Joel Joan: "Me gustaría ser pastor en la montaña, es mi sueño húmedo"

Manuel P. Muñoz

En las distancias cortas la persona no difiere mucho del personaje público que todos conocemos: criatura traviesa, encantador de serpientes, empatía natural. Pocos minutos después, afloran también rasgos menos conocidos, como la perseverancia y el carácter decidido de un tipo currante que habla sin tapujos. Joel Joan ha madurado y se aferra al día a día para no agobiarse con la perspectiva. Hablamos también del estreno de El gran comediant en el Teatro Goya, nuevo vuelco sobre el ego y la fama, conflicto tan presente en su universo creativo y personal.

El actor Joel Joan en el Teatro Goya. Fotografía: Albert Salamé (Vilaweb)

Teatre Barcelona: ¿De dónde sale esta obra?

Joel Joan: Como nos ocurrió con El pare de la núvia, que escribimos para Joan Pera, la obra sale del título. En concreto nos inspira un texto navideño Coward, Present laughter, un clásico inglés, un tratado sobre el amor libre protagonizado por un gran divo, un personaje buen vivant y narcisista. Es una base que nos sirve para construir una historia nueva y más contemporánea, porque El gran comediant es un título que nos interpela a nosotros mismos.

Vuelves a tocar temas parecidos a los de la serie El crac.

El elemento común es un protagonista actor. Pero Joel Joan de la serie era una parodia que estaba cerca de mi vida profesional, no personal. Era un pobre desgraciado. Ahora no; aquí, el protagonista, Llorenç Tortosa, es un crack auténtico que llena teatros constantemente, que hace películas y gana mucha pasta. Y tiene un amigo, Ernest [Xavi Mira], que es su reverso, un hombre que no ha tenido éxito. Y aquí es donde la obra encuentra el juego.

Por tanto, sí que vuelva a dar un paseo por temas como el ego y la fama.

Sí, además de otros como la vanidad y los celos, tan frecuentes en el mundo del espectáculo, pero también en el resto de oficios. La gente empatiza con los personajes porque todo el mundo quiere ser reconocido y dejar marca. Hoy todo el mundo quiere tener muchos seguidores en Twitter y likes en Instagram. Nosotros en la obra nos preguntamos de dónde viene ese afán de protagonismo y narcisismo, sentimientos terriblemente humanos.

El actor durante la representación de ‘El gran comediant’. Fotografía: David Ruano

Muchos de tus personajes de la tele y el teatro están en combate con su ego; ¿tú también lo estás?

Yo estoy permanentemente en combate con mi ego, como muchos de nosotros. Y, de hecho, siempre he hablado un poco de lo mismo. Tanto en Plats bruts —cuando era un estudiante de teatro que quería ganar el Oscar— como también en El crac y El gran comediant, todos los personajes quieren ganar un Oscar. Joel Joan, tienes un problema con Oscar! [ríe] Claro que escribir estas historias me sirve como terapia. Intento librarme de la idea de trascender, de intentar ser alguien. Me gustaría ser pastor en la montaña, es el sueño húmedo de mi vida. Tener paz interior suficiente para desconectar de mí mismo y de todos.

¿Eres adicto al éxito?

Aún soy adicto al éxito, pero estoy tratando de librarme, porque es una esclavitud muy duro, una adicción que no te permite descansar nunca. Siempre estás barrenando cuál harás después de la que estás haciendo, para que así la fiesta no pare. Soy víctima de ese éxito que dicen que debemos tener ya desde jóvenes. Da igual a lo que te dedicas, nos obligan a tener éxito.

«Aún soy adicto al éxito, pero estoy tratando de librarme»

¿Estás cansado de ti mismo?

Me canso mucho de ser yo mismo. Después de Escape room, teníamos que hacer otro éxito para agradar al público y para tener el teatro lleno. Yo con el público soy muy respetuoso, y muchos de mis productos han dejado mucha marca. Entonces esto hace que tenga una presión y una exposición muy grande como personaje público, y todo lo que diga o cuelgue en redes acabe en los periódicos.

