Cristina Genebat: "Mouawad consigue una gran catarsis, como las tragedias antiguas, pero con las palabras de hoy"

Redacció

Incendis no fue una obra más. Marcó un antes y un después en La Perla 29, impactó miles de espectadores y dio a conocer en nuestro país su autor, el libanocanadenc Wajdi Mouawad. Más tarde llegaron dos obras más de la tetralogía La sangre de las promesas: Litoral y Cels. Ahora Oriol Broggi dirige Boscos, la única pieza que faltaba para ver en Barcelona. Además, la Editorial Periscopi publica la tetralogía completa. Hablamos con Cristina Genebat, actriz y traductora de la obra, artífice también de traducciones y adaptaciones de éxito como El curiós incident del gos a mitjanit o L’ànec salvatge, actualmente en el Lliure de Montjuïc.

Teatro Barcelona: Has traducido tres de las cuatro obras de la tetralogía La sangre de las promesas (Incendios, Cielos y Bosques) y conoces bien Wajdi Mouawad. ¿Qué tiene, que nos atrapa de esta manera?

Cristina Genebat: Mouawad es un trágico contemporáneo. Nos atrapa porque sus textos están muy bien escritos y hablan del alma humana. Y porque, como hablábamos el otro día con Oriol [Broggi], consigue un gran catarsis, como las tragedias antiguas, pero con palabras de hoy. Es un trágico con teléfono móvil. Consigue que empatiza mucho con sus historias porque hablan de ahora, de las guerras y los conflictos de nuestro tiempo.

Inevitablemente, sus orígenes han marcado su obra y que hable de estos conflictos.

Tuvo que emigrar con sólo 8 años, debido a la guerra del Líbano, primero en Francia y luego en Canadá. Creo que, de alguna manera, eso lo exorciza con sus textos. Habla de la guerra, pero también de la esencia del ser humano: de como queriendo hacer las cosas bien, las acabamos haciendo peor. Pero creo que también es un canto a la vida. Sus obras podrían terminar con un mensaje muy negativo, pero en cambio está el mensaje que el amor lo puede todo y que hay que amar, que hay que asumir que la vida es una paradoja continua y que hay que coger las cosas buenas. Sus personajes, a pesar de todo, siempre lo intentan.

«Las obras de Wajdi Mouawad son un canto a la vida»

Bosques, como Incendios o Litoral, es una búsqueda incesante de los orígenes. ¿Qué tiene de especial o diferente?
Las tres primeras son tres búsquedas de la identidad. Cielos es a la inversa. En la última parte de la tetralogía, Mouawad hay busca el porqué del terrorismo y además, lo hace con mucha intuición; es un visionario. A Bosques creo que tenía ganas de hablar de Europa. La búsqueda de los orígenes la hace la Loup, una adolescente canadiense, pero sus orígenes la llevan a Europa y pasa por diferentes guerras. Vemos la Primera y Segunda Guerra Mundial, la caída del muro de Berlín … A Incendios, aunque también hay una parte en Canadá, habla sobre todo de la guerra del Líbano, y Litoral de las guerras de Oriente. Aquí vemos diferentes conflictos que, en realidad, son un gran conflicto. Hay razones para creer que está pasando ahora tiene que ver con lo que pasó hace unos años, y lo que pasó hace unos años, con otro hecho anterior … El origen de muchos conflictos actuales se remonta a estas guerras del siglo XX.

Es la que tiene más personajes y transcurre en cuatro épocas diferentes. ¿Es la más complicada de llevar a escena de las cuatro?

Pienso que sí. Oriol comenzó por Incendios porque tiene algo muy redonda, se había hecho la película … Litoral es similar y Cielos es más sencilla: cinco personajes en un espacio único. Bosques pasa por diferentes espacios, épocas … Hay un bosque, una ciudad, Francia, Canadá, la nieve … Es tal la envergadura del espacio, de las épocas, de los personajes, que es un gran reto para un director. Oriol conoce muy bien el Wajdi y creo que está bien llegar habiéndolo trabajado. No sería fácil coger Bosques en primer lugar porque debes conocer su textualidad y cómo funciona. Oriol, en este sentido, ya tenía muchos deberes hechos y lleva un bagaje importante.

