De un tiempo a esta parte, el musical se ha consolidado como el género teatral top entre el público familiar. El protagonismo compartido entre música, coreografía y diálogo atrapa por igual a grandes y pequeños, algo a lo que también contribuye la progresiva especialización que el espectáculo vive en términos artísticos y de producción.
Por Esther Escolán
El teatro musical se gestó en lugares que los amantes del teatro conocen perfectamente. Muchos de ellos probablemente hayan organizado alguna escapada con el pretexto de ver un espectáculo que sabían que los haría vibrar como pocos. Hablamos del West End londinense o del distrito de Broadway, en Nueva York, que en las últimas décadas han acogido títulos como Cats, West Side Story, Mamma Mia, Anastasia, Los Miserables, Chicago, Sonrisas y lágrimas, Rent o El Fantasma de la Ópera, entre otras. Se trata de un género que, a pesar de vivir su Dolce Vita durante el siglo pasado, podríamos decir que se remonta a la Antigua Grecia, cuando las comedias y tragedias que se representaban ya contenían grandes dosis de música y danza.
Volviendo al presente, muchos de los musicales representados originariamente en Londres o Nueva York se han replicado después en todo el mundo. Hasta España han llegado una gran parte. En Cataluña, además, han proliferado varias compañías profesionales que se dedican explícitamente a un género que, durante los últimos años, ha demostrado ser la fórmula que consigue hacer disfrutar por igual a grandes y pequeños en el patio de butacas. Actualmente, en nuestro país hay más de 200 compañías que producen teatro familiar y que han encontrado en el musical una apuesta segura.
Cautivar el espectador
En los musicales, como decíamos, la música, las canciones, las coreografías y los diálogos tienen el mismo peso. Se trata de una puesta en escena que, por otro lado, necesita actores y actrices más completos, que sepan cantar, bailar e interpretar, a lo que ha contribuido aquí el hecho de contar con escuelas de teatro musical como Memory o Aules. Para Gisela Juanet, jefa de proyectos de Viu el Teatre, “en teatro familiar, la música siempre ha sido un elemento principal, incluso en compañías que no hacen teatro musical, sino que hacen teatro de objetos, mimo, clown…” A su parecer, “en muchos momentos, la música ayuda a conectar con el público de una manera más directa”, lo cual se pone todavía más de manifiesto en teatro familiar, “puesto que si al espectador no se le atrapa a través de la palabra o de aquello que estás representando, se hace a través de la música”.
Alicia en el país de las maravillas ‘, versión musical de Vivo el Teatro y Marta Buchaca
Viu el Teatre lleva 18 años programando y produciendo este género en el Teatre Poliorama de Barcelona. Con el paso del tiempo, Juanet celebra como “todos hemos ido haciendo las cosas cada vez mejor”, algo que juega a favor del género: “Hemos evolucionado sobre todo en calidad. En cantidad también.” En calidad, señala, “ha estado principalmente porque la formación de los actores es cada vez más completa y porque las compañías intentamos ser cada vez más rigurosas”. “Tenemos que hacer las cosas con la máxima calidad para que atraiga y guste al público” y esto, implica que “a pesar de que los presupuestos de este género son muy ajustados, intentamos contar con todos aquellos perfiles que entren en juego en la producción de una obra (dramaturgos, músicos…), algo que después se hace patente en la calidad del espectáculo”.
Tándem artistas-público
Juanet también hace énfasis en el hecho de que la música “provoca una cosa mágica en los niños, conecta emocionalmente y, además, permite que el espectáculo avance”. A pesar de que cada vez hay más herramientas como los ensayos abiertos, las encuestas y las redes, que permiten coger la impresión de los espectadores, para la jefa de proyectos de Viu el Teatre todavía queda mucho trabajo por hacer: “Tenemos que escuchar más el público. Cuando artistas y creativos trabajen más de la mano con familias y educadores, será cuando el sector coja más impulso.”
Otro experto que hace referencia a la facilidad con la cual la música consigue cautivar al público es Miquel Agell, director de Lazzigags, compañía que debutó al género hace 20 años con Supertot. Agell trabajó con productores como Dagoll Dagom, Ricard Reguant o Coco Comin; conocía el género como actor y esto fue determinante a la hora de empezar a producir teatro. “El género musical en el formato familiar es más fácil que entre: gracias a la música abraza más edades y permite llegar a un público más heterogéneo”, señala. Un musical quizás se dirige a niños a partir de 8 años, pero aun así, dice, “la música, junto con la escenografía, las luces, etc. te permiten llegar también a los más pequeños y hace que, por ejemplo, un niño de 5 años pueda seguir una trama como la de Tom Sawyer, cosa que solo con texto sería imposible”.
Un propósito
En el teatro infantil siempre ha habido canciones, pero el musical tiene una estructura propia. “Las canciones no son casuales, sino que tienen un propósito y están plenamente integradas en la trama”, apunta Agell, a la vez que remarca cómo “la música y la coreografía sirven para transmitir algo”. Así, se trata “de un formato pensado para toda la familia” y es que “la música no solo contribuye a crear ambientes, situaciones y emociones, sino que también ayuda a transmitir el mensaje.” Agell menciona aun así “el efecto contagio” y la progresiva profesionalización de las compañías que producen musicales, un género no exento de dificultades, como ya avanzaba Juanet. Agell hace referencia a que “hacer musicales para el público familiar es caro, poco agradecido y costosos a la hora de hacerlos rodar”. Para el director de Lazzigags, “tampoco son fáciles de desplegar, porque necesitan técnicos cualificados que sepan montar y desmontar en tiempos muy ajustados”. Ambos hándicaps, lamenta, “marcan mucho nuestra actividad”.
Democratización del género
La Trepa, compañía que durante los últimos años regenta el Jove Teatre Regina de la ciudad condal, se estrenó en teatro musical en 2003, con La cigala i la formiga. Desde entonces el 100% de las producciones que han hecho (una o dos cada año) han sido teatro musical, donde tal como señala su directora artística, Mariona Campos, “tanto el texto como la música tienen el mismo protagonismo”.
Fragmento del ‘Sueño de una noche de verano’ de la compañía La Trepa
A su parecer, “el teatro ha pasado por varias épocas, una más reivindicativa, una más estética, etc. y el musical nace al calor de una época de bonanza económica. Se trataba de historias que explicaban algo y que se habían gestado en circuitos como Broadway o el West End, que les otorgaban un aire elitista”. Poco a poco, continúa, “se convirtieron en productos más comerciales, al alcance del todos los públicos, que también servían para introducir a aquellos espectadores más noveles en el mundo del teatro”.
Para Campos, el musical se ha consolidado en nuestro país aun así “porque se nos ha dado muy bien”. “Para nosotros –señala-, lo más importante es que la música nos ayude a hacer avanzar el espectáculo. También sirve para relajar al espectador, en obras y momentos especialmente tensos, y para dar continuidad al espectáculo.” “Si las canciones están bien hechas y coreografiadas, si además son pegadizas y se han podido grabar en un CD, se crea una cosa como de culto y que te ayuda a perdurar en la memoria del espectador”, dice la directora artística de La Trepa.
“Si hay un auge es porque al público le gusta los musicales”, sentencia, hecho al que, a su parecer, contribuye el hecho de que en Cataluña, “cada año se representan un gran número de producciones propias, no solo importadas. Hay muchos autores y canciones, y trabajamos de otro modo, por eso es algo que ha acabado cuajando.”
Vaig veure el musical del Antonio Banderas a Málaga
Ara m’hagradaría veure Wet side histoiri. No sé si será molt car.
Gràcies.