Cuando el escritor de ciencia ficción William Kotzwinkle perdió a su hijo por complicaciones en el parto, se encerró en casa y en un fin de semana volcó todo su dolor en un libro: El nedador del mar secret. Publicado en 1975, supuso un gran éxito, ya que hablaba de la experiencia de un duelo perinatal desde el punto de vista del padre. Se tradujo a varios idiomas, entre ellos el catalán, ganó premios como el National Magazine Award… y desapareció en la inmensa vorágine de estrenos literarios.
Ahora la compañía La Danesa recupera la historia de Kotzwinkle, que podrá verse hasta el 19 de diciembre en la Sala Petita del Teatre Nacional de Catalunya. Jumon Erra firma la adaptación, que interpretarán Francesc Cuéllar, Júlia Santacana y Albert Mora. La historia cuenta cómo un escultor, después de perder al hijo recién nacido, encuentra en el arte la vía para empezar a aceptar el bache vital. «A menudo necesitamos procesos largos para entender lo que nos pasa en la vida», afirma Erra. El nedador del mar secret comienza cuando la mujer rompe aguas y el matrimonio debe superar muchos obstáculos hasta llegar al hospital, atravesando un territorio montañoso, donde las casas están esparcidas, aisladas unas de otras, y las distancias deben recorrer por caminos rurales y con furgonetas viejas.
Romper el tabú
«El duelo perinatal fue un tabú, pero el teatro lo está rompiendo», explica Jumon Erra. Los espectáculos Llibert, de Gemma Brió, y Una gossa en un descampat, de Clàudia Cedó, fueron los primeros en poner en escena esta vivencia que afecta a casi cinco de cada mil nacimientos. Aunque estos espectáculos mostraban el duelo por la muerte perinatal desde el punto de vista de la madre, ahora ponen el foco en la vivencia del padre. La compañía La Danesa cree que poner en escena la aceptación de la pérdida ayuda a visibilizar este hecho. «Hablar de las cosas hace que existan. Nos lo han enseñado las feministas», explica Erra. En este caso, considera que el punto de vista del hombre es interesante porque, «mientras la mujer parece, el hombre es parte implicada y, al mismo tiempo, testigo». La obra se basa en la experiencia real del autor: «En los años 70 lo echaron del hospital y tuvo que volver conduciendo la furgoneta, debiendo gestionar todo esto solo. Sus cicatrices son de una otro tipo», dice el dramaturgo.
La directora del Teatre Nacional de Catalunya, Carme Portaceli, también considera que el espectáculo hace una aportación importante porque «da voz a los sentimientos de un hombre», ya que «tradicionalmente no tenían por qué oír nada». Miguel Bosé cantaba décadas atrás que «los chicos no lloran». Por suerte, los tiempos han cambiado.
El nedador del mar secret ha podido hacerse realidad gracias al impulso del Premio Quim Masó, el certamen impulsado por Bitó, productora que gestiona el Festival Temporada Alta, y el Teatre Nacional de Catalunya, que acoge los textos ganadores.
Más información, imágenes y entradas en: