Les Impuxibles: "El capitalismo que vivimos, el heteropatriarcado, es salvaje"

Rubén Garcia Espelta

Les Impuxibles recuperan el espectáculo Suite Toc Núm 6 en la Sala Beckett. La compañía, capitenejada por la coreógrafa Ariadna Peya y la compositora y músico Clara Peya y que completan Èlia Farrero, Pau Vinyals, Adrià Viñas y Gràcia Camps, recupera esta pieza que se centra en la desestigmatización de los trastornos mentales y en la deconstrucción de los relatos oficiales . Con ellas hablaremos de estos temas y mucho más.

Teatre Barcelona: ¿Por qué ahora «Suite Toc Num 6″? Hace 11 años que te diagnosticaron TOC (trastorno obsesivo compulsivo), pero hablas ahora de ello.

Clara: Supongo que porque es cuando me he sentido más preparada, y, sobre todo, porque es cuando me he dado cuenta de mis privilegios. He entendido que para mí es mucho más fácil «salir del armario», porque tengo una red afectiva y porque soy «azúcar»: los artistas que tienen un diagnóstico son sagrados, se asimila al loco y al artista, socialmente. La gente piensa: «ah claro, por eso hace estas obras, y toca el piano así». Tengo un privilegio y, por tanto, una responsabilidad, para hablar de ello.

La salud mental tiene mucho que ver con la clase social, con la raza, la orientación sexual …

Clara: Y con los recursos, también con los recursos. A raíz de todo este proceso me he dado cuenta de que siempre he podido ir al psiquiatra privado. Antes me lo pagaban, de hecho, sólo hace 5 años que me lo pago yo. La Seguridad Social sólo te da 20 minutos de visita cada 3 semanas, y yo puedo ir cuando quiero, siempre y cuando pague los 100 y pico euros que vale la visita, si es que puedo pagarlos. La Seguridad Social no te da esa libertad, y opta por otra solución. Te engancha a unas medicaciones … crea yonquis. Así las farmacéuticas hacen pasta.

Todo está ligado al capitalismo, en definitiva.

Clara: Sí, absolutamente.

El entorno capitalista te cataloga por productividad, hay enfermos mentales que no son productivos y por tanto no válidos socialmente.

Clara: Y no sólo eso. También se trata de encajar. Mira la educación, que sólo potencia dos tipos de inteligencias. ¿Cómo puede ser que gente que emocionalmente es potentísima, tiene gran capacidad de empatía y de comprensión, no pueda hacer una carrera porque académicamente no ha podido ni obtener el bachillerato?

Entre vosotras, entre hermanas, ¿habíais hablado del TOC de una manera tan abierta, antes de este proceso de creación?

Ariadna: Nunca, nunca. Y menos, así. No éramos conscientes de ello. Es decir, estaba presente, pero al menos yo no le había mirado a la cara.

Clara: Ni yo tampoco. A ver, sabía que me medicaba, pero ya está. Y cuando dejaba la medicación me cogían épocas muy malas, y volvía al ciclo, y a medicarme. Pero no hacía un análisis del tema. Es decir, sabía que tenía el diagnóstico, pero ya está. Mi relación con el TOC ha cambiado completamente, pero también mi relación con la gente. He aprendido a ceder espacio, me he dado cuenta de todo el espacio que he llegado a ocupar de las otras personas, no sólo de mi hermana, he aprendido a gestionarlo mejor.

Sois afortunadas porque la creación os permite hacer catarsis.

Ariadna: Es un privilegio, totalmente.

Clara: Nosotras lo tenemos muy fácil para hacer esto. Y sino lo hacemos nosotras, ¿quién lo hace? Tenemos una responsabilidad. Ahora, también te digo que un día cerraré el grifo de responsabilidades y me iré a vivir a la montaña a descansar (ríe).

Ariadna: Yo a la montaña ni hablar… pero te vendré a ver (risas).

En el espectáculo ya lo decís. ¿Cómo hemos de ser felices en un mundo que no lo es?

Clara: Totalmente. El capitalismo que vivimos, el heteropatriarcado … es muy salvaje. Es muy duro vivir así constantemente.

Este capitalismo también empuja a producir sin parar, y vosotras lleváis unos años muy inquietos, no paráis de hacer cosas. Este sector, además, a menudo exprime a las personas que están de moda hasta que ya no pueden más.

Clara: Nosotras no lo hacemos por esto. Estamos obsesionadas, no podemos parar de crear, es nuestra manera de vivir. Seguramente un día dejaremos de vivir así, este ritmo es imposible de sostener toda la vida. No da espacio a que pase nada más.

Gràcia: Yo creo que es al revés. No es el sector que empuja para que hagamos cosas, son ellas las que van empujando, las que van animando a hacer más cosas. Ahora estrenamos esto, y ya estamos pensando las dos próximas cosas que haremos, y este ritmo es así desde 2011.

Clara: Yo pienso en parar y me muero. ¿Qué haremos si no hacemos nada? Que yo el año pasado me fui de vacaciones 10 días y al cuarto día ya quería volver. No sé hacer vacaciones. Si bajo de intensidad, mi cabeza es la que «sube».

La mezcla de disciplinas de vuestros espectáculos, donde unís danza, música, teatro… hace que los periodistas no sepamos clasificarlo ninguna parte.

Clara: ¡No lo clasifiquéis!

