iMe, la incomunicación de un futuro muy presente

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Tras el éxito del pasado mes de julio y seis semanas en Madrid, iMe, de Dara Teatre, vuelve el Tantarantana. Roc Esquius firma y dirige una comedia de un futuro extremadamente cercano donde las redes sociales erosionan las relaciones humanas y convierten los que tenemos al lado en unos extraños.

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No se tocan, no comparten emociones, no salen a la calle. Ámbar (Isidre Montserrat), Beta (Roser Tapias) y Cala (Núria Deloufeu) viven en el mismo piso, pero ni siquiera se miran a la cara. Como todo el mundo, llevan integrado su dispositivo iMe, que les permite comunicarse las 24 horas del día únicamente a través de las redes. Pero hoy -y por primera vez- el dispositivo se ha colgado, y ahora se ven obligados a enfrentarse a un mundo desconocido: no funciona ninguna herramienta electrónica, no tienen más que su compañía. «Les cuesta mirarse a la cara y hablarse, sienten violada su intimidad, pero la necesidad de supervivencia hará aflorar una nueva comunicación entre ellos», explica Esquius, que interpreta David, el cuarto personaje, un blogger que pasará de un mundo virtual donde todo lo sabe, a un mundo real donde «no sabe hacer demasiado nada». «Son cuatro personajes muy diferentes que afrontan la situación de diferente manera: mientras que una se dejará llevar por los impulsos y querrá descubrir el mundo de las emociones, otros se verán sobrepasados ​​por la situación y habrá quien querrá sobrevivir a cualquier precio».

«iMe habla de hoy, del momento que vivimos. Nos sentimos muy comunicados, pero a menudo nos relacionamos igual con un amigo que está en la otra punta del mundo que con lo que está aquí, porque lo hacemos a golpe de whatsapp. Basta con mirar las mesas de los restaurantes, con familias enteras con los ojos en la pantalla o niños pegados a la tableta para que los adultos estén tranquilos», dice Esquius. «Nosotros lo que hemos hecho es tirar del hilo, hacer que absolutamente toda la comunicación sea a través de la red y que, en charlar, haya que empezar de nuevo».

UNA OBRA QUE GENERA PREGUNTAS

La obra genera muchas preguntas, pero no resuelve los conflictos. «Partimos desde un problema y acabamos con setenta. No se trata de decir si es bueno utilizar o no las redes, sino plantearnos dudas sin juzgar», sigue el director. Y es que este es, precisamente, el motor de la compañía Dara Teatro. «Nos gusta jugar a plantearnos dudas, a poner sobre el escenario aquello de lo que se habla en el café, lo que se detecta que empieza a pasar, pero que aún no tiene nombre», explican. «Esta es nuestra manera de entender el teatro. Queremos entretener, hacerlo pasar bien al público, pero a la vez generar debate y opinión».

Con esta misma premisa, a partir del 30 de marzo volverán a estar en el Tantarantana con Mars Joan, una obra con un hombre que quiere ir a Marte para no volver, un reality que está listo para cubrirlo todo y su entorno, que ríe, llora y se remueve.

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CONEXIÓN CON EL PÚBLICO

Dara Teatro lleva sólo un año trabajando como compañía, pero ha establecido una conexión especial con el público. «Hay mucha gente que ha visto la obra más de dos veces, gente que repite porque quiere llevar amigos e incluso un espectador que ha venido diez veces!». A este último, incluso le han dado un diploma. Y no es para menos, ese vínculo que consiguen con el espectador y el boca a boca permitió que el Tantarantana llenara durante julio, a pesar de la gran oferta del Festival Grec, que se fueran seis semanas en Madrid y que ahora vuelvan a la cartelera.

Texto: Mercè Rubià

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