Clara Segura: "Mussolini atraía porque era muy teatral"

Mercè Rubià

Una giornata particolare de Ettore Scola se hizo famosa por las grandes actuaciones de Sophia Loren y Marcello Mastroianni. Ahora Antonietta y Gabriele serán Clara Segura y Pablo Derqui, que tienen el reto de llevarlos al escenario de la Biblioteca bajo la dirección de Oriol Broggi.

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Lo hablamos con la protagonista, Clara Segura, una de las actrices de teatro más solicitada y de quien se ha dicho, incluso, que es la heredera de Anna Lizaran, la actriz que precisamente llevó la película arriba del escenario por primera vez en nuestro país acompañada de Josep Maria Flotats. Ella, que no quiere ni oír hablar de comparaciones ni grandes elogios y que confiesa que no ha querido ver la película antes de la obra, explica que lo que realmente quiere es que el público se haga su obra.

El argumento es bastante conocido. El 16 de mayo de 1939, dieciséis años después del estallido del fascismo italiano, Roma vive un día importante: Hitler se encontrará con Mussolini. Toda la ciudad saldrá a recibirlos, pero dos personas aparentemente muy diferentes y por motivos completamente opuestos se quedarán en casa. Ella, Antonietta, un ama de casa con seis hijos y un marido autoritario y machista que pasa más tiempo con otras mujeres que en el trabajo. Él, el vecino del sexto, Gabriele, un periodista radiofónico que han hecho fuera de la radio por «subversivo». Es decir, antifascista y homosexual. Aunque quizás, dice él, «no es el vecino del sexto que es antifascista, es el fascismo que es anti vecino del sexto». Y en medio, la portera (Màrcia Cisteró), firme defensora del régimen que no les quitará el ojo de encima.

– De La giornata conocemos perfectamente el argumento, hemos visto la película… ¿Hay que darle algo más a la obra, cuando ya sabemos todo lo que pasa?

En este caso está claro que no es el argumento el que tiene el peso, es más bien todo lo que no nos decimos, todo el esfuerzo para llegar a decir: «¿no me invitaría a tomar un café?». Esta es la clave de la relación en la película y lo que hace que quieras ver toda la obra de teatro, porque lo importante no es la frase, sino el esfuerzo que hay para decirla. El hecho teatral está por encima incluso de la película, porque es el momento lo que hace que despierte todo este interés y por donde pasamos cada día. Esta es la vigencia del teatro y la razón para hacerlo: ver cómo se resuelven emocionalmente las cosas, una frase causa impacto en un personaje.

– Esta es una obra de una relación muy íntima, aunque son dos desconocidos, y con muchos silencios. ¿La complicidad con Oriol Broggi y Pablo Derqui ha ayudado a comenzar el trabajo con un punto de partida mucho más avanzado?

Absolutamente. Es un gusto trabajar no sólo con buenos actores y directores, sino también haber hecho compañía. Porque aunque no somos compañía estable en nada, es verdad que mi relación con Oriol hace mucho tiempo que dura. Además cada vez me sorprende la madurez con la que encarando las cosas, como muta la relación conmigo. Y al mismo tiempo también el placer de trabajar con Pablo, un actor especialmente generoso con todas sus emociones. No es fácil encontrar actores que tengan el instrumento con esta tesitura tan frágil. Cuando hace un malo da mucho miedo también, pero aquí esta fragilidad le va muy bien al personaje. Ambos personajes tienen esta cosa de almas desamparadas que se encuentran. A pesar de las diferencias de procedencias están igual de tristes, igual de solos.

– La película es de 1977 y habla del 1939. ¿Qué tiene de vigente, que nos transmite?

Que cualquier persona te puede abrir los ojos y sacarte cosas como persona que aún no habías sacado, y eso es maravilloso. Y a la vez que todavía somos esclavos de los prejuicios. Quizás ahora y aquí no son los mismos que durante el fascismo, pero nosotros también tenemos, a nivel social ya nivel personal. A veces no te permites ni pensar de otra manera para que te has puesto un techo. Y a nivel social puedes preguntarte hasta qué punto es libre una mujer que tiene seis hijos, que no puede trabajar, que la mantiene a su marido porque es el que lleva el sueldo en casa. ¿Qué libertad tienes? ¿Qué tiempo tienes para ponerte a leer, para crecer?

