«¿De dónde eres?» Con una pregunta tan sencilla, que brota por inercia, estás marcando el color de una piel, estás diciendo a quien tienes delante «Tú no eres como yo».
LaJoven prende fuego al racismo a través de Gazoline, un texto de Jordi Casanovas dirigido por José Luis Arellano García, que busca poner el foco en la raza como elemento discriminatorio, como lacra social que se tapa por costumbre, ignorancia o miedo.
Mard B. Ase, Jean Cruz, María Elaidi, Prince Ezeanyim y Delia Seriche son cinco actores españoles que por su color de piel, deduces que tienen unos orígenes algo más lejanos que el barrio donde estamos charlando. Nada más, es la única diferencia. Enorme para muchos.
«¿Vosotros vivís situaciones racistas de manera habitual?» pregunto. Y se ríen ante mi ingenuidad. “Sí, claro que sí”. El racismo es un tema que se toca de soslayo, que parece que no está, pero sí permanece.
Gazoline habla de ellos y de sus alter ego reales, los protagonistas de los disturbios que prendieron fuego a las barriadas parisinas en noviembre de 2005. Jóvenes nacidos en Francia, muchos de ellos hijos de franceses y nietos de inmigrantes que llegaron al país hace casi 60 años. A pesar del tiempo y del lugar que les vio nacer, no se sienten europeos, no les vibra la identidad que les corresponde, no saben a qué lugar pertenecen.
En Gazoline cada intérprete interioriza una lucha muy concreta para llevarnos, latiendo con sus personajes, hasta una banlieu parisina- Término francés para denominar a los suburbios o al extrarradio de las grandes ciudades francesas donde se concentra la población inmigrante extraeuropea – donde se reúnen para quemar el coche de un vecino rico. Este detonante es el billete de partida a una historia donde LaJoven recala en temas como el racismo o el desarrollo de la propia identidad.
La necesidad de este texto de Jordi Casanovas viene dado por las barbaridades que escuchamos en políticos a quienes se les hincha el pecho hablando del coco, del distinto, del que exige derechos que en sus países saltan por los aires con olor a sangre y guerra. Y también porque a veces somos o actuamos con racismo por desconocimiento, sin darnos cuenta, sin pretenderlo.
“Yo he sentido que el sentirme ofendido no es lo correcto”. Nuestra generación no reconoce el racismo entre sus amigos, no percibe el gesto cotidiano que le recuerda al mulato del grupo, por ejemplo, que no tiene el mismo tono de piel que tú “La gente te dice que en España no hay racismo, y tú te lo llegas a creer”.
El proyecto Razas fue un taller que unió a los actores protagonistas, que tenía como objetivo visibilizar y fomentar la diversidad étnica en las artes escénicas y sirvió de germen para la obra Gazoline. “Hemos vivido situaciones verbales y físicas que no sabíamos que era racismo, hasta que pasamos por Razas y nos dimos cuenta”.
El Presidente de la Fundación Teatro Joven, David R. Peralto, propuso el taller Razas después de observar que a las sesiones matinales de LaJoven llegaban chavales de todos los colores, y esta pluralidad, por desgracia, no estaba sobre las tablas.
Uno de los escollos que deben salvar los actores y actrices de orígenes africanos o árabes es que cada color, parece tener su rol inamovible. Todos estamos de acuerdo en que la señora mayor que ve la novela de TVE después de comer podría asimilar en pocos días a una mujer protagonista de color. El problema suele estar en que nadie quiere forzar el cambio. Una vez más, sacudida para el que manda, para el que tiene el dinero y para el espectador que se quejará, seguro.
Mi última pregunta es algo que me he cuestionado muchas veces «¿A qué teme la gente racista?» Y no tardan en responder y en asentirse los unos a los otros: “Temen a la igualdad, a convivir. A la gente, sobre todo al que manda, le da miedo la paz. ¿Cómo te gobierno si no puedo usar el argumento del miedo al otro?”.
Gazoline espera que te sientes delante de estos cinco actores para prender la mecha que haga explotar la idea de que la diferencia entre personas la marca la piel. A ver cuánto tardamos en entender que cada persona es un universo irrepetible y que no nos diferencia un color. Todos respiramos, amamos, reímos, olvidamos, lloramos. La forma en que lo haces, es lo que marca la -bendita- diferencia.
Iduna Ruiz / @idunarusol
Foto Juan Lafita