José Sacristán: "Es muy posible que esto sea, si no un adiós, un hasta luego"

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Redactor: Oriol Puig / @ori_uri

Miguel Delibes, hombre extremadamente pudoroso, se escondió detrás de la figura de un pintor (Nicolás) para, cambiando nombres y detalles, oscurecer la auténtica naturaleza del retrato. Pero desde la aparición de la novela, que ahora se puede ver por primera vez como versión escénica, siempre se supo que se trataba de una novela biográfica. Señora de rojo sobre fondo gris, adaptada por Pepe Sámano, José Sacristán y la joven actriz y escritora Inés Camiña, es el relato de una historia de amor en un camino desenfrenado hacia la muerte, que nos sitúa en aquella España con rasgos inequívocos, que nos habla de la felicidad y de su pérdida, y que llega a la intimidad de cada ser humano, y su emoción, por el camino recto y simple de la verdad. La voz grave de Sacristán, más allá del monólogo, revela sentimientos, emociones y decisiones personales sobre la vida, el amor y el dolor.

¿Cómo ha sido reencontrarse con las palabras de Miguel Delibes?

Volver a Delibes, ahora con su alter ego Nicolás, supone librarme a una tarea que bien podría ser o significar la culminación de una aventura de trabajo y de vida que viene durando ya más de sesenta años. Señora de rojo sobre fondo gris es un placer como actor. Me permite rendir homenaje a mi amigo Miguel Delibes, que es una cosa que me satisface profundamente. Es un privilegio. No solamente era un gran escritor, era un gran hombre. Su mirada sobre la condición humana para un actor siempre es un privilegio.

¿Señora de rojo sobre fondo gris es una declaración de amor?

En toda regla. La obra es una declaración de amor como pocas veces se ha contemplado. Delibes utiliza un pintor, Nicolás, para explicar su vida con su mujer Ángeles de Castro, y retratar la personalidad de esta mujer que lo fue todo para él y, sobre todo, escribir el proceso de la dolencia que la condujo a una muerte inesperada a los 48 años de edad.

“Cuando alguien imprescindible se va de tu lado, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad, porque los vivos, comparados con los muertos, resultamos insoportablemente banales”…

El vacío que deja el ser a quien aprecios. Es una reflexión hecha desde esta tribuna tan particular que tenía Miguel Delibes para mirar el ser humano, tan próxima, tan clara, tan diáfana y tan sincera.

La esperanza siempre es permanente en la obra de Miguel Delibes, es una forma de enfrentar la muerte desde la lucidez, el rigor y la aceptación.

Es particularmente esperanzada, en el hecho de que el que prevalece, importa y es indestructible es su idea del amor, la lealtad y del buen hacer, comportándose exquisitament.

Tuvo la suerte de haber tratado a Miguel Delibes, y de interpretar a otros personajes suyos. ¿Qué le enseñó?

Yo creo que gente como Delibes nos enseña a esto, a mirar. A mirar y a mirarnos, que buena falta nos hace. Era un hombre capital.

A sus 81 años, José Sacristán sigue confesando que intenta escapar de la experiencia y de los riesgos. ¿También la comodidad?

A veces la experiencia, la profesionalidad, son enemigos mortales de la creatividad. En este oficio el encuentro con cada personaje tiene que ser un salto al vacío.

Algo hay de experiencia que sirve y que se aprovecha…

Para mí es mucho más interesante ir descubriendo, investigando, sorprendiéndome y corriendo riesgos. La investigación es inagotable. Cada día aparecen aspectos y matices nuevos que sin transgredir y sin tracionar el espíritu de la obra van enriqueciendo. Como la vida misma, nada es de un solo color ni nada es permanente.

¿Mejor elegir o ser elegido?

Tengo la suerte de poder elegir. Amo mi profesión, y cuando puedo elegir un personaje como éste, es un placer inmenso.

Parece que se plantea decir adiós. ¿Es una despedida Señora de rojo sobre fondo gris?

Es posible que sí. Es muy posible que esto sea, si no un adiós, uno hasta luego.

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