“Vengo con un saco a cuestas que es una herencia que recibo de un amigo” dice Imanol Ariasrefiriéndose al texto del desaparecido escritor y periodista Pedro Atienza en el que está basado La vida a palos, espectáculo que le devuelve al teatro tras 24 años de ausencia. “Pedro murió y alguien me dijo que su voluntad era que me entregaran el texto y yo decidiera qué hacer con él. Tenia una herencia que hacer y la posibilidad de obrar correctamente, pero no sabía cómo, hasta dar con José Manuel Mora -Responsable de la dramaturgia- y una directora, Carlota Ferrer, que en este momento es la persona que más me inspira y me puede ayudar en este viaje de vuelta”.
La última vez que se pudo ver a Imanol Arias sobre las tablas fue hace casi un cuarto de siglo, en Buenos Aires en el año 94, con el Calígula de Camus. Y ahora, después de mucho cine y, sobre todo, 17 años inmerso en la serie Cuéntame, cumple con la responsabilidad de subir al escenario este “Testamento” que lleva como subtítulo la función, regresando al vértigo de subirse cada noche al escenario “En el teatro cada día se aprende. Es como en las relaciones, pueden tener los mismos ojos o el mismo pelo, pero todas son diferentes y siempre tienes la oportunidad de hacerlo mal, o al menos, bien” comenta el actor sobre el reto de enfrentarse nuevamente a las tablas “El teatro no es como andar en bicicleta, en el teatro es más delicada la vuelta, no hay nada aprendido porque se hace y deshace todos los días”.
Lee la entrevisa completa con Imanol Arias aquí
Texto: José Antonio Alba
Publicado originalmente en TeatroMadrid.com