¿Cómo el famoso vídeo del barco en verano?

No fue algo pensado. Este vídeo fue un momento de relajamiento, un cachondeo sobre Instagram, que es la hoguera de las vanidades. En ese momento, me quería joder de toda aquella gente que hacen ver lo que no están en redes. Y reírme de esto en el mismo medio me hace ser un friki. Ya hace tiempo que friqueo. La gente da pena en redes, como yo mismo la hice en ese vídeo. El precio fue alto, pero ya he aprendido la lección. Aprendemos a base de tropezar; de los logros se extrae poco, aparte de la arrogancia.

Xavi Mira comparte escena con Joel Joan en ‘El gran comediant’. Fotografía: David Ruano

¿La comedia le acerca al público y le aleja de los premios?

Los premios no son algo que busque. Tener los teatros llenos y audiencias en televisión es el mayor reconocimiento en nuestra profesión. A mí me gusta hacer reír. La vida está llena de comedia, incluso los dramas más profundos la tienen. Si no se dicen las cosas con gracia, la vida me aburre terriblemente. Como decía Billy Wilder, “si tienes que decir una verdad, es mejor que seas gracioso o se te lanzarán encima”.

«A la industria audiovisual catalana le hace falta un gran pelotazo»

Escape room, después de Madrid, ya prepara el desembarco en México y Argentina.

Y también en Italia y en Polonia. Cuando tu obra traspasa fronteras, eso sí que es un éxito, eso sí que te la pone muy dura. Y tienes que tener cuidado con esto, porque te lo puedes llegar a creer. Lo hemos tocado muy bien con esta obra, y ahora vendrá la película, que esperamos sea un éxito, porque a la industria audiovisual catalana le hace falta un gran pelotazo.

Noticia: Escape Room da el salto a la gran Pantalla

Algunos elementos de la obra simulan un campo de exterminio nazi. ¿Se puede bromear de todo?

La obra se ambienta en la Barcelona del 2018, en un escape room con diferentes salas, una de las cuales simula ser el despacho de Mengele [torturador de Auschwitz]. Muchas comedias han tratado el tema del nazismo, y parece mentira que no podamos utilizar este marco para realizar una recreación ambientada en el presente. No banalizamos al nazismo, no es cierto, todo lo contrario. En el fondo, la obra plantea una reflexión contra el totalitarismo, es una prenda profundamente antifascista. Lo que ocurre es que a algunos les toca mucho las narices que seamos libres para escribir, y que seamos capaces de jodernos de todo.

‘Escape Room’ con Biel Duran, Paula Vives, Míriam Tortosa y Roger Coma, se puede ver en el Teatre Condal

¿Te ha pasado factura el posicionarte políticamente?

Por lo general, no gusta que la gente opine, y menos los artistas, porque los artistas llegan al corazón de la gente y, por tanto, tenemos una influencia emocional. Esto puede hacer que la sociedad se replantee cosas. Por eso hay pocos intérpretes que se posicionen políticamente, porque saben que molesta y algunas puertas se cierran. A mí las puertas cerradas me han abierto nuevas puertas internas. He tenido que espabilar y afilar la herramienta para crearme trabajo por mi cuenta. Y así puedo seguir diciendo lo que me da la gana.

¿Qué te queda por hacer?

Tengo cosas escritas que evidentemente me gustaría hacer, como por ejemplo un proyecto de serie, un thriller conspiranoico. Pero la realidad es que no pienso en el futuro, estoy concentrado en el día a día. Es una de las grandes ventajas de hacerse mayor, que no te proyectas, sólo vives en el presente.

Por Manuel Pérez Muñoz / @ManelPiM

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Escrito por

Periodista especializado en artes escénicas. Director de la revista Entreacto y crítico teatral de El Periódico de Catalunya.

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