El Teatro Romea acoge hasta el 20 de septiembre el teatro metafórico de El grito en el cielo, un texto de Eusebio Calonge, dirigido por Paco de La Zaranda, que nació durante una residencia en la Bienal de Venecia.
Creada hace 37 años en Jerez, La Zaranda, Teatro Inestable de Andalucía la Baja es una de las compañías españolas con más proyección internacional y, según Borja Sitjà, una manera de hacer que «ha marcado generaciones». El director del Teatro Romea confiesa que se saca una espina trayendo su teatro de culto, después de cinco años desde la última visita de los andaluces en la ciudad condal, donde De La Zaranda asegura que encuentran siempre amigos.
SINIESTROS ENGRANAJES SOCIALES
Con el humor «negro y tierno» que abandera sus producciones, la obra hurga en la dimensión humana del dolor e invita a reflexionar sobre la vejez y la muerte: temas tabú en una sociedad donde sólo tiene cabida «el jijí jajá». Situada en un geriátrico que, de acuerdo con el lenguaje metafórico que esgrime la compañía hace también el papel de espacio onírico, muestra unos «engranajes sociales siniestros», explica el dramaturgo. «Cuando alguien ha cumplido su función productiva, pasa a ser un desecho y se almacena», reflexiona Calonge. Algunos personajes, cuerpos desahuciados depositados en un almacén de órganos deteriorados, aceptan su final aséptico, pero otros creen en seguir soñando.
«Hacemos un teatro muy metafórico –recuerda el autor–, y El grito en el cielo refleja una sociedad que es como una maquinaria que empieza a descomponerse». Pero no es un teatro de crítica social: «La crítica es hacia el propio Art, que se convierte en ocio, sin interés de trascendencia y comunicación espiritual», aclaran. Encaran esta meta desde la esperanza, una esperanza que cada espectador tendrá que encontrar a su manera, ya que no pretenden dar soluciones sino generar «muchas preguntas». La falta de una trama habitual potencia la reflexión, nacida en le público en presenciar los sucesos que exponen.
TEATRE REBELADO
«Me gusta decir que es teatro rebelado», proclama el director, que explica cómo, a menudo, se crea en el público la sensación de una comunicación por la que no hacen falta las palabras. «Hacemos un teatro que, más que hacer teatro, es vivir una pasión, poner en escena lo que somos o sentimos –sostiene–. Queremos que el teatro hable a través de nosotros y comulgue con el público».
Un teatro metafórico y pasional que no quiere seguir la vereda: «Estamos más allá de las modas porque estamos más allá de los planteamientos mercantiles«, remata el autor.
Encontrará todas las fechas y horarios de las funciones en la ficha del espectáculo:
Fotografías: Victor Iglesias (La Zaranda)
Texto y fotografía de la presentación en el Romea: Neus Riba