Por Iván F. Mula / @ivanfmula
Conocido por su papel en la serie Merlí (TV3), Iñaki Mur lleva formándose como actor desde los 13 años en diferentes escuelas y estudios de artes escénicas en disciplinas como interpretación, danza, canto y claqué. Después de una amplia experiencia en el mundo audiovisual, Rent es su debut en una obra de teatro musical, una oportunidad que vive con ilusión y algunos nervios.
IÑAKI MUR: Al principio, es todo euforia porque me gustan mucho los musicales. Pero, al cabo de unos minutos, empieza el terror que se alarga durante un tiempo y es una mezcla de miedo, respeto e ilusión. Más adelante, cuando estás en una compañía como ésta y vas haciéndote tuyo el personaje y la partitura, ya solo son ganas de compartirlo. Ahora lo disfruto muchísimo.
TEATRE BARCELONA: ¿Hasta qué punto supone un reto para ti el hecho de protagonizar este musical?
Yo decidí que quería ser actor, en parte, a través de los musicales. Me empecé a formar en danza, interpretación y canto a la vez. Al principio, iba más enfocado a esto y, después, decidí que quería especializarme en texto. Así que lo dejé de lado. Por lo tanto, tengo alguna formación vocal que he tenido que recuperar durante el proceso de ensayos. Es decir que, a pesar de ser mi primer musical, no me pilla tan de nuevo. Eso sí: es un reto diferente a todo lo que he hecho antes. Mi personaje es el protagonista. Llevo el peso de la función y prácticamente no salgo de escena. Además, es una función técnicamente muy difícil y hemos tenido poco tiempo. Pero yo estoy muy contento con cómo ha salido todo.
¿Cómo te ofrecieron el papel?
Daniel Anglès y yo ya nos conocíamos. La última vez, ya me había hecho una prueba para el Rent de 2016 pero, entonces, no me cogió. Esta vez, me llamó directamente y me citó en su oficina. Yo no tenía ni idea de que me iba a ofrecer una cosa así. Me dijo: “Quiero que seas Mark Cohen, el protagonista de Rent”. Y le dije: “¿Es broma?”. Y me dijo: “No. Lo tengo muy claro”. Me sorprendió mucho y más sabiendo que es un personaje muy importante para él.
Explícanos cómo es Mark Cohen…
Mark Cohen es un artista que huye de su bienestar familiar para ir a Nueva York a vivir y luchar para tener la vida en la que cree. Una vida de verdad y coherente según sus ideales morales y artísticos. Al principio del musical, se encuentra muy perdido, así que decide empezar un documental sin guion sobre su vida y retratando a las personas que le inspiran. Quiere encontrar algo que deje huella. Tiene miedo a la soledad y problemas para gestionar emocionalmente todo lo que le pasa. A lo largo de la función, tendrá que aprender a vivir el presente y encontrar un sentido a todo lo que le rodea.
Como actor, ¿cómo te has acercado al personaje?
Los procesos artísticos siempre son muy interesantes por la simbiosis que se genera entre actor y personaje. El personaje, evidentemente, está escrito y, en este caso, como otros papeles que he hecho, tiene poco que ver con quien soy yo en el mundo real. Pero, cuando estás inmerso en los ensayos, se crea una situación extraña donde no sabes diferenciar qué pertenece a cada cual. En este caso, hay muchas cosas de Iñaki que he llevado a Mark y también muchas cosas que me estoy llevando de Mark a la vida. He querido acercarme al personaje desde el humor y la luz. Y desde un intento constante de contagiar el buen humor y las ganas de vivir al resto de personajes.
Te empezaste formando como actor, cantante y bailarín. ¿Crees que esto es una característica generalizada de los intérpretes de tu generación?
Creo que esto es más habitual en el extranjero. Tú vas a los EE.UU. y no hay actor que no cante y baile. Aquí, socialmente, todavía hay unos ciertos prejuicios hacia los musicales. Se los etiqueta de frívolos y superficiales cuando, realmente, es el mismo trabajo visto desde otro prisma. No creo que sea una cosa generalizada pero creo que lo tendría que ser. El actor es alguien que se dedica a hacer de otras personas y cuantas más herramientas tenga, más amplio será el abanico de cosas que puede hacer e interpretar.
¿Crees que es un buen momento para el teatro musical en Barcelona?
Creo que sí. Sobre todo, es importante que empresas como Focus apuesten por proyectos como el Onyric. En Madrid, los musicales funcionan solos pero, en Barcelona, desgraciadamente, no. Creo que ahora es un buen momento para que la ciudad apueste por dar todavía más vida a esta industria, más allá del jukebox. Difícilmente, verás en Barcelona muchas producciones con 17 intérpretes en escena, esta infraestructura de escenografía, luces, música en directo… Es una cosa que se tiene que valorar mucho en positivo porque está aportando mucho al mundo cultural.
Éste es tu primer proyecto teatral después de Merlí, a pesar de que ya ha pasado un tiempo del final de la serie…
Después de Merlí, tuve una especie de crisis artística personal. Realmente, la serie me puso en el mapa pero el éxito fue tan grande que mucha gente durante mucho de tiempo creo que solo nos veía como a nuestros personajes. Por eso, después de mucho tiempo haciendo televisión, necesité coger un poco de distancia. Dije que no a muchas cosas. Necesitaba reencontrar aquello que me motivaba para reconectar con esta profesión y decidir qué tipo de carrera quiero llevar. Yo soy un poco purista: prefiero hacer menos cosas pero estar muy seguro de por qué las estoy haciendo.
¿Qué se llevará el público que venga a ver Rent?
Rent no deja indiferente a nadie. Es un musical que te cambia la vida como intérprete y como espectador. Yo hice un taller de verano de Rent cuando tenía 17 años y me enamoré perdidamente de este musical. Te aseguro que si hubieras visto la lista de personajes que me gustaría hacer en mi vida, habrías podido comprobar que Mark Cohen estaba ahí. Por eso, me siento tan afortunado. Es un musical diferente. Especial. Habla de temas que nunca pasan de moda con los que es muy fácil empatizar. Verlo supone toda una experiencia porque, musicalmente, es increíble y viene de un lugar muy puro a nivel artístico. Su creador, Jonathan Larson, murió horas antes de la primera previa. Hay todo un mito a su alrededor. Es de esos espectáculos tocados con la varita. Empezó como una cosa muy pequeña que, por su magia, se convirtió en un fenómeno que parece que no se acaba nunca. Y todo esto es por algún motivo. La gente lo entenderá cuando lo venga a ver.