El Maldà vuelve a la infancia con 'Aquellos días azules'

Mercè Rubià

Tras el éxito de la temporada pasada, la generación del Doraemon, los ganchitos y la Fanta vuelve a viajar a la infancia con Aquellos días azules, el cabaret poético de Marc Artigau.

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Oliver y Benji corren por un campo eterno durante capítulos, llega el ET, el poner cera-pulir cera de Karate Kid, el tragabolas, el Tomàtic y las primeras Game Boy. Si nos trasladáramos por unas horas a la niñez de los jóvenes que nacieron en los ochenta, seguro que encontraríamos muchas de estas cosas. Marc Artigau lo revive con Aquellos días azules, un collage de veinte y cinco microescenes que dibuja la infancia de la generación de «Fanta, los ganchitos y el Doraemon». De hecho, también la suya y la de los tres actores de la obra: Robert González, Jordi Llovet y Joan Solé. No esperéis, sin embargo, un espectáculo de Peter-Panes. No son tres jóvenes que no han sabido hacerse mayores, sino un retorno en la infancia desde la juventud, con un recuerdo aún fresco que permite acercarse sin rodearse de algodón, reviviendo también los momentos más ácidos y crueles, el cinismo, los apodos y las burlas.

La obra, explica Arigau, transita por un «tobogán emocional» que hace que el espectador pase de reír a llorar en unos segundos -«como los niños»- con canciones, escenas teatrales, la poesía de Estellés, un cuento de Quim Monzó y, atención, la primera sardana escatológica de la historia de Cataluña. En escena sólo están los tres actores, que se sirven de tres sillas y tres instrumentos -clarinete, guitarra y piano- para, eso sí, utilizar un gran despliegue de elementos dramatúrgicos y narrativos que construyen un cabaret poético lleno de humor y acidez que acercará a la infancia no sólo a los jóvenes que retrata; el primer beso, las vacaciones de verano o el poema de Navidad encima de la silla no son patrimonio exclusivo de ninguna generación.

MARC ARTIGAU Y EL ÉXITO DESDE LA DISCRECIÓN

Sólo echando un vistazo a los espectáculos de esta temporada, podemos ver que Marc Artigau forma parte del equipo de muchas de las obras de éxito. Ha ayudado Oriol Broggi en el texto de Una giornata particolare, ha escrito las letras de El Petit Príncep (mejor disco infantil de la Revista Enderrock), está nominado a los Premios Max en la categoría de mejor texto con Un mosquit petit y ha hecho la adaptación de Moby Dick, que agotar entradas la temporada pasada y ésta, cuando ha recibido el Premi Butaca al mejor espectáculo para público familiar. También ha estrenado Arbres con La Virgueria, ha participado del proyecto Ones Lliures de teatro radiofónico y está haciendo de ayudante de dirección de Julio Manrique en El curiós incident del gos a mitjanit que se estrenará este mes de abril. Sin duda, hay que seguirle la pista.

Texto: Mercè Rubià

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Periodista. Teatrera. Enamorándome de la danza y del circo. Advertencia: Si la mayoría de mis recomendaciones tienen muchos aplausos no es por falta de criterio (que quizá también), si no porque prefiero hablar de las obras que me gustan. Muy lejos de querer hacer (o ser) crítica.

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