Israel Galván: «Me gusta ponerle un interrogante al flamenco»

Redacció

Vuelve el Festival Ciutat Flamenco, organizado por el Taller de Músics y el Mercat de les Flors. Jordi Sora habla con el bailaor y coreógrafo Israel Galván, que presenta su espectáculo Fla.Co.Men con entradas agotadas desde hace meses.

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TEATRE BARCELONA: Programar como espectáculo central Fla.Co.Men parece una declaración de intenciones. Se trata de una obra extremadamente compulsiva. Como si Israel Galván hubiese necesitado volver a la raíz fuerte, después de abordar la tragedia del holocausto (Lo real) y del gran compromiso estético que supuso combinar con Akram Khan flamenco y katkak (Torbaka). Se tiene la sensación, viendo la obra, que se trata de dar un par de pasos atrás para tomar impulso de nuevo, con la música como protagonista ¿Compartes esta impresión de que parece que te hayas liberado de un cierto peso con esta obra?

ISRAEL GALVÁN: Se hizo para bailar piezas anteriores al 2004, pero sin buscar ningún concepto, despojándolas de cualquier drama. Son fragmentos de espectáculos que se habían quedado allí, dormidos. Pero al final creo que lo que me salió fue como una cosa nueva porque yo no podía bailar como lo hacía antes: mi mente ya no es la misma.

Se presentó en Temporada Alta y causó una gran impresión entre el público y la crítica.

Y ha cambiado mucho desde entonces, porque estaba todavía en el inicio del proceso. ¡Sí que es verdad que tiene como un aire más libre! Veo Fla.Co.Men como una bisagra, que me permite abrir diferentes líneas respecto a las últimas obras, a la vez que rescato cosas anteriores.

Lo esencial de esta obra es la música: casi un calidoscopio de sonidos con los que el flamenco se atreve. ¿Qué dirías que haces con ella? ¿La bailas? ¿La reestructuras? ¿La acompañas? ¿La unes en retazos?

Lo que quiero con Fla.Co.Men es crear opciones, buscar emociones de manera más fundamental, con mi zapateo y los músicos. Casi como se tratara de estudiar las frecuencias de un viaje sonoro y de imágenes. Buscando un cierto efecto hipnótico, de mantra. Para que nosotros mismos, los artistas, tengamos libertad sobre el escenario. Con el flamenco yo siempre he sufrido para con los músicos de un respeto fuerte (una cosa bonita, por otro lado). Buscaba para esta ocasión más la sensación de que se trata de un grupo, que tocamos juntos y enseñamos al público lo que sabemos hacer. Intentando quitar un poco de tensión al flamenco…

En Fla.Co.Men te acompañas de mucho trabajo de sonido percutido con tu propio cuerpo. ¿Es algo en lo que estás investigando especialmente?

¡Es que yo me considero antes que bailaor, un músico más! Fíjate bien que en el escenario estamos todos juntos, no hay esa doble fila que separa músicos y bailaor tan típica. ¡Hasta ellos hay momentos en que bailan! Y yo intento transformar mi cuerpo en un instrumento: una caja de resonancia.

Precisamente en una de las actividades especiales de Ciutat Flamenco de este año organizas un encuentro de un día para tratar alrededor del cuerpo como argumento e instrumento de percusión. Cuéntanos un poco.

Los flamencos tenemos una base de movimiento que efectivamente es muy percutivo: el zapateo, las manos, el cuerpo… La idea es invitar a bailarines de otros estilos de danza para juntos explorar ese diálogo con nosotros mismos, bailando nuestros propios sonidos. Para ser incluso libres de hacerlo sin tener que estar acompañados siempre de música.

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Otra de las propuestas especiales en este festival es un homenaje a Enrique Morente, ¿verdad?

Es una conferencia de Pedro G. Romero, también comisario junto a Patricia Caballero, en la que participamos José Enrique Morente y yo mismo: actúo casi como si fuese una guitarra y con esas voces polifónicas, casi fonéticas que Morente generaba. Todo con sonidos muy primitivos, para darle voz en el homenaje.

La programación del Festival 2016 parece un juego de colores que tendrá en un tapiz construido por Teresa Lanceta su símbolo más evidente. ¿Qué os ha movido en su confección? ¿Qué buscabais?

Para mi Barcelona siempre ha sido el comienzo de algo. Desde que bailaba, hace muchos años en las Ramblas, en el Tablao Cordobés. Y también recuerdo muy bien la etapa con Sol Picó. En esta ocasión vengo con la idea de compartir con todos los artistas que hemos reunido. El mensaje del Festival será el que quiera darle la gente, pero a mi me gusta ponerle a la palabra flamenco un interrogante. Se abren nuevas cosas cuando el público ve un espectáculo y se pregunta si eso forma parte de este estilo. El espíritu de la programación es buscar una grieta ahí: es un poco un juego, muy especialmente en estos tiempos en los que se habla del flamenco moderno, o contemporáneo. Casi es un chiste también como lo hemos planteado.

¿Y hay algún artista de la programación que te haga especialmente feliz presentar, precisamente por interrogar muy fuerte sobre lo que define el flamenco?

IUchi y Patricia Caballero, que presentan Manomá. Es como un paso adelante, quizás no dificultoso, ni con grandes inventos, sino la voluntad de regresar al gesto primario, a un baile esencial, que me interesa mucho. Eso interroga: porque es flamenco que sale de dentro, de verdad. En tiempos de confusión, se enriquece de movimientos nuevos por no seguir modelos preestablecidos.

Porque en tu trayectoria profesional, ¿quién crees que ha tenido un especial compromiso por ese movimiento de investigación y cambio en el flamenco?

El Maestro Güito y Cesc Gelabert. Sin duda. Les tengo mucho que agradecer. Dos lineas que he seguido todos estos años. La primera recta, de tensión, de gesto flamenco; mientras que la del segundo lleva a otro mundo, con la misma intensidad. Mucho respeto por ellos dos y ganas de seguir bailando, me transmiten.

Barcelona te ha acogido siempre con reverencia. No sólo por parte del público especializado, también por los aficionados al flamenco, los de danza contemporánea y por la crítica. En un cierto tiempo, fue ciudad flamenco: ¿Cómo ves la situación en la actualidad, aquí? ¿Y su futuro?

Bueno: Hay todo ese turismo que llena cada noche el tablao y que la ciudad ha sabido conservar. Necesario… Pero es imprescindible el trabajo que están haciendo gente como el Taller de Músics y el Mercat de les Flors, para que ese agua no pase siempre por el mismo sitio y vaya a otros lados. El flamenco es de todos.

Finalmente: ¿Alguna recomendación para los espectadores de cara a este Ciutat Flamenco 2016?

Que vengan con la idea que ni yo sé qué saldrá de esto… Porque son artista libres, un grupo de personas que comparten un gran respecto por el flamenco. Estoy a la espera también. Con ganas de ver qué sale entre todos, juntos. Y espero que el público lo disfrute.

Texto: Jordi Sora

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