Ariadna: Parece que sea necesario poner etiquetas para entender el mundo. Y con el arte también pasa. A Les Impuxibles nos pasa lo mismo que a nosotras por separado. Nadie sabe clasificar la música que hace Clara, tampoco saben qué tipo de danza hago yo a nivel de movimiento.

Clara: La etiqueta está para romperla, al final. Porque es muy limitante. No sólo pasa en la cultura, también en los movimientos sociales. Mira, nosotras estamos mezclando… y tal vez creemos un estilo nuevo.

Ariadna: Hasta que nos acaben colocando una etiqueta.

Y a pesar de no estar clasificadas, y hacer cosas que algunos consideran extrañas, funcionáis a nivel de taquilla. Yo he visto espectáculos vuestros que pensaba, «esto no funcionará, el público no sé si lo entenderá». Y funcionan. Limbo, AUC, Paintball  ¿Habéis encontrado la tecla del éxito?

Ariadna: No sé si es la tecla… pero ensayamos mucho. Ensayamos mucho. Mucho. (Ríe). Seguramente también es el contenido que expresamos, que debe generar cierto interés en las personas, pero es cierto que lo trabajamos mucho, le damos a todo muchas vueltas.

Gràcia: Hacemos una mezcla que funciona. La danza para muchos es muy abstracta, pero Ariadna hace unos movimientos súper expresivos que comunican ideas muy concretas, y ayuda al público que no viene de la danza a entenderlo mucho mejor, a conectar con lo que queremos explicar.

Este espectáculo puede funcionar como referente de teatro que habla de salud mental.

Clara: Uy, y generaremos muchos detractores también, seguro. Habrá mucha gente que dirá que hablamos sin saber, porque nos estamos poniendo en algo científico, intocable.

La salud mental siempre se ha tratado desde una perspectiva científica, farmacológica, pero nos hemos olvidado de tratarla desde la antropología, la psicología, la sociología, la historia del arte…

Gràcia: Nuestro asesor en el espectáculo, de hecho, ha sido un antropólogo, tienes toda la razón. El monólogo de Pau (Vinyals) lo dice en el espectáculo: ¿cómo puede ser que en este mundo tanto loco no lo esté todo el mundo, de enfermo? Hacemos esta reflexión.

Si como decís, todo el mundo tiene algo de salud mental, al final poco a poco las líneas divisorias van desapareciendo. ¿Dónde está la personalidad, dónde el diagnóstico? ¿Existen las enfermedades mentales? ¿Todos lo estamos, de enfermos? ¿Cuál es tu relación actual con tu TOC?

Clara: Yo de hecho, a raíz de hacer el espectáculo, cambié de psiquiatra, por una recomendación del antropólogo que nos ha ayudado. Y me sorprendió el acercamiento que ella hizo a mí. Yo le expliqué el primer día que tenía TOC y ella me dijo: «olvida tu diagnóstico, quiero saber quién eres tú, qué problemas tienes, cómo te sientes tú. Hablaremos de ti y de tu dolor, las siglas no te identifican «. Y cuando un psiquiatra te dice eso, ostras, lo pones todo en duda. Según la sociedad tengo un trastorno obsesivo compulsivo, pero… ¿es verdad?

Como siempre, todo depende de la perspectiva con qué miramos las cosas.

Clara: Bueno, como esto de los niños que tienen TDAH. ¿Cómo puedes catalogar de déficit de atención un niño que sólo quiere jugar en el jardín, que es más movido que los demás? ¿Déficit de atención respecto a qué?

Quizás debemos repensarlo todo.

Clara: Absolutamente sí. Este espectáculo vendrá a verlo gente que ya está convencida de lo que decimos, y puede que no le sirva. O vendrá alguien que tiene una idea totalmente diferente a la nuestra, y el espectáculo no le hará cambiar de opinión. Mi padre, que es médico, dirá que es muy bonito, pero no sé si le penetrará tan adentro como para hacerse un planteamiento de mi diagnóstico.

Ariadna: No lo sabemos.

Abrir una brecha, abrir la duda.

Ariadna: Sí, sí, exacto.

Algo, por cierto, que no han hecho otros espectáculos que hablan de salud mental. En otros casos, en cultura, hablamos de falta de referentes, pero no es el caso. Tenemos muchos referentes de espectáculos que hablan de salud mental.

Clara: Pero no nos interesan. Quizás lo hacen desde la comedia, pero sin saber. O con otro objetivo.

Todos tenemos el referente de Toc Toc, por ejemplo.

Clara: Nosotras no somos de la comedia, que digamos (ríe).

Gràcia: Lo hacemos desde otro punto, nosotros conectamos diferente con el tema.

Tú Ariadna has empezado y acabado la función llorando.

Ariadna: Hago un viaje. Al igual que para Clara ha sido un paso hablar abiertamente, para mí también ha sido importante hablar de mi figura, de mi rol, y ponerlo encima de la mesa. Tiene sus contradicciones y debilidades. No es sólo que yo la sostenga, es mucho más complejo que eso, detrás nuestra relación hay muchas cosas. Y ponerlas sobre la mesa me desatasca, me hace avanzar, aprender.

POR SEM PONS / @SEMPONSPUIG

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Escrito por
Rubén Garcia Espelta TWITTER

Periodista y gestor cultural. Responsable de contenidos editoriales de TeatreBarcelona.com. Ha trabajo en medios como Catalunya Ràdio, El Periódico de Catalunya, La Xarxa, Ràdio 4 o Rac1.

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