– Esta situación también se puede dar hoy.

Las mujeres hacemos la doble pirueta de estar en casa y fuera de casa y llevar la estructura de muchas cosas. Al tanto, que el hombre también tiene un papel muy activo, pero ¿como lo vivimos? ¿Por qué la mujer tiene la sensación de estar siempre tapando agujeros? Es complejo, pero es cierto que Antonietta está muy atrapada. ¿Pero como estaría yo con seis hijos?

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«Lo que más me ha costado es la fascinación de Antonietta por Mussolini»

– Antonietta defiende los valores del fascismo, incluso recorta las fotografías de Mussolini para ponerlas a un álbum y ha hecho un retrato de botones. ¿Te ha costado ponerte en su piel?

Lo bonito de Antonietta es que no hace mención explícita de nada que a mí me duela de oreja. Lo que más me ha costado, y todavía estoy intentando entender, es la fascinación que siente por Mussolini. Al principio lo miraba y pensaba: ¿cómo puede ser? Pero hay algo en la gestualidad y en la personalidad de este señor que fascina. Mussolini era muy teatral, mucho más teatral que Franco. Sus discursos tienen una contundencia … ¡una fuerza! Era como un actor de ópera sobreactuado. Al mismo tiempo tenía una potencia física que supongo que si has vivido en el momento de crecimiento de este mito no es tan raro que te pase lo que le pasa a ella, que le encuentra un día por el parque y se desmaya. Al principio no lo entendía, pero dije: olvídate de quién es. Y intenté ponerme un símil con algún otro tipo de personalidades que a mí me puedan fascinó. ¿Como actuaría si me los encontrara?

Por otra parte también hay otra cuestión. Tanto el fascismo alemán como el italiano llegaron sin que la gente fuera demasiado consciente de lo que estaba pasando. Llegó a través de la exaltación de ciertos valores que la gente necesitaba reconocer, en un momento en que necesitaban huir de la pobreza, de la ignorancia, pero la pelota se fue haciendo grande hasta que se mataba si no estabas de acuerdo con estas ideas, pero de lo cual ella no es del todo consciente.

– Lo que explicaba L’onada la temporada pasada en el Lliure…

Exacto. Como el fervor de las cosas te puede hacer llegar a hacer perder los puntos de vista. Puede ser muy entusiasmando seguir una bandera y tener cosas que nos unen, pero a la vez también hay un peligro.

– A pesar de este fervor social y que es un día en que todo el mundo sale a la calle, ella debe quedarse encerrada en casa. Está muy sola.

Ella tiene la necesidad de no darle demasiadas vueltas a las cosas. En un momento dice «yo qué sé, yo no entiendo». Y es muy desesperante cuando cada día sientes yo qué sé, yo no entiendo. ¡Y que se le dicen, eh! Porque yo creo que hay un maltrato evidente por parte del marido. Físico no lo sé, pero psicológico seguro. Y cuando tú no eres nadie, cuando tú eres una ignorante, y eso lo sientes cada día, te pueden hacer cualquier cosa.

– ¿Cómo es la relación entre el Antonietta y el Gabriele?

El Gabriele la trata a la mujer como un ser, no como un objeto con el que hacer lo que quiera. Nadie le ha tratado nunca de esta manera, nadie lo ha mirado nunca así, nadie se ha preguntado porque llora. Hace pánico pero a la vez es maravilloso. Y eso le da una proximidad de repente que la desconcierta y le hace vivir y sentir cosas que hasta ahora no había vivido. Ella es incapaz de ver que es homosexual! Hay una confusión incluso vergonzosa. Pero al mismo tiempo es una confusión tan bonita … A quién no le ha pasado? ¿Quién no ha pensado que alguien estaba de él y no era así? Es muy bonito enseñar esto a escena.

