Una versión de la obra de Shakespeare donde se mezcla el presente rabioso con los hechos del pasado. Donde se mezcla la realidad y la ficción. Un viaje de la corte real del rey Lear a los tiempos actuales. Una propuesta donde el actor se desmaquilla para volver a la persona que trabaja de actor, y se vuelve a maquillar para volver al personaje, con una naturalidad absolutamente sorprendente. Las máscaras ayudan a Felipe Cabezas a lograr las diferentes personalidades de los personajes que interpreta: el rey Lear, sus tres hijas Goneril, Regan y Cordelia, su fiel duque de Kent, el rey de Francia, el bufón y el actor. Y es el actor quien reflexiona alrededor de nuestros problemáticos días, cuestionando el rol de la realeza en el mundo moderno, las políticas culturales y las eternas luchas de clases. El Bufón del Rey Lear és el cinquè monòleg teatral d’aquesta artista xilè, un èxit de públic i taquilla que torna a la cartellera de la Sala Fènix durant 5 úniques funcions.
Teatre Barcelona: Desde el principio de los tiempos, los bufones han permitido hablar de temas que la censura prohibía y criticar instituciones y personas que aparentemente eran “intocables”. ¿De qué naturaleza está hecho el bufón que interpretas?
Felipe Cabezas: Es un superviviente nato que ha sufrido las órdenes de un rey caprichoso y dictador, un poco temerario, francamente. A pesar de todo, ha conseguido reírse de él. Es un personaje camaleónico que ha sabido sobrevivir en medio del caos. Esta característica parte de la exageración para acabar convirtiéndose en un personaje esperpéntico. Existe la tendencia general de ubicar El rey Lear dentro de una bonhomía, un sentimiento de víctima, que hace que el público lo vea como un pobre hombre. Yo, en cambio, he querido convertirlo en un facha dictador. No olvidemos que ha sido capaz de matar su hija. Un rey nunca puede ser bueno. Un rey no llega al trono si antes no ha matado. El bufón vive en un ecosistema grotesco y hace mofa. Lo explica con cierta ironía para que no lo pillen. Y esto es exactamente lo que hago yo. El teatro me lo permite. Puedo hablar de la dictadura, la represión, la violencia, la imposición, sin que sea explícito. Sobrevivo, como hace el bufón.
Vaya, es capaz de insultar y mofar-se sin pronunciar nombres y apellidos, huyendo así de la censura y el castigo con astucia.
Sí. Históricamente el bufón ha hecho siempre este papel. El bufón siempre se ríe a la cara del rey pero nunca se explica como lo hace realmente. Lo hace a través de pequeñas ironías, tirando dardos envenenados. Es muy habilidoso!
¿Es un bufón republicano?
Sí. No concibe al rey como autoridad. Yo, por ejemplo, soy ateo, no tengo padre, las imágenes de estas figuras autoritarias como por ejemplo Dios, el Rey, el padre de la patria, me resultan chocantes. El bufón encarna esta naturaleza. Es un anárquico rupturista del orden establecido. El bufón parece que no diga nunca nada pero lo acaba diciendo todo y más. Como admirador del arte de la comedia y las máscaras me identifico con Dario Fo. El rey de las ironías.
Te pones en la piel del bufón… pero también te pones en la piel de Lear, las tres hijas, Kent, el rey de Francia… a veces utilizando máscaras, a veces sin artefactos… y un solo actor se multiplica.
Es un espectáculo que bebe de la tradición pero que mira hacia adelante. Utilizo un lenguaje muy realista y cinematográfico. En cuanto a la tradición, es el lenguaje de los juglares, los cuentacuentos que llegaban a los pueblos y bajaban del carro para explicar una historia con máscaras, marionetas o haciendo volteretas. Utilizo estos recursos antiguos para explicar una historia lúdica, entretenida y comprensible. Es el salto mortal de un juglar que busca múltiples personajes. Detrás de estos personajes siempre hay la figura del bufón. Cuando hago de Cordelia, es el bufón haciendo de Cordelia. Poniéndose una máscara tiene suficiente para ridiculizarla. Él es el narrador. Nunca salgo del personaje.
A pesar del punto de partida shakesperiano, la temática del texto resultante está adaptada a la situación política que estamos viviendo en Cataluña, confrontando personajes y momentos históricos.
Es de este modo como ha surgido un texto antimonárquico y crítico respecto al poder, con mensajes implícitos. Eso sí, hay una fuerte presencia del fascismo, es un rey autoritario que tiene como lema “El Reino de Inglaterra es un reino unido, grande y nuestro”. Es una clara alusión al fascismo sin ser del todo explícito. Parto de la historia básica de El rey Lear explicada por el bufón y, paralelamente, la vida de un actor que ha intentado llevar esta historia a escena. El fracaso en el intento. Y aquí aprovecho para criticar las políticas culturales, a los criterios de concesión de las subvenciones y a la monarquía. También aparecen pasajes más actuales como por ejemplo los hechos del 1 de octubre. Constantemente tengo que estar pendiente de la actualidad para introducir frases nuevas.
La vida del bufón no es demasiado diferente de la vida de los actores de hoy. La precariedad, la inseguridad…
De hecho, la obra nace de una experiencia personal. A menudo me encuentro a las puertas de entrar en la programación de un gran teatro y me acaban cerrando la puerta. En El rey Lear hay una historia personal con sus tres hijas. También aparece la historia de traiciones del Conde de Gloster. He sustituido esta historia por la mía personal. La historia secundaria de El rey Lear original pasa a ser la mía. Me permite hablar mucho en el fondo de la injusticia o del poder.
Al fin y al cabo, estás en tu teatro y puedes hacer lo que te dé la gana. ¿Qué eres más, bufón o rey en la Sala Fénix?
[Ríe] Las dos caras, la máscara y la contramáscara. Puedo pasar la fregona y después ponerme a ensayar. Rey y bufón a la vez. Tengo el privilegio de poder programar pero no tengo mi bufón que pase la fregona. La Sala Fénix es un espacio de creación y también personal. No me programo más de una vez al año y lo acostumbro a hacer siempre en estas fechas. Me gusta que después puedan venir compañías de fuera.
¿Vivir al margen de subvenciones es posible?
La Sala Fénix es un proyecto autofinanciado y sostenible desde hace unos cuantos años. Este año, sin ningún tipo de duda, será el mejor de todos. El Ayuntamiento nos ha aumentado la subvención. Es una pequeña ayuda pero muy necesaria. Mantenemos un perfil de empresa muy reducido. Es una empresa familiar. Es un teatro de pequeño formato de cincuenta butacas y dieciséis focos con los equipos técnicos necesarios. Este año hemos hecho sold out diez semanas seguidas y estamos muy satisfechos. Hemos programado muchas obras escritas, dirigidas y protagonizadas por mujeres que han funcionado muy bien. Tenemos previsto recuperarlas el año que viene. Hemos acertado el formato y nos sentimos muy cómodos.
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