Juan Mayorga, la lucha contra el olvido

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Por Aída Pallarès / @aidapallares

Varsovia, año 2008. Dentro de una sinagoga, un hombre encuentra una exposición de fotografías. Retratos de niños jugando, de peluqueros, de prostitutas. Todas tienen una cosa en común: Justo detrás, una leyenda indica el lugar donde se habían hecho. Interesado, el hombre coge un mapa y decide ir en busca de estos espacios. Se pasa el día dando vueltas pero no encuentra nada. Ni edificios ni calles. Todo había desaparecido. Lo único que queda es una piedra, quemada, con el nombre de algunos de los supervivientes del llamado ‘Gueto de Varsovia’. El más grande y mortal de Europa durante la Segunda Guerra Mundial, desde donde centenares de miles de judíos fueron deportados a los campos de exterminio de Polonia y los pocos que se sublevaron fueron destruidos en la primavera de 1943.

Años después este hombre, el popular dramaturgo Juan Mayorga, decide escribir su experiencia. Transformar aquel viaje en una pieza teatral, hacer una obra contra la dictadura del olvido. Una obra para recordar, para conseguir que Europa sea un espacio de refugio. “Me di cuenta de que aquel mapa que me habían dado en el hotel, era un mapa de ausencias, de vacíos” explica Mayorga. Y, por lo tanto, añade, “las fotos eran documentos de vidas interrumpidas”. Este fue el punto de partida de El cartógrafo, la obra escrita y dirigida por el mismo Mayorga y que se podrá ver en el Teatro Goya en el marco del Festival Grec. El texto, interpretado por Blanca Portillo i José Luis García-Pérez, explica la historia de una leyenda: la de un cartógrafo que, con la ayuda de su nieta, intenta hacer el mapa de un mundo en peligro. Una leyenda y un mapa que Blanca, el personaje interpretado por Portillo, intenta buscar en la Varsovia contemporánea. La obra, por cierto, está escrita para doce actores y, por eso, Mayorga no duda al declarar que “lo que hacen José Luis i Blanca Portillo en escena es un auténtico acontecimiento para el aficionado al teatro.”

“La obra es, también, una respuesta al conflicto entre recordar y olvidar” dice Mayorga. El mapa del cartógrafo es, por lo tanto, un mapa contra el olvido donde se recuerda todo aquello que nunca se tendría que olvidar. ¿El objetivo? “Me gustaría que el espectador haga memoria, deje de lado la dictadura del presente y sea consciente de la herida abierta que todavía hay en Europa”. No es, de hecho, la primera vez que Mayorga lucha contra el olvido. Ya lo hizo, por ejemplo, a Himmelweg, una de sus piezas más internacionales y que aquí pudimos ver en la Sala Atrium dirigida por Raimon Molins e interpretada por Guillem Gefaell, Raimon Molins i Patrícia Mendoza. La obra, escrita en 2002, también se inspiraba en un hecho real: cuando en junio de 1944, la propaganda nazi organizó una visita de representados de la Cruz Roja al campo de concentración de Theresienstadt, en la actual República Checa.

“Muchos me pueden decir que vivimos en la época de la memoria, que se han filmado muchas películas alrededor de este tema, muchos museos, muchas conmemoraciones, aun así, creo que se ha olvidado aquello fundamental: la lógica que condujo a las cámaras de gas” decía Mayorga ahora hace tres años, en una entrevista de Anna Maria Iglesia. Poco después, y todavía más contundente, añadía que “Auschwitz no es solo un proyecto de exterminio, sino también un proyecto de olvido. Creo que esta lógica no ha sido derrotada, es una lógica que persiste y hay que combatirla cada día.”

La pregunta, pues, no se hace esperar. ¿Qué tiene la Segunda Guerra Mundial que tan atrae a Mayorga? ¿Por qué forma parte de su universo creativo? “No quería hacer obras sobre la Shoah, pero en Himmelweg y El cartógrafo, sus personajes me asaltaron» explica. Ésta no es, sin embargo, la única respuesta: “Auschwitz todo lo resignifica, nos lleva a preguntarnos qué falló. ¿Por qué la civilización, la cultura, la ciencia o las escuelas no resistieron a la barbarie?” continúa. ¿Y si las lógicas sacrificiales que culminaron en Auschwitz han pervivido? ¿No estamos, más de setenta años más tarde, rodeados de otros tipos de indiferencia hacia el dolor del ser humano?

Dicen en El cartógrafo que “en el teatro todo responde a una pregunta que alguien se ha hecho. Como en los mapas”. Quizás no encontraremos respuestas, quizás saldremos del Goya con más preguntas que nunca, quizás recordaremos que también el mapa de nuestra historia está lleno de vacíos, está lleno de olvidos. Lleno de heridas abiertas imposibles de cerrar. Varsovia, Auschwitz, la plaza de toros de Badajoz, Belchite, Corbera d’Ebre.

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