¿Como se han resuelto los diferentes espacios?

Es muy simple, el espacio evoca directamente a los bosques. Luego entras en la Biblioteca ya sientes el olor de las hojas y la tierra. Encima hay diferentes tratamientos de la luz, del vídeo y movimientos de algunas piezas de la escenografía que entran y salen, pero básicamente huele a tierra. Cada una de las obras de la tetralogía es un elemento: agua, fuego, aire … Bosques es la tierra.

«Wajdi ama las mujeres y las respeta, y además las entiende y las sabe escribir. Esto no ocurre con todos los autores»

En la obra hay un peso importantísimo de la mujer. Es, sin duda, la gran protagonista de la obra a través de diferentes generaciones y, sobre todo, a través de una maternidad muy trágica.

Sí, muestra un existir de la mujer muy trágico. La mujer hace el más grande y más magnífico que se puede hacer: dar vida. El Wajdi ama las mujeres y las respeta, y además las entiende y las sabe escribir. Esto no ocurre con todos los autores. Creo que tiene muy en cuenta que hay una premisa muy importante para que las cosas vayan bien: la igualdad de género. No lo dice directamente, pero está presente en todas sus obras.

A lo largo de la obra diferentes mujeres se ven obligadas a renunciar a la maternidad, o ‘abandonar’ sus hijas por diferentes motivos, pero nunca se las juzga.

En algunos casos estas mujeres pueden equivocarse en algunas decisiones, pero siempre hay amor, siempre aman, y por eso emociona tanto. Mouawad no opina. Ellas se han visto obligadas a dejar a sus hijos. En algunos casos por dolor, en otros por la muerte o por culpa de la guerra.

Siempre hay un canto a la vida, como decías antes.

Exacto! Nunca es un abandono por odio, nunca es por rabia, nunca es por pereza o por falta de voluntad. La esencia siempre es positiva. Esta es la gran paradoja de que el Wajdi siempre tiene ganas de contar a sus obras. El ser humano es una gran paradoja: la equivocación, el amor … de las grandes tragedias salen grandes alegrías, y de las grandes alegrías, grandes tragedias.

Háblanos de tus personajes.

Hago tres personajes. El Aimée, que sitúa la acción en 1989. Sólo empezar la función vemos como sufre un ataque de epilepsia durante la celebración de la caída del muro de Berlín. Le encuentran un tumor en el cerebro, pero finalmente ven que es un hueso que viene de otra época. Años después será también el punto de partida de la búsqueda de la Loup, su hija, a sus orígenes. También interpreto Sarah, una mujer que se une a la resistencia judía francesa durante la Segunda Guerra Mundial. Y Odette, la primera mujer de esta historia. Una mujer que en 1874 se queda embarazada de un gran empresario y que, después de que éste la rechace, se termina casando con su hijo, Albert. Ambos se van a vivir en el bosque para crear una nueva civilización y empezar de nuevo, pero parten de una gran mentira …

Mouawad describe un mundo en ruinas donde, como dice Albert, los más fuertes no protegen a los más débiles, sino que los devoran. Pero también muestra la desgracia de los que no se enfrentan y se aíslan en este bosque.

Especula con esto: si todo está tan mal, si todo está tan podrido, qué se puede hacer? Por qué no lo ponemos en marcha todo a la mierda? Nos muestra qué pasaría si fuéramos al bosque, en una especie de Arca de Noé, con todo de animales y la familia. Pero tampoco funciona. Porque, los hijos, qué meten allí? Como lo hacen para estimar, como lo hacen para conocer gente? Como lo hacen para reproducirse, para vivir? Albert acaba encarcelando a sus hijos, aunque lo hace con buena voluntad, para salvarlos.

Los hijos le dicen: por mucho que el mundo sea horroroso, tenemos derecho a conocerlo. La Loup, como los protagonistas de otras obras de Mouawad, en cambio, al principio no quiere saber nada, ni de la madre ni de los orígenes.

