Dani Mateo: "La función de la comedia es sobrellevar la vida"

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Por Iván F. Mula / @ivanfmula

Periodista, cómico y presentador de radio y televisión, Dani Mateo llega a Barcelona con su nuevo show de humor Nunca os olvidaremos. El actual colaborador de El intermedio (La Sexta) comparte escenario, en esta ocasión y por primera vez, con Raúl Cimas y J.J. Vaquero para mezclar, a través de la comedia, lo humano y lo divino en busca de respuestas para la gran incógnita de la humanidad.

DANI MATEO: El show propone una situación en la que los tres cómicos que lo protagonizamos morimos. Entonces, frente a la tumba del que ha muerto, los dos que quedan vivos, hablan de él y hacen un pequeño roast. Después, el muerto resucita y hace un monólogo reflexionando sobre lo que ha sido su existencia y sobre la vida en general. Y por esto, pasamos los tres. Ésa es la estructura.

TEATRE BARCELONA: El hecho de que habléis de un muerto, aunque sea una muerte simbólica, ¿hace que seáis más suaves con vuestros comentarios?

Al contrario. Lo bonito es hablar mal cuando el otro no te oye. Siempre hay que hablar mal a la espalda. Es algo muy tradicional que no debemos dejar que se pierda nunca. (Ríe) En el espectáculo, al principio, la idea es hacerle un panegírico a cada uno, intentando hablar bien del muerto pero, al final, la realidad se acaba imponiendo y nos ponemos a parir.

¿Crees que la función del humor tiene que ver con tocar temas delicados como la muerte para que nos podamos reír de lo que no nos gusta o nos da mal rollo?

Totalmente. Para mí, el humor es reírse de la muerte. Y por muerte me refiero a lo malo de la vida. Poder reírnos de lo que tenemos que soportar porque no hay otra, porque no nos dejan escoger qué tipo de vida queremos. La vida tiene lo que tiene y te pasa lo que te pasa. Pero, frente a eso, tienes el humor que te permite ver las cosas desde otro punto de vista y, en vez de hundirte, flotas. La función de la comedia es sobrellevar la vida.

Es la primera vez que coincidís J.J. Vaquero, Raúl Cimas y tú en un mismo espectáculo. Sois una combinación muy peculiar, ¿no crees?

Creo que lo bonito del espectáculo es que son tres estilos de comedia muy diferentes. Eso también te permite disfrutar de todo el montaje porque lo enriquece. Aunque juntamos a fans de cada uno de nosotros, todo el mundo se ríe con los tres. No ves que cada grupo de fans se ría solo del cómico que les gusta más: todo el público disfruta todo el rato así que algo habremos hecho bien.

¿Habláis de política en el show?

¡Claro! Hablamos de toda la vida. Así que también hablamos de política y hablamos de la bandera… pero no te puedo decir más…

¿Crees que ha habido en nuestro país un retroceso en cuanto a la libertad de expresión?

Le he dado muchas vueltas a esto y he llegado a la conclusión de que las redes sociales son como la casa de Gran Hermano: todo se magnifica. Así que no creo que estemos en un momento peor para la libertad de expresión que otros momentos pero las redes hacen que todo parezca más grande. Todo parece más terrible. Todo parece más dramático. Todo es el fin del mundo. Y luego, das un paso atrás y dices: “O no. Todo está igual que siempre”.

¿Cómo valoras hoy la polémica en torno al sketch de la bandera que protagonizaste en El intermedio que ahora mencionabas?

Para mí, es agua pasada. Creo que es un daño colateral propio de la comedia. Si haces comedia y, sobre todo, si haces humor político, alguna vez se va a liar. Y creo que nos calentamos todos mucho en aquel momento y, como pasa siempre, al final, todo el mundo se ha dado cuenta de que era una tontería. No le daría más importancia porque creo que no la tiene. Creo que el tiempo ha hecho que se rebajen un poco los ánimos que era, originalmente, la intención del sketch: denunciar el exceso de tensión que hay en la calle. Al final, lo que no logra la comedia, lo logra el tiempo. La gente tiene muchos problemas más importantes en los que pensar antes que en un sketch de un programa.

Va unido a la profesión, ¿no?

Ser cómico es un poco como ser un boxeador: a veces, ganas el combate y, otras veces, caes en la lona… pero el combate sigue. Así que toca agachar la cabeza y a seguir haciendo humor que es lo único que sé hacer.

Por otro lado, hay otro perfil de personas que se ofenden por temas más relacionados con lo políticamente correcto, en defensa de las minorías, el feminismo… y, muchas veces, sin embargo, se les mete en el mismo saco con los ofendidos de la extrema derecha. ¿Tú haces esta distinción o crees que son dos caras de la misma moneda de un momento en el que todo se magnifica?

Yo creo que a la comedia no hay que ir con ánimo de ofenderse porque te ofenderás. La comedia, inevitablemente, frivoliza los temas, los convierte en materia cómica. La comedia no tiene la función de la filosofía. No pretende que crezcas como persona, que te haga pensar al detalle todos los asuntos… La comedia quiere que te descojones. Incluso de los temas más serios y más sesudos. Que te rías. Y para hacerte reír, hace chistes, burla, utiliza trucos y frivoliza. Como dice Milan Kundera, entre lo leve y lo grave, la comedia claramente pertenece a lo leve. El problema es que, ahora mismo, la comedia, por las redes sociales, también llega a mucha gente a la que no le gusta la comedia. Y muy pocos ofendidos son amantes de la comedia. Son dos mundos que colisionan: gente a la que no le gusta la comedia con los que hacemos comedia y compartimos espacio. Eso genera fricciones. La comedia sirve para quitarle importancia a las cosas porque, al final, sales un día a la calle y te atropella un camión de la basura o un patinete eléctrico, como ya ha pasado. ¿Quieres más evidencias de que la vida es un chiste?

Como catalán, ¿qué significa para ti venir a actuar a Barcelona?

Me encanta. Ir a Barcelona es ir a casa y ver a tu familia. Y lo que opine tu familia de lo que haces es muy importante. Y voy a la ciudad que hizo famoso al tío que hizo que yo me dedicara a la comedia que es Pepe Rubianes. Así que unas ciertas mariposas en el estómago siempre sientes.

¿Echas de menos a Rubianes, teniendo en cuenta el ambiente político en el que estamos?

Todos los días pero no por el ambiente político. Por todo. Por su forma de entender la vida, por sus reflexiones y porque era un tío que hacía la vida mejor. Por eso. Todos los días.

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