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«¡Le preguntaría tantas cosas, a Anna!»

– Llevas varias obras en la espalda donde tu personaje tiene mucho peso o casi todo el peso de la obra: Incendis, La rosa tatuada

Yo no lo vivo tanto como tengo el peso de una obra. Cuando pienso así rápido me digo: no, no, no. Gracias a Dios que hay una estructura muy sólida, yo no aguanto nada. Aquí está claramente repartido con Pablo y un poco con la Marcia. Hacemos un taburete de tres patas que a mí me perfecto. Creo que también hago estos mecanismos de defensa para que no me salgan más contracturas de la cuenta de cuando ya voy demasiado cargada de trabajo. Además, confío mucho en Oriol. Y mira que siempre le cuestiono cosas! Pero hay algo de fe… Con Antígona yo le decía, quieres decir que debe empezar así? Pero después lo acabas entendiendo.

– Pero es evidente que ciertos actores y actrices sueldo un reclamo en el cartel, un motivo de muchos espectadores para ir a ver una obra. Esto puede ser una mochila que pesa.

Sí, pero esta mochila la ponen ellos. Yo no sé qué represento los espectadores. A veces sí que hay alguien que se te acerca y te dice, pero yo no puedo pensar en todo esto, porque sino no saldría ni a pedir un café en la obra. Yo hago mi trabajo, que es un trabajo como cualquier otra. Sí, tiene la particularidad de trabajar en ficción y con las emociones, pero nada más. Un cirujano tampoco puede pensar según qué cuando abre un paciente. Intento concentrarme, sino estaría preocupada por cosas que quizás ni siquiera son reales. Para mí, cuando venimos a hacer la obra, ya es de los espectadores. Hay quien se te acerca y te dice: ‘tú en ese momento querías decir tal’, y en realidad querías decir otra cosa, pero es igual, ya es suyo. Como todo, al arte. Cuando miro un cuadro ya es más mío que del pintor, lo que yo siento es más importante que el pintor en sí. Es lo mismo. Ahora, lo que me importa, es que el espectador sienta, que se la haga suya.

– Y aquí el espectador, además, puede tener el recuerdo de la Sophia Loren y Anna Lizaran. ¡Casi nada!

Mi terapia particular es irme sacando peso. Sophia Loren, sí, es una actriz maravillosa, pero es que yo soy diferente, yo soy yo. No soy ni mejor ni peor, soy otra persona. Como Anna, que para mí es un referente, pero no puedo pensar así .. Ahora, si que si estuviera aquí si que le preguntaría muchas cosas. No sólo de este personaje, de otras cosas. A veces lo hacemos poco entre las actrices y los actores. Nos conocemos, pero no compartimos. No nos preguntamos: perdona, esa cosa que hacías tan maravillosa, como lo hacías?

– ¿Por qué?

Quizá sea mal, quizás vergüenza, que te puedan decir: ¿y a ti qué te importa? Pero seguramente no sería así. A veces tienes conversaciones de tren o de bar con compañeros que dices, ostras, porque no hablamos más cosas! Si un mecánico tiene una duda sobre un motor, le preguntará a otro, ¿verdad? Pues es lo mismo.

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– Ya para terminar. Tenemos ganas de volver a reír con la patinadora de los Premios Butaca que hacías con Albert Triola. ¿Tienes alguna comedia a la vista?

[Ríe] La verdad es que hay momentos en que como actriz necesito ponerme el payaso, porque es algo muy placentero que hacer. A principios de la próxima temporada hay algo un poco extraño, una especie de híbrido escrito por Marta Galan y dirigido por Marc Martínez: Conillet.

>> Podéis ver fotografías y una crónica del ensayo AQUÍ.

Texto: Mercè Rubià

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Mercè Rubià TWITTER

Periodista. Teatrera. Enamorándome de la danza y del circo. Advertencia: Si la mayoría de mis recomendaciones tienen muchos aplausos no es por falta de criterio (que quizá también), si no porque prefiero hablar de las obras que me gustan. Muy lejos de querer hacer (o ser) crítica.

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