales, los móviles, WhatsApp… todo es rápido e inmediato, lo que ha facilitado el detrimento del lenguaje. Por ejemplo, en castellano ya nadie pone el primer signo de exclamación o interrogación. El pueblo, a lo largo de la historia, es el que ha ido creando la lengua actual y ahora estamos sembrando la semilla de lo que se hablará en años. Y sería una pena que esa lengua no fuera tan rica en matices. Siempre estará el teatro, que es un refugio de la palabra. Pero en la calle…

¿El lenguaje nos acerca o nos aleja unos de otros?

El lenguaje es la vía de comunicación que tenemos los seres humanos. Es realmente lo que nos define como especie. Lo que viene de la necesidad del ser humano de comunicarse y de dejar para futuras generaciones nuestra historia escrita. Sin el lenguaje no estaríamos tú y yo ahora mismo aquí.

Estamos en un momento en el que el lenguaje intenta, por ejemplo, reflejar la realidad no binaria de las personas.

Sí, pero no debemos olvidar que el castellano tiene un neutro, que incluye el género masculino y el género femenino. No debemos perder la riqueza de nuestro idioma.

Ya, pero también es normal que lo vayamos cambiando. ¿Tú crees que es necesario cambiar la realidad para que el lenguaje cambie? ¿O es necesario cambiar el lenguaje para que cambie la realidad?

Yo creo que la realidad no se cambia a través del lenguaje. Se cambia a través de la cultura, la sensibilización y la educación. No hace falta transformar una palabra para designar a un colectivo que por sí mismo tiene derecho a vivir ya ser respetado, tolerado e integrado. Creo que lo más importante es transformar el pensamiento antes que la palabra, porque si no, no hay transformación. No sé si me cuento. No quedarnos en la mera palabra, en la forma, sino que trascienda. Que el cambio, la tolerancia, la igualdad, el respeto existan para que podamos convivir a los seres humanos.

«Lo importante es transformar el pensamiento antes que la palabra»

¿Todos estos debates lingüísticos surgieron en los ensayos?

¡Totalmente! Además, nuestro ayudante de dirección, Pablo Quijano, que tiene 23 años, ha aportado una visión muy distinta a la nuestra. Las nuevas generaciones lo viven de forma mucho más natural. Son mucho más flexibles en este sentido.

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