Llevar el teatro a todos los barrios y pueblos de Cataluña. Concretamente, el teatro infantil. Una declaración de intenciones que este año cumple 45 años. Ya no lo llamamos teatro infantil ni teatro para niños. La etiqueta es ahora teatro familiar. Y el Jove Teatre Regina es, sin duda, la casa del teatro familiar. Pero sobre todo, por encima de etiquetas, es una de las casas de teatro con más solera llevada por una de las compañías más longevas del panorama catalán: La Trepa.
Maria Agustina Solé Riumalló es una de sus fundadoras. Mariona Campos es su hija y la actual directora del teatro. Cuarenta y cinco años ofreciendo espectáculos para niños y mayores, educando a todo un país en las artes escénicas, transmitiendo el amor por el teatro a los más pequeños, haciendo explotar la imaginación y la creación a todo cerebro en proceso de creación. A ambas mujeres se les escapa la pasión por su trabajo en cada palabra. Dos caras que marcan la evolución del teatro en nuestro país desde el inicio de la democracia.
Combatiente de tú a tú con los poderes fácticos, Agustina y muchos más faranduleros de la época consiguieron convencer a las autoridades locales de gestionar el Festival Grec. La gestión la llevó la Assemblea d’Actors i Directors de Catalunya (AAD), pero en el interior había varias tensiones. Agustina formaba parte de la sección más anarcosindicalista, la de la Assemblea de Treballadors de l’Espectacle (ADTE). De esta organización salieron compañías como Comediants y Dagoll Dagom, entre otras. La Trepa fue una y, cuando el ADTE decidió autogestionar el decadente Cinema Diana y transformarlo en Saló Diana, pidió quedarse la franja de las mañanas del fin de semana para hacer teatro infantil.
Pero uno de los puntos de inflexión más importantes para La Trepa, y para otras muchas compañías, fue cuando Agustina se plantó en las oficinas centrales de La Caixa y pidió ayuda financiera para llevar el teatro infantil a las escuelas . Cabe decir que en aquellos años todo estaba por hacer y la predisposición de estos poderes era mucho más alta. De ahí surgió la iniciativa de La Caixa en las escuelas y durante diez años todas aquellas compañías infantiles que empezaban tuvieron la oportunidad de desarrollarse profesionalmente más allá de lo que podían hacer en las salas privadas. Tras la gestión de La Caixa, fue la administración pública quien desarrolló las campañas escolares de teatro, y muchas compañías, como La Trepa, dependen de ellas para sobrevivir.
Sin embargo, La Trepa es importante tanto como compañía como gestora del Teatre Jove Regina. En 1988 decidieron tomar el Teatro Regina y darle una vida nueva. Agustina, Maties Gimeno, dramaturgo, adaptador y actor, y Francisco Campos, técnico de iluminación y sonido, fueron sus fundadores. Desde entonces, muchas generaciones han conocido a Regina como el teatro donde habían visto teatro desde pequeños. Ahora vienen con los hijos. Agustina y Mariona recuerdan con orgullo algunas de las obras que llevaron, dirigidas a los más pequeños, pero también muy bien recibidas por los adultos. “Presentamos el lenguaje del teatro en cerebritos que se están formando para que, poco a poco, vayan participando. Pero esto no quiere decir que el resto de cerebros no puedan disfrutarlo”, aclara Mariona. En este sentido, obras como El cas de la torxa olímpica captaron la atención de público y crítica, desde donde, de forma sutil, ya empezaron a denunciar la especulación inmobiliaria.
La producción de La Trepa a lo largo de estos años ha sido tan prolífica como cautivadora. Un total de 66 espectáculos creados, entre los que cuesta destacar pocos. Quizás las producciones internacionales, como las de El cercle de guix de Bertold Brecht que dirigió el italiano Carlo Formigoni o La bella i la bèstia del bosnio Hadi Kurich, donde se atrevían con un tipo de teatro mucho más crudo y atrevido que lo que se admite hoy en día. O Max i Milli de Volker Ludwig, donde se hablaba abiertamente del divorcio en una época en la que era visto como un gran tabú, difícil de tratar con los niños.
La Trepa ha sido también una compañía de grandes espectáculos, como Els tres mosqueters, que levantó junto a Focus y Rialles, y con la que fue finalista en los Max. Pero sobre todo es una compañía que ya entrada en 2000 ha creado muchos musicales, como El conte de Nadal, El somni d’una nit d’estiu o Gats (que nada tiene que ver con la Cats de Broadway). Musicadas o habladas, las obras de La Trepa siempre han sido creadas para hacer de espejo de los problemas sociales del momento, tanto como para pedagogía como para hacer un poco de humor.
Desde 2013 es Mariona quien gestiona el teatro y la compañía. Puede parecer que esta decisión era la que tocaba, pero sólo Mariona sabe lo que representó, la responsabilidad que asumió (y asume). Habla de corazón, de una decisión absolutamente romántica. Dice que Regina es una familia, pero sobre todo “que es una herencia, una herencia de Barcelona. Es mi historia y la de otros muchos niños que han venido aquí”. El trabajo realizado por Mariona sigue brillando con luz propia con espectáculos como LLa frenètica faula de la llebre i la tortuga o la próxima producción, Els núvols de Aristòfanes.
El Jove Teatre Regina seguirá ofreciendo este año teatro para todas las familias, pero también teatro para jóvenes y adultos (su programación de stand up comedy ayuda también a cuadrar las cuentas). Y, sobre todo, harán venir a las escuelas, sin duda el público que permite la supervivencia de una compañía que pide más reconocimiento para el teatro familiar. Ellos están ahí siempre, no sólo durante Navidad.