Porque están muy enfadados. Lo que ven no les gusta. Es doloroso. Es como un parte, hace mucho daño. Para dar vida tienes que pasar por unas contracciones tremendas. Esto es un poco lo que les pasa a sus personajes. Es lo que le dice el Douglas [el paleontólogo que acompaña a la protagonista en su búsqueda] en la Loup: no puedes elegir. Por mucho que ella no quiere saber de dónde viene el hueso, sólo quiere enterrar a su madre y que se termine todo el cuento, él le dice que se ha de querer saber el porqué. El porqué te hará libre. Y efectivamente acaba siendo así, como le pasaba a la Jeanne y Simon de Incendios. Simplemente es que, de entrada, como están tan enfadados con la vida, no ven que tienen que empezar a investigar.

«Mouawad quiere saber la verdad de las cosas, aunque hagan daño. Ibsen, en El pato salvaje, defiende la mentira vital necesaria «

Ibsen, desde un punto de vista muy diferente, también habla de la necesidad o no de saber la verdad en El pato salvaje, de lo que has hecho la adaptación. ¿Ves alguna conexión?

En ambos casos se parte de una relación paterno filial muy dura. En El Pato Salvaje la de los Werle y Bosques la de los Keller. En las dos obras el hijo se aleja del padre por una herida. Y esto es algo que el Wajdi toca mucho: el mal que, sin querer, los padres hacen a los hijos. Pero en lo que hace la verdad o la mentira, creo que la tesis de Ibsen -aunque hay quien sale estando a favor del Gregor, que es quien dice la verdad- es que la mentira vital es necesaria. En cambio, me parece que el Wajdi quiere saber la verdad de las cosas, aunque hagan daño, porque limpieza. Habla de temas que son similares, pero el discurso es diferente. La gracia es que ambos son válidos.

Has traducido Koltès, LaBute, Molière… ¿Es más difícil de traducir Mouawad que otros autores?

La primera vez fue difícil encontrarle el lenguaje. Con Incendios, que fue la primera, tuve que elegir, darme cuenta de cómo funcionaba. Aunque era en francés, que es mi lengua -con el inglés sufro un poco más-, encontrarle el estilo fue complicado. Después, una vez lo tienes, ya es más fácil. Es cierto que no es un autor sencillo porque es muy elevado, elaborado y muy elegido, pero es apasionante. Estos días que estamos ensayando, incluso los Whatsapp me salen así!

¿Poéticos y elevados?

[Ríe] Dices cosas que no vienen a cuento, pero lo sientes todo el día y se te contagia!

Y como actriz, ¿es un autor difícil? Es muy poético, como decíamos, habla de cosas muy grandes y sus monólogos son impresionantes.

No, en realidad no es más complicado. Tienes que tener el aparato a sitio porque hablas mucho rato, lloras mucho y vas a algún extremo. Pero en este texto la emoción te viene a buscar, te encuentra. A veces los actores nos peleamos para conectarnos con algo ya mí -y me parece que la mayoría de actores- Mouawad me conecta mucho. Escribe desde una verdad que conmueve. Es cierto que es cansado. Son obras largas, alrededor de las tres horas. El Julio [Manrique] y Clara [Segura] acababan reventados con Incendios, y supongo que nosotros también, pero es tan bonito, apasionante, que te lo hace más fácil. Es mucho más complicado cuando el texto no te gusta tanto o no sabes por dónde cogerlo, entonces sí que sufres más.

Has traducido y adaptado muchos textos y en 2014 se estrenó tu primer texto, Santa Nit. ¿Veremos pronto otro texto tuyo?

Sí. Hemos escrito EVA a seis manos, con Marc Artigau y Julio Manrique para las T de Teatre, que celebran el 25 aniversario. Hemos trabajado mucho y ahora ya la tenemos terminada. Se estrenará durante el Festival Grec en el Teatro Romea, y me hace mucha ilusión. Me la siento muy mía porque he puesto mucho de mi parte.

Texto y fotos: Mercè Rubià

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