Tras varios años combinando proyectos propios con encargos, el director y dramaturgo Iván Morales ha podido finalmente levantar una idea que llevaba tiempo persiguiendo. El reto no es menor: adaptar al teatro El día del Watusi, una novela monumental y compleja de más de mil páginas que Francisco Casavella concibió como un único libro (aunque se publicara en tres volúmenes). Esta gran novela de la Transición —desde los setenta hasta los primeros años noventa— sacudió el panorama literario barcelonés al revelar lo que se escondía bajo la alfombra del relato triunfalista de la prosperidad.

La adaptación, reconocida con los Premios de la Crítica 2024 al mejor espectáculo, mejor dramaturgia y mejor dirección para Iván Morales, cuenta con un reparto formado por Anna Alarcón Juan, Eduard Alves, Guillem Balart, Artur Busquets, David Climent, Raquel Ferri y Vanessa Segura.
El protagonista, Fernando Atienza, es un superviviente que se gana la vida desde los márgenes sociales. Para Morales, este personaje “es una versión moderna del pícaro, demasiado aturdido para entender lo que sucede, un desclasado que interpreta el mundo a partir del único mito en el que ha creído: la fábula del Watusi”. El personaje del “xarnego” de barrio que busca ascender socialmente se ha comparado con el pijoaparte de Juan Marsé, pero Morales subraya que en El Watusi “también están Bola de Drac, la historia de la Transición, la cultura pop, el Somorrostro, el manga, Brighton 64, Pujol, Sisa, el asalto al Banco Central, los punks o José Feliciano”. Marsé, poco dado a los elogios, dijo que Casavella, fallecido de un infarto a los 45 años, era uno de los narradores más talentosos de su generación y, sobre todo, que poseía un universo propio.

Francisco Casavella, any 2008. Imatge: Lisbeth Salas (El País)
“Sentía desde hace tiempo la necesidad de articular un relato escénico colectivo de nuestra historia reciente desde una perspectiva no hegemónica”, explica Morales. “Llevaba años enamorado de la obra de Casavella, y leer este libro en concreto me contagió su ambición febril». El director ha intentado ser lo más fiel posible al alma del libro, consciente de que toda adaptación implica cierta traición. “Este es nuestro Watusi , dialogamos con él desde quiénes somos hoy y desde el lenguaje escénico y dramatúrgico», afirma. «Hay tantas adaptaciones posibles del Watusi como lectores ha tenido la novela». Morales ha trabajado con el compromiso de llevar el texto a escena desde una mirada tan honesta como intensa.
«Hay tantas adaptaciones posibles del ‘Watusi’ como lectores ha tenido la novela»
En la novela, la música y el baile actúan como vías de éxtasis y búsqueda mística, y esa dimensión es también clave en el espectáculo. “La música está presente constantemente —explica el director—, ya sea para acompañar emocionalmente a los personajes, para definir el propio artefacto escénico, para aportar ritmo, convertir el ritual teatral en una fiesta o profundizar en la dimensión más espiritual del viaje de los personajes.” En la adaptación suena música en directo de Los Bravos, Els Surfing Sirles, ABBA, Bob Dylan, Radio Futura, entre otros.
Llevar al teatro una novela de culto que ha influido a toda una generación de lectores y escritores es arriesgado, pero el mayor temor del director sería hacer una obra “muy fiel, pero muy aburrida… La novela es insuperable; la obra de teatro tiene que ser otra cosa. El teatro reverencial no me interesa en absoluto.” La adaptación tiene como hilo conductor la búsqueda de arraigo de su protagonista y su intento de comprender el episodio traumático que lo obsesiona.
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